sábado, 28 de octubre de 2023

Bugalú, primera entrega

En esta vereda tropical, tarde o temprano había que toparse con el bugalú: así, sin abundancia de oes, pues también es cosa hispana y la escribimos conforme a las normas de nuestro idioma.

No podemos desaprovechar el habernos encontrado con la anécdota del nacimiento de uno de sus clásicos: Bang, Bang!*. The thing goes like that: Juan Flores principia su ensayo** sobre bugalú citando a Jaime (así le decían entonces) Sabater: "Let's just try it out, Sonny. If it doesn't work, I'll buy you a double". Sabater se refería a que el Sexteto estaba tocando su repertorio pero la gente permanecía sentada. Sonny, es decir, Joe, se mantenía fiel a las canciones del último disco pero, al final del segundo set, decidió hacerle caso al timbalero. Jaime fue con el pianista, Nick Jiménez, con las instrucciones de lo que tenía en mente. En su recuerdo, no alcanzó a volver a su puesto del timbal cuando la gente llenaba la pista, al grito de "bi-bi, ah". El éxito fue inmediato, así como la aparición en el listado de Billboard, superando incluso los registros de El pito, el año anterior.


Cuba y Sabater en la composición de estos números, muy onomatopéyicos:
al otro lado, Push, Push, Push.


Como afirma Flores, el bugalú fue el punto de encuentro de dos grupos que llevaban tiempo compartiendo el espacio físico. Afroamericanos y latinos compartían, además, el espacio de la fiesta y, por fin, encontraban una tierra común para el baile y la música. El ambiente de fiesta se siente claramente en las grabaciones. Culturalmente, coincide con el movimiento de los derechos civiles y con la madurez de la primera generación de nuyoricans. El éxito les llegó pronto a estos jóvenes: espacio en la radio, buenos contratos e, incluso, un comercial de gaseosa. Llegaron a compartir tarima con James Brown y a extender su influencia a los músicos de Puerto Rico.

Para Flores, los antecedentes del bugalú van de To Be With You, de Willie Torres, "the all-time classic Latin soul ballad", a Watermelon Man, de Mongo Santamaría. El Watusi asimismo tiene elementos que serán del bugalú, como el aplauso que acompaña la línea fija del bajo. La letra, según recuerda Willie Torres, se improvisaba in situ.


El bugalú colombiano fue un encargo. Las relaciones entre
jalajala y bugalú están por averiguar.


Otro artista de la onda, autoproclamado el rey, fue Pete Rodríguez, con sus dos clásicos: Micaela y I Like It Like That, composiciones de Pabón y Rodríguez. Colombia participó de esta corriente, cuando el genial Ricardo Rey le dedicó Colombia's Boogaloo.

De esta moda participó hasta su contradictor, Eddie Palmieri, con las piezas Ay, qué rico y The African Twist, cantada y compuesta por Cynthia Ellis. 


Llama la atención la descarga Son, cuero y boogaloo, de Fania (1968), composición de Ray Barreto, variante de su Son con cuero.


*Debe analizarse el hecho de que, en 1966, hay varias canciones con dicho nombre.

**Flores, J. (2000). From Bomba to Hip-hop: Puerto Rican Culture and Latino Identity. New York: CUP.


El bugalú en números.


El alcance de la fiebre del bugalú puede calibrarse por los registros que alcanzaron en las listas de Billboard.


Iniciando por Bang Bang, Efectivamente, el tema debutó en el # 94, el 22/10/1966, y logró su mejor momento, apenas tres semanas después, llegando al # 63, el 26/11, y ajustando ocho semanas en lista. En la otra Costa, el Sexteto llegó al tercer lugar de la KGFJ, radio de los Ángeles.

El pito no está registrado en Billboard, pero sí Oh Yeah!, que ingresó por el # 85, el 7/1/1967, y trepó al # 62, el 28/1/1967, manteniéndose cinco semanas en lista.

Pete Rodríguez, al parecer, no alcanzó a entrar en listas. Héctor Rivera debutó en el # 49, el 31/12/1966, con At The Party, alcanzando el # 26, el 11/2/1967.



Si este álbum está bien datado (1965), habría que revisar la cronología...


Ñapa. Entre las anécdotas interesantes de esa época, se refiere que la popularidad de Joe Cuba llegó al punto de compartir tarima con James Brown. Una vez, en el Madison Square Garden, repartieron cinco mil pitos entre el público, con el consiguiente despelote. Brown no volvió a invitarlos de teloneros.

La fiebre del bugalú pasó rápido: Joe Cuba apenas se dio cuenta, antes que llegara Pacheco a barrer con su pachanga...


domingo, 1 de octubre de 2023

¿Vamos a Maracangalha? Dorival Caymmi en las Antillas

Sabíamos hace tiempo que Héctor Lavoe cantó un número enigmático, de título Vo so, El voso, etc., en 1973. La cosa se iba aclarando al descubrir que se trataba de una canción brasileña, medio adaptada al español, Maracangalha, de don Dorival Caymmi.

Maracangalha es un samba de Dorival Caymmi, cuya letra dice: 


Eu vou prá Maracangalha / eu vou! (...) / Eu vou convidar Anália / eu vou! / Se Anália não quiser ir eu vou só! 


Maracangalha, en un 78 de Odeón.


De esta última frase sale el título de la canción. En los discos de Willie Colón, llama la atención que se atribuya la canción, sin mencionar a Caymmi. Maracanlgalha era un lugar con fábrica de azúcar, donde tenía negocios un amigo del compositor. La obra se grabó en la Odeón, con buen éxito en la radio y luego en el carnaval de 1957*.  


Una grata sorpresa fue encontrarse otra versión del samba, esta vez por el Combo de Cortijo. En el elepé Fiesta boricua (1960), viene al cierre Me voy a Maracangaya, tan bien adaptada al español que el nombre de la población va con ye.

Desde 1957, circuló en el Cono Sur la partitura y versión castellana de Rafaelmo, de Maracangalha, "éxito brasileño - samba alegre".

La versión de Rafaelmo no la usaron ni Rivera ni Lavoe.
El PDF está disponible en jobim.org


Caymmi con Tom Jobim interpretando Maracangalha.

Dicionário Cravo-Albin, s. v. Dorival Caymmi.