jueves, 19 de diciembre de 2013

El patillero: de Herbie Hancock a Fruko

El patillero.

Lo primero que sabemos de Watermelon Man es que apareció en el álbum Takin’ Off, con que debutó Herbie Hancock (Chicago, 1940; en adelante, HH), en 1962. Con un sencillo de su canción, HH llegó a estar entre los 100 mejores de Billboard; pero sería Mongo Santamaría quien la llevó más lejos, ubicándolo dentro de las 10 mejores.


Sobre la composición se sabe lo siguiente: que HH la escribió con el fin de que le ayudara a vender su primer disco como director, el mencionado Takin’ Off. Se conoce también la anécdota de la inspiración: “Recuerdo el pregón del patillero recorriendo las callecitas y alamedas de Chicago. Las ruedas de su carreta marcaban el ritmo en las gravas del camino”. En la interpretación se destacan, además del piano del autor, la trompeta de Freddie Hubbard y el tenor de Dexter Gordon.

El patillero va al Bronx.

La manera en que Mongo Santamaría (1922-2003) conoce la canción del patillero es una típica anécdota: el azar de un encuentro. Resulta que Chick Corea, pianista de Mongo, se ausentó de una presentación del grupo en un club nocturno. Allí aparece HH y, a instancias de Donald Byrds toca su canción para Mongo. Este comenzó a acompañarlo en las congas, luego todo el conjunto. Aquello fue la locura del público. Luego del fervor de la noche, Mongo le solicitó permiso a HH para grabar la pieza, que salió en el álbum The Watermelon Man (1962-3). Solo cabe agregar que Mongo dijo, luego, que fue la única vez que supo que estaba grabando un batazo.
Volviendo atrás, no hemos dicho quién era Donald Byrds. Pues era un trompetista que, por esos días, tenía a HH en su banda y lo había sugerido, como ya se dijo, para remplazar a Corea. Como la audiencia era corta, los músicos se entretenían tocando y charlando. HH cuenta que Byrds estaba disputando con Mongo sobre las relaciones entre la música negra norteamericana y la cubana. Mongo decía que aún no encontraba el vínculo. Byrds le dice a HH, que los oía conversar como quien oye llover: ‘Toca Watermelon Man’. El resto de la anécdota ya lo dijimos.



http://www.youtube.com/watch?v=eLpii6eoaRc

De la carrera discográfica de nuestro patillero sabemos esto: que HH lo grabó en el Van Gelder Studio, Englewood Cliffs, New Jersey, el 28 de mayo de 1962. Para fin de año se lo hace conocer a Mongo, quien lo graba el 17 de diciembre, frotándose las manos, en un 45 que contenía además Don't Bother Me No More.

El patillero de nuestro barrio.

Hablando de patilla, no podemos evitar la mención de quien nos enseñó que las patillas algunas veces son amarillas, no como el corazón.


Los elementos son los mismos que inspiraron a HH: el patillero ‘al son de la carretilla va gritando su pregón’. Han pasado 15 años para que el patillero vuelva a estar en la tapa de un disco, esta vez como creación de Fruko y sus Tesos, inspiración de Roberto Solano. Fruko y Solano batearon tres veces: Los charcos, El patillero y Borincana.



http://www.youtube.com/watch?v=nvAebBs50TQ

HH nos transmitió el golpe de la rueda en la grava, Mongo le metió el corito, que le comunica mucha fuerza al ritmo. Solano nos dio el pregón, que nos negara HH, más un cuadro típico de cualquier barrio caribe. ¿Cómo se oiría el pregón en las callecitas de Chicago?

martes, 10 de diciembre de 2013

Ganas de enredar un bolero...

Acostumbrado uno a que los boleros sean llanos y contundentes (tipo Pretendiendo humillarme pregonaste...), no deja de sorprender que los haya un tris rebuscados, como en el caso que pasamos a comentar. Y no es porque menospreciemos el rebusque sino porque, como en este caso, se pone en aprietos a los cantantes y, de paso, a los que nos consagramos a la afición de canturrrear boleros.

