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sábado, 5 de abril de 2025

Paulito FG con etiqueta

Registramos la desaparición de uno de los artistas más queridos por los cubanos, menos conocidos para nosotros y motivo suficiente para investigar su obra.

Primero su nombre artístico: Paulito o Pablito, últimamente Paulo FG, correspondiente al de pila Pablo Fernández Gallo, del barrio de Marianao. Podemos empezar a valorarlo a partir de una controversia de soneros, en el programa Mi Salsa. Al lado del ya consagrado Cándido Fabré, aparece un jovencito, notoriamente distinto de sus compañeros de tarima, a quien comienzan a picar por pepillo, es decir, por joven guapo y elegante. Paulito FG, aunque azorado, no lo hace mal, teniendo en cuenta el tamaño de sus contendores: Improvisación de soneros - Mi Salsa. Ya que dijimos Fabré, nos vienen a la memoria dos alusiones suyas, antes oscuras y ahora muy claras, en su canción La Habana quiere guarachar contigo:


En La Habana sigue en pie Paulito el Sofocador,

arriba del cachumbambé, con todo bajo control.

Para andar La Habana, hay que ser especulador:

el que no especula, en La Habana, no tiene sabor.


Todo tiene que ver con el personaje, conocido por sus temas La especulación de  La Habana*, Sofocación y Cuidao en el cachumbambé**.


Pablito, el pepillo, iniciando una sólida carrera musical


Salsa cubana.

Interesa resaltar que, tratándose del artista, se usa sin mucho escrúpulo el término 'salsero'. Más allá de la conocida polémica por tal denominación, vale la pena destacar la afirmación de un estudioso: la salsa cubana habría iniciado por la buena impresión que causó Óscar de León en su concierto de Varadero, en 1983. El venezolano hizo lo que quiso con los temas tradicionales de la Isla y mostró un camino, una oportunidad para las propuestas de los músicos antillanos. Entonces nació, por ejemplo, Adalberto y su Son. La experimentación vendría a fraguar, ya en la década de 1990, lo que se conoció como timba***.

Entre los homenajes que se le han tributado, tenemos La especulación de La Habana, por el Diario de Cuba.


*Indica Tania Quintero que 'especular' aquí se debe entender como 'alardear', 'ostentar'.

**El sentido de los versos de Fabré y del título de FG queda claro sabiendo que 'cachumbambé' es, en Cuba, "especie de balancín que se usa para entretenimiento infantil". RAE, DLE.

***Armando Ledón Sánchez. La música popular en Cuba.

Óscar de León en Varadero, 1983: hasta donde alcance el cable

Con su llegada al a Isla, en 1983, Óscar de León estaba cumpliendo una cita obligada con esa tierra cuyo repertorio ya había versionado. Ya con la Dimensión Latina había hecho números cubanos*: la guaracha Tatalibabá, del sagüero Florencio Santana, el popular Pícolo, conocida de todos en la versión de Celia Cruz y la Sonora Matancera. Otro ejemplo sería Cienfuegos, que ya había hecho Monguito con la orquesta de Larry Harlow y que también Ibrahím Ferrer grabó con el Buena Vista Social Club como Cienfuegos tiene su guaguancó (Víctor Lay).


Óscar es el artista completo: talento, presencia en tarima y buena pinta.


Asimismo con La Crítica vocalizó números cubanos como Monta mi caballo (Matamoros) y Rumba, rumbero (M. Valdez)**. La misma tónica conservó con su Salsa Mayor, registrando en el acetato ¿Y tú qué has hecho? (Eusebio Delfín) y ¡Retorna, vida mía! (Sindo Garay), junto con El manisero (M. Simons) y Mata siguaraya (L. Frías). Así podríamos seguir citando lo cubano en su discografía, elemento bien significativo. 

Mas lo importante es llegar a la consagración de Varadero.

Los involucrados son Pedro Orlando Rodríguez, agente musical de Cubartista; Alberto Quintero, productor venezolano relacionado con Cuba y Lil Rodríguez, periodista invitada por el Gobierno de la Isla a cubrir el festival de Varadero. Cuenta la reportera que la recepción en el aeropuerto fue multitudinaria, con cámaras de televisión y todo.


Técnicos cubanos dándole cable al León de la salsa.
Foto: Jorge Collazo.


