viernes, 28 de diciembre de 2018

De fiesta con Adolfo Echeverría

Suele suceder con los compositores de música popular que se cubran de un anonimato casi completo, del que solo los rescata algún piadoso obituario. Sucedió hace poco cuando Adiós, Adolfo, nos recordó que Amaneciendo tuvo un compositor. Que había nacido en Barranquilla y que comenzó a componer desde joven, como lo prueba su obra La paloma, tamborera grabada por el conjunto de Alberto Pacheco (versión de J. C. Coronel). Y anécdotas, como que se presentaba a escondidas de su padre en los programas de aficionados de las emisoras. O que apostó y ganó, invirtiendo los pesos de su liquidación en grabar Las cuatro fiestas (que otras generaciones conocimos por Diomedes Díaz) con toda la tradición de la Fiesta de las Velitas.


Una maestranza, vocalizada por Nury Borrás, quien cantaba también boleros.

Macondianamente, Echeverría no tuvo tiempo de darle regalo de cumpleaños a su novia y tuvo que suplirlo con el caudal de su inspiración, que produjo el citado Amaneciendo. En esa tierra feliz, el cuento acaba con sancocho de vecinos. La obra le valió el Congo de Oro a su conjunto, en 1977 (también en 1973). Otras creaciones son Nubia (guaracha, canta Elías Paz) y Psicosis (bolero, canta Pedro Juan Meléndez). 
Esa primera etapa del Conjunto del Mónaco dio paso a su época de oro, con Los Mayorales. Allí ensayó todos los ritmos caribes: Te felicitamos (pachanga-merengue), La Nochebuena (murga), Pobrecito mi corazón (bomba), El caimán y la babilla (porro), Bigotón (salsa), Puya y hunde, El bocachico, Canta el boga (cumbia), Cenizas de triqui traqui (paseo), Mueve la barriga (fandango), El pirata (chandé), El solitario (bomba-baión), Prejuicios y Necesito un amor (boleros), Menéalo (cumbia), Poquito a poco (pasebol), El regalo (guaguancó), La Inmaculada, San Rafael (garabato), Y no puedo (salsa), Fantasía marina (cumbia).


   
Las obras de Echeverría alcanzaron difusión en el Caribe, pero pocos sabíamos que el Rey y la Reina de la salsa le grabaron el número Salsa de tomate, en 1970.
Otra página suya muy recordada es Fantasía nocturna, alias Lucerito. Los Teen Agers la grabaron, en 1967; simultáneamente, Los Hispanos.


Los buenos tiempos de su orquesta. Foto: Archivo El Tiempo.

Hacemos nuestra la queja de Alberto Salcedo Ramos: ¡Ay, si la gente que festeja los clásicos populares supiera cuántas lágrimas les han costado a sus autores!

Echeverría en vivo.


martes, 25 de diciembre de 2018

Jerry González y su música nuevayorquina

Una curiosa combinación la del músico Jerry González: trompeta y conga. Con esta última lo vimos en la banda de Tito Puente; con aquella, en el documental Calle 54, de Fernando Trueba. Documental que le abrió las puertas de su último puerto, España.

El sonido nuyorican.

Veamos, pues, la carrera que acaba de terminar en su casa de Madrid. Según su concepto, la música que hizo toda la vida solo era posible para un nuevayorquino, influido lo mismo por Art Blakey que por Machito. González tenía la habilidad, según sus críticos, de ir y venir de lado a lado a voluntad.
En unión de su hermano Andy, Patato Valdés y Nicky Marrero, lo tenemos en el trabajo Portrait of Jenny (1970), del trompetista Dizzy Gillespie. De allí tomamos el número Diddy Wa Diddy, que apellidan mozambique.


No es claro cómo se repartían el trabajo, pero aquí tenemos
a Patato y a Jerry ante el jefe, que tapa a Andy.

Poco después se le ve con la orquesta de Eddie Palmieri, descargando en Central  Park. En 1975, se suman los hermanos al proyecto de un amigo del colegio, el pianista Bobby Paunetto, con quien habían tenido un conjunto para versionar al ídolo Cal Tjader. De allí tomamos Sognord (Todd Anderson).
A fines de 1974, recibieron una invitación para hacer un taller en la Wesleyan University. El grupo que dio clase de ritmos latinos, Anabacoa, se cristalizó como  Grupo Folklórico y Experimental Nuevayorquino. De ilustración de esa época puede servir la composición de Virgilio Martí, Cuba linda; o la de Lolita de la Colina, Se me olvidó que te olvidé


Los hermanos González, en el centro.

