viernes, 29 de diciembre de 2023

Olga Chorens, in memoriam

Entre los personajes que se dieron el lujo de ponerse al frente de la Sonora Matancera, una pareja atractiva pero quizá poco recordada fue la de Olga y Tony. El matrimonio y pareja musical tenía su propio programa musical en la CMQ, El show de Olga y Tony, que también pasaba por televisión, donde contaban con el respaldo de una orquesta. En la década de 1950, recibieron el premio Miss y Míster Televisión. En la ciudad de Miami, se les concedió una estrella en el Camino de la Fama, así como una calle nombrada en su honor.


Más que "La pareja feliz", era la familia del espectáculo, que ponía en escena
a sus hijas, Lissette y Olguita, ambas con sus propias carreras.


Casi centenaria.

Olga Chorens había nacido en La Habana, el siete de febrero de 1924. Comenzó a cantar de niña, en Radio García Serra; luego triunfó en la Corte Suprema del Arte, pasando a competir con adultos. Por esa época Tony Álvarez, quien sería su esposo, conducía el programa Ritmos del Plata, dedicado a la música del Cono Sur. Los dos coincidieron en la orquesta Río la Plata y se casaron en 1945 [Díaz Ayala afirma lo contrario: se casaron en 1946 y salieron de gira en 1947].

Terminada la gira por Latinoamérica [su hija Lissette nació en Lima, 1948], inicia su carrera discográfica, en 1951, con los boleros Amémonos (Manuel M. Flores: versión Lucho Gatica) y Esto es felicidad

Dueña de un repertorio variado, donde hubo: Los ejes de mi carreta (A. Yupanqui), la guabina El pescador (Rocha-Díaz: versión Garzón y Collazos), el bolero zambra Y sin embargo te quiero (Quiroga-León: versión Conchita Piquer), la ronda El ratoncito Miguel (FB Caignet), el jingle Amor con publicidad, el pasodoble De Caiz al puerto (Lito Montes), la canción Arrivederci, Roma (Rascel-Garinei-Giovannini), la polka El chacachá del tren (García Cote), los valses Alma, corazón y vida (Adrián Flores: versión Lucía-Algeciras), La flor de la canela (Ch. Granda: versión La Lupe), Mi ofrenda (Granda) y Todos vuelven (César Miró: versión Rubén Blades). El fox canción Chinito, chinita (O. Farrés), el popular Frenesí (A. Domínguez: versión Carlos J. Ramírez), En mi viejo San Juan (Noel Estrada), Amarraditos (Durán-Pérez: versión Vicentico Valdés), La leyenda del beso (Soutullo-Vert: versión Chucho Avellanet) y algo de Agustín Lara, Regalo de viaje, asimismo Padam, padam (Contet-Glanzberg); Cuando tú te hayas ido (Sansores-Brito: versión Raphael). Una rareza: Por cuatro días locos (R. Sciammarella: versión Alberto Castillo).

Chorens también grabó balada, una bonita versión de Cuando estemos viejos (versión Jorge Falcón). Tampoco descuidó las fiestas de fin de año: Cantares de Navidad (B. de Jesús).


La pareja ideal. Fuente: nostalgiacuba.com


Olga Chorens es familiar a los cultores de la vieja guardia por un gran bolero: Mis noches sin ti (Ortiz-Márquez: versión José Feliciano). En esta cuerda, también hizo La tristeza mata gente (Cunheiro-Álvarez), Tu cariño (M. Maurano), Canta lo sentimental (Fuente-Montiel: versión Issac Delgado), Adios, Felicidad (Ela O'Farrill: versión Bola de Nieve) y Besos de fuego (Discépolo: versión Blanca Rosa Gil).

Lugar aparte merece la composición de Lucho Bermúdez, Linda caleñita, (versión Matilde Díaz), con el respaldo de la Sonora Matancera, el dieciséis de septiembre de 1954, misma sesión en que grabó Yo soy esa (Quintero-León-Quiroga: versión Concha Piquer). Entre las interpretaciones que quedaron grabadas en televisión, debe destacarse el tango Sueño de amor (Rosemberg-Comilla-Biettti).

Se dijo al principio que la pareja hacía un show televisado. Una canción infantil alcanzó considerable fama. La propia Olga dijo en entrevista que la criatura la persiguió toda la vida: El ratoncito Miguel (FB Caignet). Otra faceta de su vida fue el exilio, como quedó plasmado en Cuba.

Olga Chorens murió el veintidós de septiembre de 2023.


Linda caleñita, un porro a la cubana, interpretado por Olga y Tony.


*Tony, por su parte, vocalizó El vapor, de Nelson Navarro. Un porro-guaracha, que también aparece atribuido a Edmundo Arias. El caso es interesante, Pues Navarro fue un cantautor cubano que, tras la Revolución, pasó por varios países de Suramérica, incluida Colombia.