El festival de Varadero había iniciado el 24 de noviembre de 1983; a Óscar le correspondió el turno del día 26. El sonero venezolano no se conformaba con evolucionar por el escenario: también quería meterse entre el público y de ahí resultó el famoso "¡Dame cable!".

El repertorio fue de conocidas piezas de Cuba. Llama la atención un número, Esa mujer***, porque al parecer se lo aprendió para esa ocasión y porque deliberadamente le cambió el autor: afirmó que era de Pedro Orlando, pero en realidad lo escribió uno de los Barbudos, Juan Almeida Bosque (1927-2009), prolífico compositor de piezas como La Lupe (Guadalupe), en la voz de Amelita Frades y varias obras que le interpretó Pacho Alonso, entre ellas Déjame mirarte, y No pareces igual, o la de Pachito Alonso Xiomara quiere un retrato.

El titular del diario Granma resume perfectamente la jornada: "Vino a bailar a casa del trompo, y bailó"****. La audición del concierto parece estar dividida en dos partes: la parte que va de Melao de caña hasta Mata siguaraya y la parte que hace con Barbarito Diez.

La presentación del venezolano motivó muchos talentos de la Isla, entre ellos el jovencito Reinerio Ruiz Santiago, más conocido por Rey Ruiz.


*O al revés, de un cubano a Venezuela: Puerto de la Cruz, de Tata Guerra en asocio con Víctor Mendoza.

**Larry Machado cantó Ya se peinó María (Pablo Cairo), clásico de las épocas de Daniel Santos con la Matancera.

***El número llegó a figurar en el variado El rumbón del año (Perú, 1984) y en El disco del año (Ecuador, 1984). 

****Rafael Muñoz. Un concierto para recordar. El Vigía de Cuba.

miércoles, 8 de enero de 2025

Jack, Jack, Jack!: de Ninón Sevilla a Héctor Lavoe

Hace años, hablábamos de Ninón Sevilla y el mamboAhora, se trata de otra parte de su repertorio, no tan famoso: Jack, Jack, Jack!, que suena en la película Revancha, de 1948. El acompañamiento, según los créditos de la película, correspondería al conjunto de Silvestre Méndez. Parece que se trataba de algo fresquito, pues el año anterior la habían grabado Xavier Cugat, Jack Smith and The Clark Sisters, las Andrews Sisters, Enric Madriguera, Noro Morales y nuestro ya conocido Froilán Maya.


Cartel de Revancha, con un elenco musical de lujo.



La composición se atribuye al binomio Joe Davis-Armando Castro, que también firmaron Mary Ann. (versión Castro). Otra cosa es su título primario: Cu-tu-gu-ru. Parece que estuvo en boga corto tiempo, en la época de la rumba (con o sin hache). Lo llamativo es encontrarse con versiones recientes de esta antigualla: una por Alberto Naranjo y su Jazz Band (1998) y antes por Bobby Rodríguez y La Nueva Compañía (1987: vocales de Junior Córdoba), quien reincide con un invitado notable: Héctor Lavoe.

Veamos lo que trae Díaz Ayala sobre el compositor:

Armando Castro, saxofonista puertorriqueño que a fines de los 30 tenía su propia orquesta en Nueva York.  A principios  de  la  siguiente  década es invitado  a  organizar  la  orquesta  de  un  nuevo  night  Club  que se  abría  en San Juan, el Jack’s Club.  Su banda fue un gran éxito y Armando además compuso entre otros un número que alcanzó  gran  popularidad, Jack,  Jack,  Jack,  primera  canción  compuesta  por  un  boricua  que  ocupó  lugar  de importancia en el Hit Parade de Estados Unidos.

*De esa orquesta, hallamos en la red Valli (Castro-Gari) y Ámbar (Toni Gari).

viernes, 28 de junio de 2024

Todos vuelven: el vals peruano en su salsa

Un bello clip, varias veces reproducido (viralizado, dicen ahora), muestra a Rubén Blades aprendiendo a hacer un guaguancó, de la mano de Virgilio Martí. La escena ocurre en la película Crossover Dreams (León Ichaso, 1985). Cheo le muestra a Rudy lo que convendría hacer musicalmente, en vez de tratar de ser un remedo de Elvis Presley. 


Martí, un rumbero poco conocido.