Muchos del Experimental siguen en el Conjunto Libre. De esta época se conoce No critiques (P. Hernández). Viene la rareza Donna Lee / A gozar y bailar, parte sobre un tema de jazz atribuido a Charlie Parker, (versiones de Julio Barreto, Bobby Sanabria, Tito Puente); el tradicional Suavecito (I. Piñeiro), Imágenes latinas (B. Palombo-A. González; versión de El Trabuco Venezolano), el bolero Duerme (Prado-Luna), una versión de Miles Davis, Tune Up.  
En 1980, González da dos pasos adelante: se encarga además de la trompeta y firma la tapa del disco. En el mismo ambiente rumbero a que nos tenía acostumbrados, rinde homenaje al cacique taíno Agüeybaná (hubo dos: uno que trató de hacer política con los españoles y otro que los combatió), Agüeybaná Zemí (F. Rodríguez), Evidence (Th. Monk), Caravan (Tizol-Ellington-Mills).
El primero con The Fort Apache Band fue The River Is Deep (1982), que mezcla Bebop (D. Gillespie, versión de Arturo Sandoval), Parisian Thoroughfare (B. Powell, versión de Ricardo Ray), Elegua y Río está hondo (F. Rodríguez). El número Obatalá (M. Cardona) da nombre al siguiente álbum. Hay un registro en vivo de Siempre junto a ti (Estoy siempre junto a ti, de P. Delgado, seguida de Delirio, donde intervienen Chombo Silva y Chocolate Armenteros). Vuelven al repertorio de Thelonius Monk, con Let's Call ThisUgly Beauty, Bye-Ya, Monk's Mood, Misterioso,
No olvidan el bolero: Obsesión (P. Flores), Verdad amarga (C. Velázquez); Moliendo café (?). Se echaba de menos algo de Tjader, cuota que paga Viva Cepeda. Asimismo, el trabajo Rumba buhaina rinde homenaje a Art Blakey y los Jazz Messengers.


Un trompetista atípico, soplando en los patios del flamenco.

Spanish Tinge?

Amor casi imposible y Amstel son un dueto con su compositor Federico Lechner. Una bella versión de Para ti (M. Santamaría), otra de Summertime; insiste en la composición de Pepe Delgado. Aunque Lechner es argentino, está radicado en España, como González, quien llegó principiando el milenio. El éxito del documental Calle 54 le abrió las Columnas de Hércules. Allí se dedicó a mezclar su sonido nuevayorqino con lo propio de la tierra, de manera admirable. Varios botones de muestra: Hubo un lugar (Bebo y El Cigala andaban en lo mismo), Rosa para Julia, En el corazón de Pescaderías, Gitanos de la cava. Con El Cigala, de nuevo, registraron una exótica versión de Avísale a mi contrario
"Este trabajo no lo podía haber hecho en Nueva York porque allí la gente me tiene demasiado respeto. Y eso impide investigar para buscar cosas nuevas", dijo el artista a la prensa. Jerry González buscó y encontró. 


domingo, 11 de noviembre de 2018

Jorge Ben, abençoado por Deus

La carrera de este músico parece ser el caso de éxito temprano. Nacido en 1942, antes de cumplir veinte andaba de pandeirista en los sitios del Beco das Garrafas. En 1963 ya andaba grabando sencillos y hasta un primer elepé que alcanzó la envidiable cifra de 100 000 unidades vendidas.



¿La causa? Allí estrenó su inmortal Mas, que nada!, que ya había cantado para Zé Maria y con Os Copa 5. Sin embargo, su versión definitiva será la de Sérgio Mendes, popular en Estados Unidos, o la de Tamba Trio. Tras él vendrán Os Azes da BossaDizzy Gillespie, Ella FitzgeraldMiriam Makeba, Patato & Totico, Chris Waxman, incluso vocales por The Idea of North y Perpetuum Jazzile.


Publicidad del sencillo en Billboard, con un toque de humor:
"For the correct pronunciation, please call your local Brasilian consulate".

