viernes, 3 de julio de 2020

Piqueria vallenata, ¿africana o española?

¿Qué tanto sabemos de vallenato los colombianos, ahora que se ha vuelto símbolo nacional? El caso de la piqueria, duelo de gallos musical, muestra que las cosas no están del todo claras.

Morales y Zuleta, protagonistas de la más famosa piqueria. Foto: El Heraldo.

Glosando los elementos constitutivos del vallenato, Egberto Bermúdez[1] señala la canción tópica y los cantos de escarnio, documentados universalmente, pero de importancia en ciertas partes de África, donde sirven para el control social. Es natural, por ello, su existencia en géneros musicales afroamericanos. El vallenato no es la excepción. Ahora bien, Bermúdez supone que la tradición llegó a la Costa atlántica de la mano de los trabajadores antillanos, entre ellos jamaiquinos, en la época de la explotación bananera. La prueba está a la mano, para cualquier conocedor del vallenato: en La gota fría, la más conocida de las piquerías vallenatas, Emiliano Zuleta llama “negro yumeca” a Lorenzo Morales. "Yumeca" era la forma local de decir jamaican
Bermúdez ubica los duelos musicales cantados en varios estilos musicales del Caribe. En Trinidad, por ejemplo, se llaman picong (del francés piquant). En las canciones del piké, baile del big drum de Carriacou (Granada), también existen estos textos de escarnio y control social. Sugiere allí el parentesco lingüístico con la piqueria vallenata.
En fin, las pruebas de la africanía de la piqueria parecen concluyentes, pero no está de más pensar en un desarrollo propio, habida cuenta de la presencia africana aquí.

Los estudiosos de la décima, sin embargo, van por otro lado. Para Maximiano Trapero, la décima es una forma culta española que se hizo popular, reservándose la exclusividad casi en los duelos poéticos de cantores. Dichos desafíos se llaman generalmente piques y porfías; particularmente piquerías [con hiato], en Colombia[3]No se olvide que “pique” también está documentado en los cantos vallenatos: en Rumores, Lorenzo Morales afirma “no conozco el pique que me tiene Emilianito”.
La teoría puede resumirse en una décima del poeta cubano Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí:

Viajera peninsular,
¡cómo te has aplatanado!
¿qué sinsonte enamorado
te dio cita en el palmar?
(estribillo)
Que ya me voy de tu pradera
que llorando me voy por ti,
tú no te olvides de mi
aunque mañana me muera.
Dejaste viña y pomar
soñando caña y café
y tu alma española fue
canción de arado y guataca
cuando al vaivén de una hamaca
te diste a El Cucalambé.
(estribillo).

La primera cuarteta del texto seguro nos suena de otra parte, pues la aprendimos de boca de Albita Rodríguez, en La parranda se canta.

En guajiras cubanas o en paseos vallenatos, la décima es recurso común.

Ñapa. En el Diccionario francés, hallamos la entrada pique, cuyas acepciones son: “Pelea, desacuerdo entre personas que se han ofendido. Lesión de la autoestima, manifestación de susceptibilidad. Palabra cáustica, pronunciada para herir, para pinchar vivamente”. Además, ponen dos sinónimos:
piquasserie y piquerie[2]




[1] Bermúdez, E. (2004). ¿Qué es el vallenato? Una aproximación musicológica. Ens.: Hist. Teor. Arte, Volumen 9, Número 9, p. 11-62.
[2] Trésor de la langue française. En línea.
[3] Trapero, M. (1996). El libro de la décima. La poesía improvisada en el mundo hispánico. Universidad de las Palmas de Gran Canaria.

jueves, 2 de julio de 2020

Un corrido a Jacques Gilard

Jacques Gilard (1943-2008) fue un americanista y colombianista francés, cuyo trabajo sobre la literatura y la cultura nacionales resultó a veces incómodo por el aspecto desmitificador de sus hallazgos. Gilard estuvo un puñado de veces en el país, a donde no volvió por nuestra ingratitud y charlatanería. 

Jacques Gilard. Foto: El Espectador.

Lo cual no quiere decir que su obra sea desconocida en Colombia ni que la ingratitud sea absoluta. Aunque sus escritos más polémicos versan sobre el vallenato, existe un corrido a su memoria, El corrido del sabio, escrita al alimón por Carlos Valbuena y Enrique Flores, pieza que queremos destacar hoy. El corrido y la poesía gauchesca fueron otros temas que llamaron la atención del sabio occitano. El Grupo Mezcal es mejicano y ha dedicado sendos corridos a un francés, Gilard, y a un colombiano, David Murcia. Valbuena y Flores compartían con Gilard el estudio de la música popular.

*Rodríguez, F. (2011). Jacques Gilard: una vida dedicada a Colombia. Revista de Estudios Colombianos.

miércoles, 1 de julio de 2020

Brugés Carmona y la historia de Pedro Nolasco

En esta versión temprana de la historia del acordeonista Pedro Nolasco, llaman la atención ciertos puntos. Uno, la alusión al eje Santa Rosa-El Paso (entonces Magdalena) como vía de entrada de las corrientes musicales extranjeras a la región. Dos, la declaración de cumbias y fandangos como diversiones musicales populares. Tres, en vez de hablar de guacharaca, se mencionan las maracas antillanas. Cuatro, las composiciones de Nolasco son principalmente merengues. Cinco, no se dice cómo aprendió a tocar el instrumento, pero sí que llegó de Curazao, vía Riohacha. Seis, la historia del duelo con el Diablo no se resuelve en victoria, sino en pacto: Nolasco vende su alma por fama y fortuna.

Antonio Brugés Carmona (1911-56), el biógrafo de Nolasco, es un personaje poco conocido hoy. Su rescate es otra deuda que tenemos con el académico Jacques Gilard (1943-2008), editor y comentarista del texto. El texto original fue publicado en El Tiempo, el tres de noviembre de 1940: 

El número del periódico está en línea.


Fuente.

Gilard, J. (2004) Literatura colombiana, 1940. Un texto precursor de Brugés Carmona [note critique]. Caravelle. Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien. Année 2004  82  pp. 225-244. En línea.

Brugés, A. (2004: 1940). Vida y muerte de Pedro Nolasco Padilla [note critique]. Caravelle. Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien. Année 2004  82  pp. 245-250. En línea.