Virgilio Martí ya había versionado Todos vuelven (César Miró, Alcides Carreño), en su trabajo Saludando a los rumberos (1984), que era una reinterpretación de la que había grabado en su elepé Guaguancó (1979). Martí era un habanero (1919-95) que había salido a peregrinar desde 1949. En el Perú conoció a su esposa y seguramente los valses del país, para recalar en la ciudad de Nueva York.
Mas Todos vuelven ya andaba en el ambiente caribe, hacía Rato. Celio González la había cantado, en 1966. La etapa salsera del vals está bien documentada: Jimmy Urbina y su Orquesta Revolución 70Orquesta Power y Lito Peña y la Panamericana, de Puerto Rico. Es otra dimensión la que alcanzó el número, en 1984, con la versión de Rubén Blades y Seis del Solar, que está incluso mejor en vivo. Todos vuelven, "metido dentro de ese torbellino increíble que es el ritmo caribeño", afirmaba don César en la televisión peruana, felicitando a Rubén Blades. También existe el registro de la banda sonora del filme (que venía grabándose desde fines del 82, según Billboard: 25-12-82).
Blades selló lazos más estrechos con el Perú desde que, en el coro de Todos vuelven, añadió el "recuerdo de Alianza Lima", cuya camiseta también ha vestido en tarima.


Nota de Enrique Fernández para Billboard (2-3-85). Interesante la anécdota del
canto a Elegua y todos los datos musicales de la película.



El vals de don César Miró sonaba así, en la voz de María de Jesús Vásquez y de Olimpo Cárdenas.

Rueda por ahí otra versión, con toques de descarga, de Martí con Yomo Toro.

miércoles, 27 de marzo de 2024

Lisandro Meza en su salsa

Antonio Fuentes, según afirma Peter Wade, con su disquera ayudó a que la música costeña saliera del sonido tradicional del porro, es decir, facilitó el crossover. Los Corraleros fueron el laboratorio y la plataforma de las carreras solistas de Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza y Fruko. Este último es referencia de la salsa nacional, pero ¿qué tan salsero fue el desaparecido Lisandro?

Lisandro en su salsa.


Como los músicos de Fuentes, Meza se movía en distintas
alineaciones musicales: combo y conjunto.


Ya en 1967 y en compañía de su conjunto, presentaba Lisandro tres "charangas": Charanga completa, La domina y Charanguiando (sic); dos salsas: Mi salsa y Salsa con sabor; un jalajala: Ven, ven. No fueron casos aislados. En 1970, Lisandro presenta el muy diciente Salsita, mami, donde vienen cuatro "descargas": Me quedo en Cali (Julio E. Estrada), Chaca boom (J. Pastrana*), Cuca, la Loca y Soy dichoso**. Dos guaguancoes: Sabroso guaguancó y El coco; además, una salsa: Arrebatá.

Ese mismo, año el combo de Lisandro produjo otro elepé, más variado, con el muy significativo título En Nueva York, donde solo vienen dos salsas: Juventud flaca y loca y Salsa pa' Colón (Adolfo Benavides). Un elepé suyo lleva por título una cifra: 78. Allí puso la salsa Guantaranure (versión The Latin Brothers) y la guaracha Dónde va José (Daniel Santos). También tenemos en su repertorio la guaracha Pasito tun tun. El interés rítmico de Lisandro va más allá, con el son-calipso El Negrito y una rumbita a Chacaíto, estación del metro de Caracas. Muy enigmático resulta el afrobeat Shacalao (Fela Kuti & The Africa 70). Más música, en la cuerda antillana: El inocente, salsa de Isaac Villanueva; Rumbón en la plaza, rumbita de Enrique Bonfante; Guaracha en España, de Aníbal Velásquez; la guajira Las cosas de la vida (L. Meza) y su bolero Esperando Navidad. El perro, charanga de Ramón Chaverra; la guaracha Tus labios, Río Sucuy (salsa); el bolero-mambo Óyeme, Daniel (Roberto Solano).

No menos significativas son, en esta lista, las versiones de Las caras lindas (Tite Curet) y de La murga panameña (Colón-Lavoe); o su guajira Amorcito de mi vida.

La fusión de Lisandro.


El álbum más salsero de Lisandro: nótese el uso de 'salsa', en 1970.