Otro número destacado es Chove chuva, de nuevo versionado por Miriam MakebaSergio Mendes, Nilo Amaro y adaptada al español por Antonio Prieto.
El Tim dom dom ocasionó una curiosa versión de Ismael Rivera.
Del trabajo siguiente, Sacundin Ben Samba, la composición Nena Naná fue versionada por José Feliciano.
En 1969, vuelve a acertar con su País tropical, que estrenó Wilson Simonal, aunque estaba reservada para Gal Costa. De nuevo aparece Sergio Mendes, con una versión que algo suena a bugalú. 



Otro número especial por su anécdota es Fio Maravilha. Alias de João Batista de Sales, futbolista de varios clubes brasileños que terminó su carrera en los Estados Unidos. La composición de Jorge Ben se refiere a su época del Flamengo, cuando se le puso el remoquete por marcar el gol de la victoria contra el Benfica. La canción fue otro éxito, al punto que la cantaba la hinchada del Flamengo en el Maracaná. Incluso Maria Alcina ganó el Festival da Canção de 1972 con la obra. Hasta aquí todo bien, pues el homenajeado puso pleito judicial por el uso del apodo. De manera que Jorge Ben (que pasó a ser Jorge Benjor por cuestiones de derechos) pasó a cantar Filho, en vez de Fio. Al menos mientras el futbolista recapacitó...
Para los televidentes colombianos no deja de ser familiar la alusión a la esclava Xica da Silva.
En parcería con Toquinho compusieron Que maravilha, ganadora de un concurso en Rádio Tupi. Una curiosa versión en dueto de Que pena, por Óscar D'León y Elba Ramalho; y que fue éxito en voz de Gal Costa.
Estas son razones más que suficientes para afirmar que Jorge Ben está bendito...

martes, 9 de octubre de 2018

Tim dom dom, versiones brasileñas de Ismael Rivera

Una de esas rarezas que de cuando en cuando circulan por la radio nos ha dejado unas interpretaciones únicas de Ismael Rivera. En una entrevista, daba la chiva de sus próximas interpretaciones; sin embargo, estas versiones a cappella le quedaron mejores que los registros discográficos.

La "parcería" con Clodoaldo Brito produjo el gran clásico
Berimbau, que también registró Maelo.

Como en otras obras, se trata de una canción brasileña cuya versión española corresponde a Tite Curet. La composición es de Clodoaldo Brito y João Mello, estrenada, al parecer, por João Donato en el elepé Muito à vontade (1962), Tim dom dom. El año siguiente, apareció en el estreno de Jorge Ben Jor, Samba esquema novo. Asimismo Os Intocáveis, en flauta. En 1966, tenemos al pianista Sergio Mendes. En el nuevo milenio, lo interpreta Clara Moreno (2015). Otra voz femenina es la de Lisa Ono.

Siempre será interesante averiguar qué original conocieron y
por qué le dan  a Curet un crédito que ninguna falta le hace.

Por fuera del ámbito brasileño, tenemos una versión de La Nueva Generación (1968).
Pero nuestro cuento es la versión de Ismael con Cortijo, que principiamos diciendo que se estrenó en radio (1966) y al fin se grabó, en el elepé Bienvenido! / Welcome!, Ding ding dong dong, malamente atribuido a Curet (los arreglos son de Tito Puente). El otro número a cappella es El que no sufre no vive, de Hugo González. 
Toda la historia del álbum la cuenta José Arteaga.

martes, 19 de junio de 2018

Roberto Angleró es bomba

Roberto Angleró es uno de los artistas menos conocidos de Puerto Rico. Repasar su discografía ofrece la real talla del compositor que se dedicó a cultivar la bomba, ese gran aporte de su país a la música latina, vía salsa.


"Trulla" es, en dialecto boricua, una parranda,
fiesta musical que combina elementos  peninsulares y autóctonos.

Angleró declara en una entrevista que no vivió de la música, por lo cual no extraña que su obra sea corta. Principió con un chachachá que Lito Peña le convirtió en merengue: Qué le pasa a mi chamaca. Dos, El pisotón; para el tercero ya lo ponían a la altura de Rafael Hernández: La pared, que merece capítulo aparte. 