Don Rafael Hernández Marín, alias El Jibarito, nació en la Isla del Encanto, para más señas Aguadilla, 1891. Es decir, está como cuatro generaciones atrás de quien esto escribe, y como cinco de quien esto leyere, si es que lo hay. El dato cronológico basta para entender que el mundo de referentes de don Rafael era otro. Lo mismo sus peripecias vitales, que podemos resumir didiendo que se fue a la USA, donde lo cogió -literalmente- la Primera Guerra, se licenció y formó un trío en que ya dejó ver sus inclinaciones mitológicas -o erotoastronómicas- con el tema Venus.

http://www.youtube.com/watch?v=jfVe14F1dLE

A estas alturas todo era 'Venus, astro de la inspiración'. Ya lejos de la cuerda astronómica compuso Perfume de gardenias, en que se tomó la licencia lingüístico-poética de decir:

Tu cuerpo es una copia
de Venus de Citeres,
que envidian las mujeres

A esto nos referíamos con las innecesarias complicaciones de un bolero. No sabemos cuál sería la cultura mitológica en tiempos de don Rafael, pero sí es cierto que el versito ha dejado perplejos a varios de sus intérpretes. Pero vamos por partes: ¿de dónde, don Rafael, las Citeres?.
Venus, como varios personajes mitológicos, no tenía muy claro qué poner en su registro de nacimiento. Una de sus cunas era la isla griega Citera, ubicada entre le Peloponeso y Creta. (Si Italia es como una bota, pueden figurarse al Peloponeso como una cabeza decapitada, agarrada por la coronilla). El gentilicio de una isleña, como en el caso de Venus, era citerea: y Venus llegó a ser la Citerea por antonomasia. Hasta aquí todo bien. Pero a don Rafael no le salía nada con ese consonante, ni con Citera: pues echó por el camino del medio convirtiendo a Citera en Citeres y solucionado el consonante con mujeres. Es decir, el delito de don Rafael es una rima fácil.

Ahora veamos qué han hecho los intérpretes con la rima fácil de don Rafael. Principiemos por donde toca. Don Javier Solís la cantó sin problemas:

http://www.youtube.com/watch?v=I_f8p0itXFw

Don Ibrahím Ferrer tampoco reportó problemas:

http://www.youtube.com/watch?v=H3b1ztTAjbI

Los Tres Reyes ya aumentaron la nómina de la canción, diciendo Venus y Citeres:

http://www.youtube.com/watch?v=AGWCnOwZazo

Los Panchos vuelven a poner las cosas en su sitio, la del cuerpazo es solo Venus:

http://www.youtube.com/watch?v=Y2bIDCgaFBA

A Bienvenido Granda se le chispotió en el mismo sentido que a los Reyes:

http://www.youtube.com/watch?v=1QTgqPBXil8

Si bien el Bigote corrigió la plana (falta ver cuál fue su primera versión rafaelina):

http://www.youtube.com/watch?v=usP0uGMhhSQ

Nuestro Bobby Capó -como decía Ismael- también la regó:

http://www.youtube.com/watch?v=yH7tx8UnD9Q

Last -y para mí least-, Fernández no se pone de acuerdo si es y o es de, a más del extraño Ciperes -¿si Pérez?-:

http://www.youtube.com/watch?v=ZizBUJfBGyk

Esa fue la pesquisa musical. En el campo poético, al menos un poeta conoció a las susodichas Citeres. Nadie menos que don Guillermo Valencia, en su Leyendo a Silva, dice:

Allí, cual casto grupo de núbiles Citeres,
cruzaban en silencio figuras de mujeres


Lo cual parece más que una coincidencia, habida cuenta de que esta poesía es de 1896.
En todo caso, la alusión a la Citerea es clara.