Peter Wade señalaba el crossover de Antonio Fuentes y sus pupilos. En el mismo sentido, Juan Sebastián Ochoa afirma que no se trata de una reelaboración de distintas tradiciones musicales (la cubana, en este caso), sino de una música nueva o fusión. Es muy diciente el testimonio del "Mañe" Rodríguez, hablando del sonido corralero: "Pero yo sé que eso no es cubano. Eso es más de acá, sabanero, pero ¿de qué influencia?, ¡ay, carajo!".

*Es interesante notar que Joey Pastrana estrenó Cha Ca Boom ese mismo año, en el trabajo Joey en Carnavale.

**Soy dichoso había sido cantada por Chamaco Ramírez y la orquesta de Tommy Olivencia, en 1967. Versiones de Ray Barretto, 1992; Joey Pastrana, 1972.

Bibliografía.
Wade, P. Música, raza y nación. Música tropical en Colombia.
Ochoa, J. Sonido sabanero y sonido paisa. La producción de música tropical en Medellín durante los años sesenta.

martes, 28 de junio de 2022

Los muñequitos de El Gran Combo

Estos sesenta años de El Gran Combo de Puerto Rico han merecido un vistazo a su extensa discografía. Entre muchas piezas notables, una llama la atención por dos razones: es un guaguancó y habla de muñequitos, es decir, personajes de tiras cómicas.


Sencillo de Gema Records, lado A.


La grabación es de 1968 y, según la discografía de latinastereo.com, viene en Smile: It's el Gran Combo, elepé vigésimo primero de la agrupación (aunque también se publicó en sencillo), en apenas seis años. Los muñequitos es el primer corte del lado A, y como autor ponen a un enigmático E. Londri*, compositor al parecer de un solo número.

Pero el cuento de Los muñequitos no para aquí. Existe el fragmento de un documental donde Rubén Blades explica precisamente el origen de Los Muñequitos de Matanzas [En clave, PBS Special, min 24], cuyo nombre les vino de los personajes que aparecían en las tiras cómicas cubanas (Carteles, Bohemia, como dice la canción del Combo que venimos comentando). 


Sencillo de Puchito con el nombre original Guaguancó Matancero.


Los Muñequitos nacen en 1952, de la reunión de trabajadores portuarios de la ciudad de Matanzas. En principio, agrupación de percusionistas y voces, en 1965 incorporó bailadores. Su nombre original era Guaguancó Matancero, pero debió mudarlo por la acogida del tema Los muñequitos, su primer éxito.


*Esteban Lantri, "Saldiguera", vocalista y uno de los fundadores de la agrupación, es el nombre correcto del compositor del tema.

Muñequitos. Ediciones en colores: Cuba, 1966.


**Bohemia comenzó a editarse en 1910 y empieza a publicar tiras cómicas desde 1915. Ese mismo año, Antonio Alemán Ruiz afirma: "Los que gustan sólo de hojear al descuido las revistas para ver 'los muñecos' no pueden darse exacta cuenta de la importancia en el orden cultural que estas publicaciones tienen". En el número de la revista, correspondiente al tres de octubre, se inicia Aventuras de Pepito y Rocamora, primera historieta seriada de la prensa cubana. Cf. Catalá-Carrasco, J. (2015). Vanguardia y humorismo gráfico en crisis. La Guerra Civil Española (1936-1939) y la Revolución Cubana (1959-1961). New York: Tamesis.

viernes, 9 de octubre de 2020

Anécdotas de Fruko, en sus 50 años de discografía

Estos son datos, cuentos o anécdotas que Julio Ernesto Estrada, Fruko, va soltando en las entrevistas que ha concedido.

Fruko.

Sin cédula y en Nueva York: nada mal para el utilero de Fuentes.


Cuando iniciaba en Fuentes como utilero, el dueño lo llamaba Joselito, como el cantante español que principió su carrera de trece, pero que parecía aún menor, en la serie de películas conocida como trilogía del ruiseñor. Lisandro Meza, compañero de Los Corraleros de Majagual, maliciosamente le notó parecido con la muñeca de una fábrica de conservas (Fruquita, imagen de la marca) y le chantó el apodo de Fruco, seguro sin sospechar que el colega efectivamente se iba a dedicar a la salsa. Estrada, por cuestiones de identidad, hizo el cambio ortográfico del nombre; pero vale la pena notar que, cuando afirma que Fruco también significa fruta colombiana, hace un recuerdo de su antecesora la Frutera Colombiana, fundada en 1948.

