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viernes, 5 de junio de 2020

Jorge Santana, in memoriam

Dos mejicanos se relacionan con la movida de la música latina en la costa oeste de los Estados Unidos: Jorge y Carlos Santana. El primero se nos adelantó, el 14 de mayo de 2020.


No hace falta decir cuál era Santana y cuál Aguabella.

En San Francisco y principiando la década de 1970, lideró la banda Malo, con quienes alcanzó a figurar en el listado de Billboard, con el tema Suavecito (1972)* que, según Bobby Sanabria**, es una especie de himno nacional de los chicanos. Pero a Jorge, el hermano de Carlos, lo recordamos más por el solo que adorna una versión en vivo de El ratón, que según Cheo Feliciano también era el hermanito menor de Mickey Mouse. No cualquier versión, sino la del emblemático concierto de Fania en el Yankee Stadium, el 24 de agosto de 1973.


La bella carátula del primer álbum homónimo de Malo. Aparecen allí Popocatépetl e Iztaccíhuatl, protagonistas de la Leyenda de los volcanes, fijada pictóricamente por Jesús de la Helguera, muerto un año antes de salir el disco.

Santana participa en la composición colectiva de Café, I'm for Real, All for You, Everlasting Night; a su nombre figuran Offerings y No Matter. El primer conguero de la nómina es un puertorriqueño poco conocido, Víctor Pantoja; no así su remplazo, el legendario Francisco Aguabella, quien participó de la composición de Hela, Merengue; en solitario, firmó A la escuela.
Un número muy interesante nos dejaron el trompetista Forrest Buchtel y el cantante Arcelio García: Dance to my Mambo.  

*Está llegando a veinte millones de audiciones en Youtube, con lo que supera a muchos duros de la salsa. El ratón en vivo va por 142 mil.
**Jorge Santana, Guitarist Who Helped Shape the Sound of Latin Rock with Malo, Is Dead at 68. En línea.

domingo, 29 de marzo de 2020

In memoriam Manu Dibango (1933-2020)

La pandemia del coronavirus empieza a cobrarse la vida de músicos famosos. Manu Dibango es una figura conocida en el mundo latino quizá por haber aparecido en un concierto de Fania, interpretando Soul Makossa, canción que le dio la fama mundial. El éxito del sencillo de 1972 se produjo cuando alguien comenzó a tocarlo en fiestas, en Nueva York, luego en la radio negra de la ciudad. Alcanzó el puesto 35 de Billboard Hot 100 y las versiones son incontables. 


Soul Makossa fue el lado B del himno de la octava
Copa Africana de Naciones de Fútbol, celebrada en Camerún, en 1972.


Dibango, jugando con las sílabas de "makossa", el principal ritmo de su música, hizo una frase o coro, que Michael Jackson tomó prestado en Wanna Be Startin' Something y por lo que tuvo que arreglar con el autor.

Pero Dibango ya conocía los ritmos latinos, como que había formado en la African Jazz, esa como escuela de la rumba congoleña para él y otros músicos. Dicha rumba fue la aclimatación de los ritmos antillanos en África, promediando el siglo veinte.

De gira con Fania.



Billboard, 17-8-1974.


En una jornada histórica, Masucci y sus estrellas llenaron* un estadio con un cartel latino: el 24 de agosto de 1973, en el Yankee Stadium. Dibango actuó luego de la primera salida de Fania; la segunda quedó en el primer número, cuando el público bajó a las gradas y a la tarima...
Luego, Dibango fue invitado por Masucci al concierto del coliseo Roberto Clemente en Puerto Rico, el 18 de noviembre de 1973.
Por una nota de la revista Billboard, podemos reconstruir los conciertos del camerunés con las estrellas latinas de Masucci, en 1974: el 26 de julio, en el Madison Square Garden, más de veinte mil personas asistieron al show de Fania, Dibango, Jorge Santana y la "new ork" de Ray Barretto. El 3 de agosto, cinco mil aficionados acudieron al Centro de Convenciones de Miami Beach para el espectáculo de Fania y Dibango, acompañados por Celia Cruz, Jorge Santana, Los Jóvenes del Hierro y Café.
Dibango participó, con Miriam Makeba, del festival cultural Zaire 74**, del 22 al 24 de septiembre, en Kinshasa (hoy República Democrática del Congo). Por Estados Unidos lo hicieron B.B. King, James Brown y toda la plantilla de la Fania. 