Repasaremos sus composiciones, aparecidas desde la década de 1970. Dónde están los rumberos, El pantalón, Rosa blanca, Salao, Consuelito; llaman la atención dos canciones colombianas: Chan con chan (C. Ochoa) y La misma vaina (T. Zúñiga). Préstame tu corazón, Mil veces te quiero, A guayar ese piso, Mi china, El lobo.     
En 1979 ofrece un trabajo titulado Tierra negra, donde escribe todos los números: Si Dios fuera negro, Me voy pal campo a vivir (Bobby Valentín), Eternamente, sinceramente, Tierra negra. Para el segundo álbum de Tierra Negra, El color de tu piel, la bomba sigue mandando la parada: Esto ta malo, Mi bomba, Por el color de tu piel (T. Curet), Niña bonita (L. Peña), la danza El coquí (J. Quinton). Trulla moderna da título al siguiente álbum, además de El cinco de enero, No tengo quien me quiera (O. Solano). De un elepé con el nombre de la orquesta: Boda negra, una versión de Little Suede Shoes, de Charlie Parker.


En 1982, mereció el Congo de Oro, en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla, gracias a ese otro aire nacional, el seis chorreao El cinco de enero.

El éxito de 1979 apareció en el variado Lo mejor del año, de 1980.

La pared.

Un bolero clásico, estrenado por Yayo el Indio y la Panamericana. Le siguieron Daniel Santos, Bambino, Los Tres Reyes, Marco Aurelio, el inmenso Ledesma, Felipe Pirela, Marco Antonio del Perú, Lalo Rodríguez, Leonardo Paniagua y la moderna Ileana Cabra.  

Números sueltos, grabados por otras orquestas: Chinita, Jacinto se curó, Echa, Martín, Pícalo, gallo, La cara, Alegría y paz, Cantares (Orquesta de la Luz), Rumberito, A quitarse, Lindo terruño, Algo extraño, El pisotón, Dónde están los rumberos, Se pone bueno, Es Navidad, Bomba pa Rosa y José, El jala jala llegó, Calambre, Sabor a guaguancó, Frutas de mi país, Viento en popa, La rumba no se acabó, No es de pena, La banda de Tommy, Mírate al espejo, Serrana (El Sexteto Miramar), Dos coplas y un olé, Amolador, Se acabó el bembé, Soy boricua, La ley n. 10, Soy rumbero, Hojas blancas, Aquí no me quedo, Con güiro y pandereta, No hagas caso, La vida te doy, La salsa de hoy, El gordito de oro (con B. Muñiz), No es mentira, Borinquen, yo te canto, Safa, Diablo, Cristóbal Celai, Que viva la paz, Te vas a arrepentir, Antero, Cuca puruca, Yo soy de los bravos, La soledad, Son son chararí, Linda Teresa, Satisfacción, La boda de ella, Post data, Aquí no ha pasado nada, A quitarse, La maldad, El pie, Aquí está el sabor, La cicatriz, Cayó el telón, Vas por ahí, Esta noche sale el lobo, Calla, Si la ven, La ola, Fiesta en el barrio, Al fin cediste, Bomba de Puerto Rico, El fin, Yo sé que eres tú, Ódiame, Ramo de flores, Te vas de mí, Amor sincero, Como el papá, Que si pienso en ti, No te acuerdas de mí, Como me gusta a mí, Se pone duro, Cantares (Domingo Quiñones), En la palma de mi mano (El Gran Combo), Los sueños, Quién rayos me mandaría,  Si la ven, Préstame tu corazón, Regalo de Dios, Ya no me duele el dolor, Arrollando va el sabor, Yo la busqué, Hace tiempo que te estoy mirando, Me voy de aquí, El señor de la señora, Parece que uno se va a morir, Yo no tengo marido, En la palma de la mano.
La Orquesta Panamericana de Lito Peña
abre su elepé de 1963 con el bolero moruno de Angleró.

lunes, 16 de abril de 2018

¿Es el mismo son montuno? Salsa y música cubana

Dos polémicas infinitas en la música latina: ¿Quién inventó la palabra "salsa" y por qué? ¿Es la salsa música cubana, simplemente?
Las dos cuestiones, por supuesto, están relacionadas. Nos interesa hoy la segunda, que puede responderse afirmativa o negativamente. Por la primera se inclina Mongo Santamaría en A mí no me engañan (You Better Believe It) (1979). Petrit Baquero, en un homenaje a Salvador Cuevas, citaba una afirmación de Willie Colón, según la cual podía hacer un concierto entero de salsa sin tocar números cubanos. Otro capítulo de la polémica lo escribió Guillermo Portabales, en un son montuno de su autoría, Esto se llama montuno (cóver de Zambrano y Su Conjunto). Afirma Cristóbal Díaz Ayala que el elepé donde viene se grabó días antes de su muerte, en octubre de 1970.
Una posición conciliadora y realista tomó la Sociedad 76 Orchestra con La solución de la salsa (Titi Soto). 