Fruko reclama como suyo el ritmo de timbal que significó el nuevo sonido de Los Corraleros en el tema La burrita. El timbal remplazó a la caja original del conjunto y hay quienes también le atribuyen la incorporación del bajo eléctrico.




Medellín salsera.

Cuenta Fruko que él mismo hizo el milagro de cambiar la amargura del ambiente tanguero por el optimismo salsero, cuando estrenó en el bar Pigal su éxito A la memoria del muerto. A partir de entonces, el Pigal y los demás bares de esa calle cambiaron los aires australes por la brisa caribe. Fruko también afirma que no se reconoció la autoría de la canción, pero que era un número de la orquesta Flamboyán.

The Latin Brothers.

A veces lo explica como una variación en el menú de un restaurante. Otras, es más específico al indicar que fue su respuesta a dos orquestas que estaban de moda: la Dimensión Latina, que estaba pegada con Llorarás (Ó. León), y The Lebron Brothers, anterior y con varios éxitos.


En Tesura, el estreno de su orquesta, Fruko puso siete de las ocho
composiciones, igualando a Blades cuando debutó con Pete Rodríguez.


*En Méjico recuerdan a Nacho Paredes, fundador de Los Corraleros y compositor de La cumbiamberita, que cantó con ellos en 1961. Paredes falleció en 2018.

** "Atiza, ataja", dicho que se le atribuye a Píper Pimienta, era una de las canciones que hacía con Los Supremos.

*** Quemando, de Tony Zúñiga, Don Eliseo y Mondongo pueden ser las primeras descargas salseras colombianas.

martes, 30 de junio de 2020

César Mora, el pequeño gigante de la salsa colombiana

César Mora (Cali, 1960) es otro de esos músicos que prueban que basta una buena obra para pasar a la historia de la música, por lo menos en el capítulo nacional. Lo curioso de su caso es que resultó por fuera de su propio clásico, de manera anecdótica: en la grabación de Canela, del Grupo Camagüey, su voz fue suprimida, pensando que el artista se radicaría fuera del país.

Curiosamente, a Mora no lo borraron de la carátula.

La canción se pegó en el ambiente musical, pero alcanzó aún mayor recordación por otro hecho anecdótico: Jaime Garzón la interpretó poco antes de morir.

*La historia de Canela, contada por el propio compositor.
**Una nueva versión de Canela, en dueto con Diana Ángel.



El formato de El Son del Pueblo era de típico conjunto cubano. Sentados, de derecha a izquierda:
César Mora, Bruno Días. De pie, Emiliano Cuero. Foto: El Espectador.

Fuente. 
Radio Nacional de Colombia. César Mora: el cumpleaños 60 de ‘El Jibarito’. En línea.

jueves, 25 de junio de 2020

Juan Manuel Castillo en su salsa

Cuando uno piensa en pianistas colombianos de salsa, apenas se aparecen unos nombres a la memoria: Edy Martínez y Joe Madrid, de pronto Al Escobar. Pues bien, aportamos este perfil de un pianista bogotano, Juan Manuel Castillo, hijo del también músico Macedonio Castillo. Conocimos al profe Juan Manuel al frente del grupo de son cubano de la Universidad Central, donde nos concedió esta entrevista.


Son Callejero, interesante proyecto de rehabilitación musical

Castillo nos contó su vinculación a la orquesta de Washington y Sus Latinos, de lo cual hay prueba en El rey del guaguancó (W. Cabezas) y La clave y el bongó. Estos son temas de culto, para arqueólogos de la salsa colombiana. Más gente lo ha visto (1,2 millones) botando corriente en el proyecto Son Callejero, versionando clásicos como El cantante (R. Blades). Otra actuación destacada fue la de Galería Café Libro, con el Conjunto Tahona, de José Mangual.

De composiciones, declara el paseaíto A bailar en Navidad, publicado en A bailar!..., de la orquesta de Macedonio Castillo.