Finalmente, Dibango grabó un disco con el Cuarteto Patria, en 1996, donde aportó su Rumba makossa, junto a los clásicos de todos los tiempos como El manisero, El paralítico, Son de la loma, incluyendo nuestro Ay, cosita linda

Manu Dibango visitó a Colombia en 2010, presentándose en el Hay Festival de Cartagena y en el auditorio León de Greiff de Bogotá.



Dibango con Barreto, Lavoe y Colón, en el ensayo del concierto
del Yankee Stadium.  Foto: Muriel, 2016.


*La reseña de Billboard (8-5-1973) calcula 35 000, mientras que Muriel pasa de 45 000. El aforo es de 50 287. 
** El festival tuvo más ganancia cultural que económica pues, siendo antesala de una pelea de boxeo que se pospuso, perdió la principal fuente de entradas que eran los turistas. Así lo explica la nota de prensa de The New York TimesEl documental del concierto muestra a Dibango por breves instantes, entreteniendo a un grupo de niños con su saxofón. Luego, sorpresivamente, no lo pasan en tarima.



Fuentes:

Arteaga, J. (2013). La historia de la salsa africana (segunda parte: De Kinshasa a Cotonou). Consultado en 29-3-2020. 

López, A. (2010). Manu Dibango visitará ColombiaConsultado en 29-3-2020. 

Muriel, T. (2016). Fania All-Stars: Salsa, Inc. [Cuatro décadas (y pico) de Nuestra Cosa Latina]. 

Venereo, R. (2020). Manu Dibango amó la música cubanaConsultado en 29-3-2020. 

jueves, 5 de octubre de 2017

Salvador Cuevas halando las cuatro cuerdas

Son muy pocos los bajistas famosos en el mundo de la salsa. Su instrumento tiende a ser discreto, no así en el caso de Salvador Cuevas (1955-2017). Habiendo nacido en NY y 1955, coincidía perfectamente con el boom de la salsa. César Pagano le ha hecho un homenaje radial, con entrevista incluida. 


Con Willie Colón, en 1989. Foto: Silvio H. Alava.
Cuevas fue de los primeros en manejar el bajo guitarra en la salsa.

De sus declaraciones llama la atención la modestia del personaje: afirma que, para no aburrirse siguiendo el patrón de bajo corriente, comenzó a experimentar, manteniéndose eso sí dentro de los límites de la clave. Cuenta, asimismo, que se atrevía a acercarse a la sección de metales, ver los papeles y comenzar a seguirlos con las cuerdas. Usaba, además, técnicas de otros géneros como el slap y el glisando. No paraba allí: de lo musical pasaba al show, bailando con el público y llegando al exceso, muy rock star, de destrozar un bajo por concierto.
Quiso su buena suerte que su canción más representativa sea el primer corte de un ábum clásico en la historia del género: Plástico (Blades).

Tocó con medio mundo, así que de nuevo nos guiamos por la selección de Pagano: 

Ojos (Ortiz); Plantación adentro (Curet), Buscando guayaba (Blades), Tiempo pa matar (Colón), Julia (Colón), Celo (Tim Maia), Mi sueño (Da Vila), La fiesta (Blades), Descarga a Cuba
Tumbao africano (Barreto). Colombia, te canto (Palmieri), A mí no me engañan (T. Guerra). El álbum Just Like Magic, de Latin Percussion Jazz Ensemble (con Eddie Martínez); Berimbau (no de Curet, como pone el disco, sino de Powell-Moraes); Amor soñado (Nogueras); Carnaval (Buarque), Gitana (Manzanita); Samba All Day Long (Dalto), Groovin' High (Gillespie). Ilê Pérola Negra
Para cerrar con broche de oro, una descarga con tres grandes de la música latina: Picadillo (Puente).