Masucci y Pacheco, artífices de la disquera Fania.
Acaso tenga razón Leonardo Acosta al afirmar que en la salsa
fue de gran importancia la parte comercial del producto.

Resumiendo, los cubanos Santamaría y Portabales cierran filas en favor de la cubanía de lo que caprichosamente, según ellos, se llama salsa o bugalú. Los puertorriqueños están, de pronto, más cerca de la solución al afirmar que los países del Caribe han ido añadiéndole sus elementos autóctonos a la raíz cubana: una verdadera salsa. De lo dicho se comprende que en la salsa hubiera tendencias. Desde el sonido orientado a lo puertorriqueño en el caso de Willie Colón hasta el influjo de lo cubano en Johny Pacheco. Un artículo de Leonardo Acosta pone las cosas en sus sitio, teniendo en cuenta los orígenes, el contexto y los aportes de la salsa. 
Llama la atención la posición de Pupi Legarreta, músico cubano en el exilio que aplaude la obra de Pacheco y Masucci (J. Barreto). 
Como quiera que sea, no dejamos de suscribir el voto de las Estrellas de Areíto, Que siga impernado el son.

jueves, 22 de marzo de 2018

Tico tico no fubá: copetones en la música latina

Zequinha de Abreu (en la pila José Gomes) fue un compositor paulista que, en 1917 y de 37 años, presentó en un baile de su pueblo natal un choro inacabado e innominado. Cuentan que las parejas bailaban la pieza frenéticamente y que al compositor le pareció que el espectáculo semejaba el de un copetón en el salvado ("Até parece tico-tico no farelo!"). 



Pues al resto de la banda le sonó que ese era el título definitivo. Bueno, casi: como ya existía una composición homónima, tocó dejarlo en Tico-tico no fubá (Copetón en la harina de maíz). Así nació una de las canciones brasileñas más universales de la historia. La cosa no fue, empero, tan rápido: apareció, que sepamos, en 1931 por la Orquestra Colbaz. En 1942, salió la versión con texto de Eurico Barreiros, vocalizada por Ademilde Fonseca. Una década después se estrenaría la película homónima, biográfica de Zequinha, desaparecido en 1935. Es decir, no alcanzó a conocer el éxito mundial que le dio Carmen Miranda, en 1945.


Eros Volúsia en la tapa de Life (22-10-1941). De la sesión fotográfica se desprendió el contrato con MGM.
A pesar del éxito, volvió a su país. Foto: Hart Preston.

Poco antes, Ethel Smith lo había interpretado en Bathing Beauty (1944); así como la bailarina y coreógrafa carioca Eros Volúsia, en Rio Rita (1942). Ya el Pato Donald lo había bailado, de la mano de José Carioca, en Saludos, amigos (1942, canta Aurora Miranda). Carmen Miranda hizo lo propio en Copacabana (1947). Otras versiones: Cugat, Desi Arnaz, Esy Morales, Ney Matogrosso,

Versiones posteriores y justamente famosas son las de Parker, Paco de Lucía, Paquito D'Rivera
Ñapa: una curiosa versión en formato de mariachi; otra en el acordeón de Chelito de Castro.  

jueves, 15 de marzo de 2018

Borra (Risque), clásico brasileño en tiempo de bolero

No es nuevo estudiar los temas brasileños que han resultado divinamente versionados para la música antillana. Willie Colón benefició mucho esa mina e Ismael nos ha dejado ese clásico con que suelen cerrar labores los bares del Caribe. Hoy nos ocupa una joya de Ary Barroso (1903-64), quien compuso este samba canção, en 1952. El año siguiente, ya aparecía en disco vocalizado por Orlando Silva



