Contaba entonces 44 años (nacido en Placetas, Las Villas), 27 de los cuales vendiendo mantecaditos "por toda la República". El caso fue que Fanneity estuvo en Santa Clara, donde le oyó el pregón a Filiberto. No fue el primer arreglo que se le hizo, pero sí el que le dio cierta notoriedad local. Los mantecaditos los fabricaba su compañera, Rafaela Varona Reyes, y su pregón ayudaba a venderlos:
Cuando yo canto la gente me rodea, los muchachos salen de las casas, todo el mundo se queda mirando y yo me siento artista.
Yo nací con esa vocación para la música. Yo pensé muchas veces de muchacho que podía llegar a ser un gran músico y a cantar en público y que me aplaudieran. Pero como soy un hombre pobre y tengo que ganarme la vida trabajando muy duro, me dediqué al pregón. Así me doy gusto cantando y busco el diario conque ayudo a mis padres y
sostengo mi casa.
Mi inspiración musical es mucha: (...) Por eso yo tengo varios pregones: uno de tamales, otro de merengues y uno que titulé Crocante habanero, que es el más bonito de todos los que yo he sacado. Yo
le aseguro que es más melódico que Mantecadito.
En julio de 1959, Celia Cruz vocalizó el pregón Crocante habanero, atribuido a J. J. Trujillo.