Foto: Facebook.

Ñapa: Petrit  Baquero ha dado un dato del alcance del influjo de Salvador Cuevas en Colombia. No en la salsa nacional, sino en el vallenato: José Vásquez, bajista del Binomio de Oro, reconoce haberle seguido los pasos, en los discos de Willie Colón. El ejemplo de ello es La candelosa (I. Romero).

sábado, 29 de agosto de 2015

Colón brasileño: ¿qué será?

Comenzamos registrando la muerte de alguien, pues acaso tenga que ver con lo que queremos averiguar. En diciembre de 1977 muere la escritora brasileña Clarice Lispector. Poco antes había publicado A hora da estrela, "historia sobre una inocencia conculcada, de una miseria anónima", en palabras de la autora.

Hace un tiempo exploramos las relaciones de Willie Colón con Brasil. Entre sus versiones, descuella la del clásico de Chico Buarque, O que será?, parte de su álbum del 1981, Fantasmas. Hace poco, un melómano ha llamado la atención sobre la introducción recitada por Colón a dicho número.





La cita.

Colón grabó en el 81, el libro es del 77. Según una rápida consulta, Siruela publicó la versión española ese mismo año. Ahora bien, ¿cuándo la conoció nuestro trombonista y por qué?





Es una versión libre de la Dedicatoria del autor. Por el contexto, podría uno decir que le interesó al músico por la preocupación social-comunitaria del asunto. Vean, pues, que Rubén Blades no era el único de Fania que sabía leer...

Inquietud vieja.

Santiago Gamboa, en una columna de 2013, pone en boca del escritor Willie McCoy, en el Juan Sebastián Bar, estas palabras: “Con Oh, qué será, Willie Colón logró algo que ni siquiera Carmen Balcells pudo hacer: vincular a Brasil con el Caribe”Ni más ni menos. 

El hecho lo conocía la escritora Ana Arzoumanian y le pasó el dato a la académica Małgorzata Oleszkiewicz-Peralba, quien lo puso, bien puesto, de epígrafe a una reseña de A hora da estrela. Con lo cual cerramos el círculo, por ahora...


jueves, 1 de mayo de 2014

Las audacias de Cheo Feliciano.


Yendo a los orígenes, nos topamos con Cheo, criado entre las panderetas de los pleneros de su natal Ponce. Esa sería la vertiente percusiva. La romántica hay que rastrearla en casa de sus padres, carpintero y ama de casa. Pues el jefe de casa tenía la bonita costumbre de relevar los domingos a su esposa en las faenas de la casa. Así, mientras él preparaba algo en la cocina, se acompañaba cantando algún bolero; al cual ella respondía haciendo dueto, mientras en su habitación se dedicaba al cuidado de su belleza. Ese concierto doméstico y las audiciones de Los Panchos completaban el entretenimiento musical de Cheo. Las figuras de su admiración en esa época eran Chucho Navarro y Carlos Julio Ramírez.

Chucho, voz segunda del trío, fundado el 14 de mayo del 44,
en asocio de Hernando Avilés y Alfredo Gil.
A fuer de tocaimero, principió cantando en los barcos que viajaban por el Magdalena.
Laureano Gómez le colaboró con su formación musical,
mas no lo recibieron en el Conservatorio, por estar "viciado de bambuco".

Pesaba más la urgencia rítmica, como que en su niñez y en asocio de sus vecinos, formó el Combo de las Latas, para armar tremendos rumbones a cualquier hora, a punta de caneca. Esta aventura aficionada y algunas lecciones musicales en su pueblo natal, es todo lo que hay sobre Cheo en Puerto Rico.


Cantante por accidente.

De haber tenido más de un trombón en la ponceña Escuela Libre de Música, puede que hubiéramos tenido un Cheo a lo Willie Colón. Pero los trombones llegaron al mismo tiempo de su traslado a Nueva York, cuando el inquieto aprendiz de música tenía unos 17 años.


Un timbalero entretiene a los parroquianos de Broadway y la 50.