De las versiones en nuestra lengua, puede ser la de Graciela la mejor. Es de la década de 1960 y consta que la adaptación es del uruguayo Horacio Sanguinetti. Sigue en preferencia, y a corta distancia temporal, la de Paquito Guzmán. Anterior a todas parece ser la de Miguelito Valdés, correcta pero que no atrae. 
Grata sorpresa la que nos da Wilfrido Vargas, fuera de sus dominios merengueros. Especial resulta la de Libre, por ser arreglo de nuestro Eddie Martínez (canta Héctor Alomar). No estaría mal cerrar con el siempre correcto Leo Marini y con la rareza biligüe de Lucho Gatica. El capítulo colombiano corre por cuenta de Alberto Granados, Billy Pontoni y una instrumental de Jaime Llano González.

La letra, en portugués, es como sigue:

Risque meu nome do seu caderno Pois não suporto o inferno Do nosso amor fracassado Deixe que eu siga novos caminhos Em busca de outros carinhos Matemos nosso passado Mas se algum dia, talvez A saudade apertar Não se perturbe Afogue a saudade Nos copos de um bar Creia Toda quimera se esfuma Como a beleza da espuma Que se desmancha na areia

Versión muy ceñida, que acierta cuando dice "mas si algún día la angustia me hiciera llorar" (Mas se algum dia, talvez a saudade apertar), pues la nostalgia que aprieta bien puede resumirse en angustia. Sin embargo, el angustiado no es quien habla, sino a quien se habla. El final no tiene sentido, pues no hay quimera de espuma, sino un símil entre una y otra. Espuma que no se desborda, sino que se deshace (se desmancha, en portugués). En fin, elección que destruye el símil, pues en ninguna cabeza cabe que lo que se esfuma se parezca a lo que se desborda. 
Lo curioso es que Graciela sí canta bien al repetir la estrofra "toda quimera se esfuma".
El caso de Wilfrido es paradójico: apegándose a la literalidad del texto, no incurre en los errores que afean las magníficas interpretaciones de Graciela y Paquito. Sin embargo, sacrifica el ritmo y el patetismo de sus predecesores cuando dice: "mas si algún día, tal vez, la nostalgia llegara, no te atormentes, ahoga tus penas en las copas del bar". Copas que están en el original pero que desde Graciela habíamos omitido sin perjuicio del sentido. El "créeme" también es del original y arregla el sinsentido que apuntábamos arriba. Luego, después de tan buena comprensión del texto, resulta insólito que nos salgan con que "la blancura de espumas (...) se desmaya en la arena". Desmayo que comparten la versión correcta pero insípida de Leo Marini, la bilingüe de Lucho Gatica, al de Miguelito Valdés y la de Alberto Granados. El único que dio en el clavo de que la espuma se deshace en la arena fue Arturo Gatica, mérito que echa por la borda al final, con la ocurrencia de que se... desangra. 
Ñapa: una versión sambeada de Encarnita Polo.

domingo, 11 de marzo de 2018

Paquito Guzmán canta boleros

Paquito Guzmán es una de las grandes voces del bolero salsero, pero poco se habla de él en este aspecto. De nombre de pila Frank y natural de Santurce (20-11-1939), se dio a conocer en el Conjunto Cachana (1957), de José Quijano. De esa época podemos citar Monterrey (J. Barreto), Hay que recordar (Piloto y Vera), Negrito (H. Urdaneta). 




La colaboración con Quijano y la estancia en Nueva York duraron un lustro, tras del cual vuelve a su tierra, nada menos que al estreno discográfico de la orquesta de Tommy Olivencia. En Tru-cu-tu oímos Este rencor (S. Suárez); luego vendrán Tus mejores horas, Mi desgracia, Verdad amarga (C. Velázquez), Borra mi nombre (A. Barroso), Eso no puede ser y Juré (Curet), Sin compromiso (P. Lango), Vida consentida (H. Parra), Pecador (R. Hernández), Alma con alma (J. Márquez), Amigo infiel, Una orquídea para ti (C. Carvajal), Psicología (J. Vázquez), Yo quiero darte un nombre (L. Neves), Qué hipócritas somos.
En 1975 decide grabar en solitario el trabajo Escucha mi canción (Inca), lleno de repertorio romántico entre boleros y baladas. Seguido de Mintiendo se gana más, donde repite Negrito. Vuelve a lo suyo con Olivencia, vocalizando Qué importa dónde (L. Neves), Elige, Me estoy imaginando, Amigo, Homenaje a Rafael Hernández, Medley de boleros, Aunque te cases de blanco (P. Lango). De sus discos independiente tenemos Me marcharé llorando, El viejo parquecito
Teniendo en cuenta estos antecedentes, resulta muy natural que, en 1986, apareciera con un elepé íntegro de baladas en salsa. 