Comenzando la carrera, en 1979, con Washington Cabezas.

lunes, 11 de marzo de 2019

Madalena o Magdalena, canciones brasileñas en clave

Airton Amorim de Macedo (1921) se inicio de discotecário (palabra portuguesa que entendemos como dj) en la Rádio Cruzeiro do Sul, a los veinte años. Sin embargo, sus composiciones comenzaron a sonar en 1951. Fueron ellas el baião Muié bandoleira, en parcería con Jorge Tavares, y el samba carnavalesco Madalena, en parcería con Ari Macedo, grabado por Linda Batista.


  
Conocido el origen de la pieza, veamos unas cuantas versiones brasileñas: Miltinho, Linda Batista, Fafá Lemos. Luego hace su tránsito al mundo latino bailable: Edmundo RosBobby CapóCugat; Benny Moré (1952, con Ernesto Duarte), Conjunto Casino (1952)el pianista cubano José Melis (1920-2005; 1959), Humberto Cané y OrquestaBillo'sFabián André y su Orquesta, Luis Alberto del Paraná y Los ParaguayosPepe Jaramillo And His Latin-American Rhythm.
Con dichos antecedentes, es muy normal que la composición de Amorim y Macedo haya parado en salsa. Versiones: La Conspiración (1972), Rubén Lema y su Conjunto (1973, con crédito; M. Salina debe de ser el traductor-adaptador) Ray Pérez y el Grupo Casabe (1974, sin dar crédito), Lucho Macedo (canta Leo Marini). 

Como Guía, ponemos la letra en portugués:

Chorar
Como eu chorei
Ninguém deve chorar!
Amar
Como eu amei
Ninguém deve amar!
Chorava que dava pena
Por amor a Madalena.
E ela me abandonou,
Diminuindo no jardim
Uma linda flor.
Ela que para mim
Era um anjo de bondade,
Partiu,
Me deixando saudade
Eu que era feliz
Tornei-me um sofredor
Porque perdi
Meu grande amor!

sábado, 16 de febrero de 2019

Frankie Rodríguez, zaperroquero

Frankie Rodríguez y Edwin Feliciano formaron una orquesta, en 1983, a la que bautizaron con el alias del segundo, Zaperoko. En su propio concepto, querían reunir todos los ritmos de Puerto Rico en un estilo que llamaban songo. Una muestra de ello es Si me dejas ahora (C. Blanes, balada de José José) o Sigan la clave (samba songo de F. Rodríguez) o La olla (Ó. Hernández), en que Frankie con su tiesto algo recuerda a La Lupe.


El arte de la carátula fue de 3R Creations.

Otra mixtura es la rumba plena Sé lo que es rumba (F. Rodríguez), pero viene también el son No quedó ni el gato (F. Alfonso). El mismo Frankie compone y canta un número curioso: Zaperockero, una de esas canciones del contacto entre lo latino y lo anglo. 
La agrupación produjo tres discos, con algunos números arreglados por Edy Martínez. 
De Frankie Rodríguez poco sabemos: cantante, compositor y conguero, que participó en la banda de Jerry González;, con quien produjo un número que debería ser clásico, Agüeybaná Zemí; que murió joven y de sida, en 1989. 

Un segundo aire le llegó a Feliciano con la fusión Truco y Zaperoko. Honrando sus ancestros boricuas, suena la plena en Conchita. De nuevo experimentando, mezclan plena y guaguancó en Miedo y terror.



Con Nelson González, habitual de los buenos proyectos salseros nuevayorquinos.


¿Anglo o caribe?

Ya dijimos que Zaperoko le dedicó un número a la relación de estos dos mundos que, al parecer, no dejaba de ser conflictiva, aunque forma parte sustancial de la historia de la salsa.
Otros casos curiosos: La travoltera (P. Álvarez, 1978), de Tabaco y Sus Metales, y Busca el ritmo (J. Ortiz, 1983), de Willie Rosario, donde también se menciona a Travolta. ¿Coincidencia?

Ñapa. Frankie Rodríguez aparece en una presentación de la orquesta Harlow, luciéndose en las congas.

domingo, 13 de enero de 2019

Las imágenes latinas de Bernardo Palombo. Historias de la salsa

El cantautor mendocino Bernardo Palombo (1948) ha venido a cantar lo latinoamericano radicado en Nueva York, a donde llegó en 1969. Allí tuvo la idea de abrir un sitio para que los artistas latinos mostraran su repertorio, espacio conocido desde 1979 como El Taller Latinoamericano. Un escenario y un estudio de grabación que derivan sus ingresos de clases de salsa y de español*.  