Para terminar, los dejo con don Noro Morales, encantador pianista de la encantadora Isla:

http://www.youtube.com/watch?v=Pf6-SUzaCeE





sábado, 16 de noviembre de 2013

80 años de Chan Li Po


La inmigración china a Cuba data de la segunda mitad del siglo XIX, en que los orientales llegaron a trabajar en condiciones de semiesclavitud.
Paulatinamente, el chino se integró a la galería de personajes populares del teatro bufo, al lado del negrito, la mulata y el gallego. En su caso, se le representaba como persona laboriosa y un tanto inocente, como se ve en el dicho ‘te engañaron como a un chino’. Ya en el siglo XX, se enriquecería la idea popular del chino con el nacimiento de Chan Li Po, personaje radial que inauguró el género detectivesco en la Isla. Su estrenó tuvo lugar en la emisora santiaguera CMKD, en 1934, bajo la autoría de Félix B. Caignet. Para crear su personaje, Caignet tenía en mente a Charlie Chan, un personaje chino que se había hecho famoso en el cine estadounidense. Este Chan fue interpretado por el actor sueco Warner Oland, en la película Charlie Chan Carries On, de 1931. Con respecto a la caracterización, el Chan estadounidense era obeso y solía repetir aforismos, en compañía de su hijo; en cambio, el Chan cubano era alto y desgarbado; amigo también de repetir frases, se le recuerda por recomendar ‘paciencia, mucha paciencia’ (se puede oír al final de la canción del Trío Matamoros).


Para 1937, año de estreno de La serpiente roja (nombre tomado de un episodio de Chan Li Po), la serie había pasado de la emisora santiaguera CMKD a la emisora nacional CMCK, donde se transmitía a las 8 p. m. La campaña promocional de la emisora da una idea de las características del personaje:

¡La inteligencia contra el crimen!
¡La virtud contra el vicio!
¡La serenidad contra el peligro!

Para el papel principal se escogió al actor Aníbal de Mar, el mismo que hacía la voz para la radio; para el personaje de Lucy se escogió a la actriz canaria Pituka de Foronda. La película se estrenó el 19 de julio. La grabación del son Chan Li Po es del 23 de marzo. En las reseñas de la prensa local se puede notar la idea que se tenía de Chan Li Po y de los chinos en Cuba:

(…) su severa elegancia de lord y su figura larga, enjuta, cobriza, de ademanes reposados y los ojos oblicuos, de mirar penetrante, que bucean -oprimentes como un íncubo- en los más ocultos meandros del alma de aquellos a quienes interroga con su calma oriental.
Muestra cierta reserva asiática no solo en sus palabras, sino también en sus ademanes. Ha sabido revestirse del clásico misterio amarillo que encaja bien dentro del cuadro en que forzosamente se mueve. A este respecto, diremos que la apariencia, la encarnadura de Chan Li Po, no defraudan la expectación del público. Sí, es el detective que jamás yerra y ahonda en todos los arcanos con una sagacidad china, de acuerdo con la tradición de la raza.
(…) el trazo magistral de Charlie Chang, el detective chino impersonado por Werner Oland, sin obviar las diferencias: mientras Charlie es redondo, abacial, urbano y sonriente, nuestro Chan es enteco, grave, monótono y meditabundo. Lo que hay de común en ambos es la flema, solo que en aquél está matizada de humorismo, en tanto que en este se nos presenta con toda su sequedad.


Chan Li Po en la música.

Díaz Ayala nos informa que, el 23 de marzo del 37 en NY, el Trío Matamoros registró el son Chan Li Poo, firmado por Miguel Valdez. 


Subsiste con el nombre de Chan Li Po un restaurante en el barrio chino de La Habana.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

El último combate de Miguelito Valdés

El último combate de Miguelito Valdés
(A 35 años de su partida)
Oct. 8 / 78
Mi querido Babalú:

Estaré ahí contigo y en el Tequendama del 6 al 19 de nov. Será un gran placer verte y darte un abrazo.
Miguelito.