La delantera de la orquesta de Olivencia.

Sin entrar en la polémica estéril de salsa dura contra romántica, lo cierto es que allí venían joyas como 25 rosas (J. Sebastian) y Ser amantes (Román-Cepero). Con la misma Champán y Ron Orquesta (nombre desafortunado, ¿no?) grabó otra tanda, donde sin duda es destacable Cinco noches (Escobar-Seijas). En 1990, vuelve a concentrarse en los boleros, acompañado de cuerdas: Diez lágrimas, Vuélvete a mí, Me marcharé llorando. Luego, una bonita versión bailable de Contigo (C. Estrada). RomantiCole es un repaso al repertorio del famoso crooner, principiando por Tres palabras (O. Farrés) y acompañado de su paisano Juan Manuel Lebrón; Acércate más (O. Farrés); Nadie me ama (Lobo-Maria), Vaya con Dios (Pepper-Russell-James), entre otras. De un casete de canciones de Tite Curet, Joe Quijano hizo un trabajo con lo inédito del compositor. Guzmán participa allí en Nube negra


lunes, 26 de febrero de 2018

Malanga, rumbero famoso


¿Y Malanga? Murió. Eso venimos repitiendo mecánicamente desde que conocemos la famosa columbia. Sabemos asimismo que Unión de Reyes lo llora, aunque allí hace rato su memoria se diluyó en mito: "No estaba en ninguna parte y estaba en todas".

Los Papines, una dinastía de rumberos.

Leonardo Padura se ha interesado en la crónica de este personaje, en la pila José Rosario Oviedo. Nació en 1885 en Sabanilla del Encomendador, un pueblito de la provincia de Matanzas. Con la gracia de los elegidos, según lo supo ver la comadrona interpretando los signos de los caracoles y las palomas. Vida que acabaría temprano por acción del veneno, conforme a la profecía de su madrina. 
Sus dos pasiones fueron el baile y las mujeres, no sabemos en qué orden. En todo caso, ambas determinaron su prematuro fin: envidia de los varones y celos de la mujer que lo protegía de sus enemigos. 

Llegó pues a una fiesta en Ciego de Ávila, donde los rumberos invitados eran los no menos famosos Mulense y Chenche. El aparecido no vio problema en robarse el show, bailando con un vaso de aguardiente en la frente o haciendo piruetas entre botellas, sin derramar aquel ni estas (figuras llamadas "tratados"). Ahí fue Troya, porque los rumberos rivales se llenaron de envidia y parece que decidieron eliminarlo, ora envenenándolo ora dándole a comer vidrio molido en la comida. Mejor lo primero, para no estropear los vaticinios que hicieron a Malanga depender de que su mujer siempre le administrara la bebida.
La vinculación con el poblado matancero de Unión de Reyes dependió de sus actividades como director de la chambelona que allí tenía el Partido Liberal. A la memoria de Malanga se ha cantado y se seguirá cantando la composición de Israel Rodríguez: Machito, Orquesta Casino de la Playa, Mariano MercerónSenén Suárez y su Conjunto, Orquesta Cheo Belén Puig, Tito Puente, Tito RodríguezChico O'FarrillSierra Maestra, Orquesta Típica Ideal, Conjunto Libre, Rubén Blades, Estrellas de Areíto, Willie Rosario, Sonora Gloria Matancera,

El baile de la columbia es masculino y tendiente al virtuosismo del ejecutante. Sin embargo, re recuerdan unos cuantos nombres de columbianas: Andrea Baró, Chaní, Concepción y Aguedita. 
A otros rumberos o timberos (timba y rumba también suelen ser sinónimos) se ha cantado: Mulense, Rumberos de ayer,


Fuentes:

Leonardo Padura. La última rumba de José Rosario Oviedo, en El viaje más largo. Plaza Mayor, 2002.

Ned Sublette. Cuba and Its Music: From the First Drums to the Mambo. Chicago Review Press, 2004.