Palombo por Jeff Schlanger, 1979.


Vinculado al movimiento de la Nueva canción, tiene en su haber una composición salsera grabada por dos importantes orquestas. Define la salsa como el folclor del Caribe urbano y, siendo latino en Nueva York, no podía serle extraña.

Imágenes latinas nació cuando el productor Luis Alonso, principiando la década de 1970, le pidió una letra para el tema de un show de televisión homónimo, el primero realizado en español desde Nueva Jersey. Cumplido el encargo, se la pasó a Andy González para que lo musicalizara. De todo ello salió el tema para el show, que después resultó en un número extenso del Conjunto Libre.
Aquí no para la historia, aunque la segunda parte es menos conocida. Muchos años después, Palombo supo que El Trabuco Venezolano había grabado Imágenes, y que allí era muy conocida. No corrió con la misma suerte en Nueva York y la razón** es clara para el compositor: el Conjunto Libre, estando por fuera del monopolio de Fania, tuvo poca difusión; en cambio, El Trabuco es una institución musical de su país. 



Mercedes Sosa y Pete Seeger, en 1983. Fuente: El Taller.


César Miguel Rondón cuenta que, cuando lo oyó en Nueva York, le pareció un manifiesto de la salsa brava. Además, le gustó el trombón de Barry Rogers y convirtió a Palombo en Palomo y en colombiano. 

*No inertia: El Taller celebrates 35 years, faces uncertain future.
** Imagen Latina: "The Manifesto of Salsa Brava".

viernes, 28 de diciembre de 2018

De fiesta con Adolfo Echeverría

Suele suceder con los compositores de música popular que se cubran de un anonimato casi completo, del que solo los rescata algún piadoso obituario. Sucedió hace poco cuando Adiós, Adolfo, nos recordó que Amaneciendo tuvo un compositor. Que había nacido en Barranquilla y que comenzó a componer desde joven, como lo prueba su obra La paloma, tamborera grabada por el conjunto de Alberto Pacheco (versión de J. C. Coronel). Y anécdotas, como que se presentaba a escondidas de su padre en los programas de aficionados de las emisoras. O que apostó y ganó, invirtiendo los pesos de su liquidación en grabar Las cuatro fiestas (que otras generaciones conocimos por Diomedes Díaz) con toda la tradición de la Fiesta de las Velitas.


Una maestranza, vocalizada por Nury Borrás, quien cantaba también boleros.

Macondianamente, Echeverría no tuvo tiempo de darle regalo de cumpleaños a su novia y tuvo que suplirlo con el caudal de su inspiración, que produjo el citado Amaneciendo. En esa tierra feliz, el cuento acaba con sancocho de vecinos. La obra le valió el Congo de Oro a su conjunto, en 1977 (también en 1973). Otras creaciones son Nubia (guaracha, canta Elías Paz) y Psicosis (bolero, canta Pedro Juan Meléndez). 
Esa primera etapa del Conjunto del Mónaco dio paso a su época de oro, con Los Mayorales. Allí ensayó todos los ritmos caribes: Te felicitamos (pachanga-merengue), La Nochebuena (murga), Pobrecito mi corazón (bomba), El caimán y la babilla (porro), Bigotón (salsa), Puya y hunde, El bocachico, Canta el boga (cumbia), Cenizas de triqui traqui (paseo), Mueve la barriga (fandango), El pirata (chandé), El solitario (bomba-baión), Prejuicios y Necesito un amor (boleros), Menéalo (cumbia), Poquito a poco (pasebol), El regalo (guaguancó), La Inmaculada, San Rafael (garabato), Y no puedo (salsa), Fantasía marina (cumbia).


   
Las obras de Echeverría alcanzaron difusión en el Caribe, pero pocos sabíamos que el Rey y la Reina de la salsa le grabaron el número Salsa de tomate, en 1970.
Otra página suya muy recordada es Fantasía nocturna, alias Lucerito. Los Teen Agers la grabaron, en 1967; simultáneamente, Los Hispanos.


Los buenos tiempos de su orquesta. Foto: Archivo El Tiempo.

Hacemos nuestra la queja de Alberto Salcedo Ramos: ¡Ay, si la gente que festeja los clásicos populares supiera cuántas lágrimas les han costado a sus autores!

Echeverría en vivo.