En NY lo esperaban los mismos rumbones de su pueblo, mas el salto geográfico también se reflejó en un cambio tecnológico: Cheo superó la edad de los metales para llegar a la de los cueros. Los muchachos, según quiere su memoria, andaban para todo lado con una conga debajo del brazo. Y quiso la fortuna que en dichos rumbones menudearan los coristas, pero nadie se animara a llevar la voz líder. Ese accidente, según el propio Cheo, o contingencia más bien, le mostró la posibilidad de ser solista,  así como de darles rienda a sus inspiraciones.
Sin embargo, la idea de ser un gran percusionista no estaba cancelada, como que Cheo buscó a uno de los más destacados músicos de la época para oírle las lecciones: Francisco Bastar, alias Kako.

Kako, sanjuanero, menor que Cheo, hijo de bongosera y bailarina, y pelotero.
Principió sus andanzas musicales con Cortijo. También llegó a NY en el 52.

Si en cualquier parte se formaba un rumbón, el sitio en que se movían los hilos de la escena musical era la Unión de Músicos, en la 52 y la 8.a Avenida. Allí, tras el examen de rutina, Cheo se registró como percusionista. Aprovechó para conocer a los grandes, y trabajó de utilero en las bandas de Machito y los Titos. Esos camaradas de rumbones comenzaron a insistirle a Tito Rodríguez para que le diera una oportunidad a su ayudante. Para la anécdota vale aquello de se non è vero

-¿Pero Cheo, tú cantas?
-Yo soy el mejor cantante del mundo.

Tito sonrió y, entregándole las maracas, lo presentó en el Palladium, efectivamente, como el mejor cantante del mundo.
El número de su estreno fue Changó ta vení, con tal suceso que el público le pidió una más. Eso tuvo que ser hacia el 54. Esa misma canción le conseguiría el puesto en el sexteto de Joe Cuba, en remplazo de Willie Torres.


Oficio de cantante.

Octubre 5 del 57 es una fecha importante para Cheo, por doble concepto. En la mañana se casó, en la noche tuvo su primera presentación con el sexteto de Joe Cuba. Luego del baile, tomó a su mujer, una bailarina puertorriqueña, y salieron de luna de miel.

Para fines de la década, el sexteto había ganado tanto terreno que no lucía opacado en los bailes, cuando compartían tarima con los Mambo Kings. Era el fin de la era de las big bands, el relevo generacional en El Barrio.

Triunfos agridulces.


Parece que Cheo, por haber llegado ya grande a NY, no se tenía mucha confianza para cantar en inglés. En todo caso, en el 62 aparece el disco de la fama del sexteto. Steppin’ Out, en donde se registra el bolero Cómo ríen, de Feliciano y Jiménez (los mismos de El ratón). No vamos a citar A las seis, el cañonazo de Sabater que abre el disco. Sugerimos un número del propio Cheo, Que va, con una intro también contundente:


Recuerda Tommy Berríos que, cuando Cheo acabó de vocalizar el tema, se produjo un silencio, seguido de un emotivo aplauso. Entonces llegó la hora de grabar To be with you, y Sonny -como le decían los amigos a Joe Cuba, que de pila era Gilberto Miguel- le pidió a Jimmy Sabater que entrara a la cabina. Ahí fue Troya: Cheo le reclamó a Sonny diciendo que a él le correspondía, como vocalista del grupo. Se dijeron cosas feas, pero lo cierto fue que Sabater grabó el tema, y se le recuerda por ello.

De manera que para Cheo cantar en inglés era tabú. Todos repiten, sin embargo, que la única vez que se le midió a hacerlo fue cuando versionó Yesterday. Pues nos complace anunciar que hemos encontrado otra perlita, en que Cheo no se priva de rematar con aquello de ay, mamasita linda..., tan peculiar de su estilo:



et plus ultra.

La carrera de Cheo seguirá en ascenso, con un capítulo dramático: las descargas con Alegre, la ruptura con Joe Cuba; el disco con Palmieri, la caída en las drogas; la recuperación en Puerto Rico. Luego el triunfo y la consagración final, de Fania para acá.