Lo que copiamos es el contenido del último escrito que se conserva de Miguelito Valdés, una invitación a su ciclo de presentaciones en la capital del país, dirigida a su amigo caleño Alcibiades Bedoya.
El artista cubano llegó a Bogotá en la tarde del domingo 5 de noviembre. En el país dos sucesos monopolizaban las páginas de los diarios: el derrumbe de una torre en Barranquilla y el combate Valdés-Corro. No se sabe cuál de los Valdeses buscó al otro: lo cierto es que una foto congeló el encuentro de los púgiles, seguro ignorantes de que ambos caerían noqueados en esta plaza. Miguelito, con sus seis pies de estatura, se había ganado la vida de varias maneras, pero tuvo particular éxito en el deporte de los motetes: 23 peleas victoriosas para venir a sucumbir ante Eladio Sardiñas, el inmortal Kid Chocolate (GCC). Ojo a este Sardiñas que, además de tumbar a Babalú, le inspiró el apodo al gran trompetista Armenteros; pero esa es otra historia…


La gira bogotana de Valdés estaba programada del 6 al 19, como lo confirma en el mensaje arriba copiado (aunque la publicidad de Kent anunciaba a su artista exclusivo del 6 al 20). La agenda del ya veterano Babalú debió de estar bien apretada, pues hay noticia de una grabación discográfica en esos escasos cuatro días transcurridos entre el domingo y el jueves por la noche. Ese registro, una auténtica rareza, consistiría en una selección de ritmos colombianos, representados en obras de Barros, Bermúdez y otros clásicos del folclor, respaldado por la orquesta de José María “Curro” Fuentes (sello Philips).
Para el mencionado jueves la publicidad ofrecía un espectáculo como para alquilar balcón: Sandro, seguido de Mr. Babalú, Mario Gareña, Luz Ayda y Arturo Alejandro.

El final.

Llegamos así al salón Monserrate, piso 17 del Hotel Tequendama, de Bogotá. La función trascurría como cualquier otra. Miguelito, al decir del anónimo cronista de El Espacio, principió su actuación pasada la medianoche, interpretando un número llamado Recorrido por las Américas, popurrí de géneros latinos. Unos dicen que el ataque sobrevino cuando recorría los ritmos brasileños, otros dicen que lo sorprendió al llegar a los ritmos cubanos. En cualquier caso, Valdés se llevó la mano al pecho en ademán de desabrocharse y cortó con un angustioso grito: “¡Perdón, amigos!”; acto seguido cayó. “Es un nuevo show de Miguelito Valdés”, soltó inocente el cantante barranquillero Mario Gareña (1932, compositor de Yo me llamo cumbia). Acudieron en su auxilio el mencionado Gareña y el empresario del evento, René Cabel. La orquesta de Tomás Di Santi se detuvo: la altura bogotana había noqueado a un jayán que solo había caído a manos de Kid Chocolate, si bien el primer campanazo lo había oído en México, donde un preinfarto intentó derribarlo en marzo del mismo año.
Caído Miguelito, la sorpresa y el pasmo impidieron una reacción pronta de alguna de las casi trescientas personas que lo vieron muriendo como siempre había deseado: en un escenario, fuera aporreando los cueros, pulsando la guitarra o encendiendo el ambiente con la vocalización de uno de sus clásicos afros. Tal deseo se lo había manifestado esa misma noche, antes de subir al escenario, a un amigo colombiano, Aldo Delgado, diciéndole: “Hermano, si llego a morir algún día, la gente me recordará siempre, ya que mi único deseo es morir en un escenario y cantando”. El amigo de varias correrías conservó con devoción el smoking que Babalú vestía esa noche, el reloj de pulsera y los documentos personales del ídolo.
Volviendo al tumulto que rodea a Babalú caído, denuncia el cronista de El Espacio que la enfermera de turno del hotel tardó 15 minutos en llegar al sitio a prestarle los primeros auxilios. Como si todo se confabulará en su contra, el equipo de oxígeno solicitado demoró en llegar el doble que la enfermera y, una vez en el sitio, no se encontró quién supiera manejarlo. A falta de una camilla, se pensó en trasladar al enfermo en una mesa de cocina. En fin, entre una cosa y otra, Miguelito estuvo tirado en el salón alrededor de una hora; de manera que, cuando llegó al Hospital Militar, ya no se pudo hacer mayor cosa por el moribundo. Allí, en efecto, se comprobó el deceso a la 1:35 de la madrugada, según nota de El Tiempo.
Parece claro que alguno de nuestros cronistas exagera, pues el espectáculo arrancó después de media noche, sin que sepamos cuántas piezas alcanzó a interpretar Babalú; se presentó la emergencia y el auxilio debió de tardar por lo menos media hora, a lo cual hemos de sumar al menos otro cuarto de hora en el traslado del hotel al hospital, donde nos dicen que se verificó el deceso a la 1:35 a. m.
Minucias aparte y, en parte, gracias a la imprevisión del emblemático hotel, esa madrugada el nombre de Miguel Ángel Eugenio Lázaro Zacarías Izquierdo Valdés y Hernández quedó indisolublemente unido al de la ciudad de Bogotá, donde parece que fue el primer artista extranjero en morir en escena y el primer cubano en hacerlo fuera de su país (AB).

Los dos Valdeses, días antes del concierto: ambos boxeadores, ambos salieron noqueados.
Foto El Tiempo.
A la muerte de Chano Pozo, Valdés, como buen amigo, se encargó de su funeral. Cuandó Babalú murió, Matilde Díaz encabezó el grupo de amigos que se encargó de las diligencias relacionadas con el cadáver; si bien otros dicen que el encargado fue Cabel. Del traslado del cuerpo a México parece que se ocuparon sus paisanos Celia Cruz y Celio González.
En los diarios la noticia se difundió al día siguiente, como también se difundiría la noticia relacionada con el otro Valdés, que perdió ante Corro. Los dos tocayos y una vez colegas, compartieron la suerte en un combate definitivo.


Reacciones.
Compungida, Matilde declaró: “Con la muerte de Miguelito Valdés la música está de luto. No puedo apartar de mi pensamiento por un solo momento su recuerdo, su simpatía, su sencillez y, sobre todo, su profesionalismo. Nos ha dado un ejemplo al morir cantando y en pleno escenario, como lo quería y lo comentaba con frecuencia”.
El vacío que nos deja es inmenso", aseguró desde Miami Celia Cruz. Bobby Capó, a la sazón Director de la Oficina de Puerto Rico en EE. UU., declaró que “el arte latinoamericano pierde con Miguelito Valdés a uno de sus más grandes embajadores”. Luis Armando Feliciano, en la emisora nuevayorquina Radio Wado, cumplió con el deber de confirmar la mala nueva a los oyentes que se comunicaban incesantemente. En honor de la trayectoria artística del finado emitieron el espacio Viernes para recordar (NA).
El compositor cubano José Carbó Menéndez, amigo del cantante, rectifica algunos datos difundidos de la vida del artista: que en realidad tenía 68 años, y no algunos menos como prefería admitir, y que su padre era cubano y no español.

Queremos cerrar esta nota mostrando hasta dónde ha llegado la influencia de Babalú, poniendo como muestra a uno de los artistas consagrados del Brasil: Ney Matogrosso.




Fuentes: 
El Espacio, El tiempo, El Espectador, El País y El Pueblo.
AB: Alcibiades Bedoya
FPV: Fausto Pérez Villarreal
GCC: Guarino Caicedo C.

NA: Naon Abramovich


Miguelito Valdés en la 1020 de Bogotá, con Julio Sánchez Vanegas.



Invitación de Valdés a su amigo Bedoya.
Cartel completo, con Sandro a la cabeza.

Los dos Valdeses perdieron el combate en Bogotá. Foto: El Tiempo.