**Olguita entrevista a Olga Chorens.

Fuentes: 

Olga Chorens y Tony Álvarez, en nostalgiacuba.com

Olga Chorens, en Ecured

martes, 26 de diciembre de 2023

Alberto Beltrán, centenario

¡Dominicanícese! era el grito de batalla del gran cantante de Palo Blanco (La Romana), nacido el cinco de mayo de 1923.

Profeta en Cuba

En una entrevista para El Tiempo, Beltrán contó cómo se vinculó a la Matancera:

En el año 1954 regresé a La Habana para hacer una serie de presentaciones. En una de ellas, en Radio Mambí, fui sorprendido por el director del conjunto, Rogelio Martínez, quien me propuso que ingresara a su agrupación. Recuerdo que Rogelio me dijo: Oye chico, tú tienes clase y te identificas con nosotros. Vamos a grabar*. 

¡Dominicanícese!, con Alberto Beltrán. Detalle de la
carátula de un elepé de Quisqueya Records.



Tres sesiones bastaron para que Beltrán se consagrara con la Sonora Matancera, dos el día dieciséis, de septiembre y de noviembre de 1954: en la primera, vocalizó Ignoro tu existencia (R. P. de la Mota) y Aunque me cueste la vida (L. Kalaff); en la segunda, Todo me gusta de ti (Cuto Estévez), El negrito del batey (M. Guzmán), El diecinueve (Radhamés Reyes) y Enamorado (Pepe Balcácer). El dieciocho de enero de 1955, dejó la respuesta a una pieza grabada: Contestación a Aunque me cueste la vida, dueto con Celia Cruz, y Te miro a ti (Julio Bodén).

No obstante el éxito, Beltrán pasó a formar con el Conjunto Casino, rival de la Matancera, en ese enero de 1955. Beltrán volvió a grabar varios éxitos con la Matancera, interesantes porque dice mejor algunos textos. Con el Casino, el repertorio es variado. Por el lado del merengue, una interesante mezcla de merengue y chachachá: Mantecadito (Rudy Fanneity), La maneca (Radhamés Reyes), Dolorita (Luis Alberti), Te doy mi amor (Radhamés Reyes) y Parranda de Navidad (Beltrán-Reynoso). Uno de los éxitos de Nelson Pinedo con la Matancera, El muñeco de la ciudad (Adrián Pérez). Una guaracha, composición del propio Beltrán, El vale José

Otra vinculación importante del dominicano, ahora con el pianista René Hernández, produjo dos long-playing: Regresa y Nuevo triunfo (1960 y 61, respectivamente). Principiemos por una composición del propio Negrito, el bolero Estrellita, ven a mí; dos del Dr. Sánchez Acosta: Papá Bocó (guaracha, versión Noro Morales) y Samaná (son montuno). Luis Kalaff aporta los merengues: Te busca tu mujer y Sabina. Entre los boleros (quince de veinticuatro números), puede citarse Romance en La Habana (Ray Tico) y Vereda tropical (G. Curiel). Una rareza, catalogada como salve-merengue, originalmente un pasaje de Juan Vicente Torrealba, Sueño azul (versión La Rondalla Venezolana).

En la década de 1960 (las fuentes varían), graba un disco histórico con Willie Rosario, que apenas empezaba: Quiero saber. Seguía siendo un bolerista (siete de doce números): Libre de pecado (Nelson Navarro: versión Leo Marini) y Taboga (Ricardo Fábrega) tienen ya el sonido nuevo del bolero salsero. No falta un merengue, de Toño Abréu, Fiesta cibaeña; tampoco abandona la guaracha: Cambia el tumbao y la enigmática guaracha haitiana Haida huo.

Con la orquesta del venezolano Chucho Sanoja, registró varios números y ritmos: los boleros Mentira y Nelly; los merecumbés Ven acá, mi amor y El ritmo del amor. Con Los Megatones de Lucho, grabó el trabajo Mecanógrafa. Con Lucho Macedo, grabó el álbum Armonía musical (1963), variado con todos los ritmos. Merengue: La salve del loco (Panchito Mena) y otra versión de Mantecadito, el merecumbé A los bailadores (Sarita Salas: versión Dioris Valladares); seis boleros: Mil cosas (Francisco Corchado), Nelly (), La primer mujer (D. Santos), No hay amigos (Alberto Beltrán), Me matarán (D. Santos: parece que el título es Me mataré, como en la versión del propio autor) y Ocaso (Sánchez - Chorot: versión Daniel Santos). Guarachas: Sabrosura (M. Hernández), El telegénico (Raúl Aguilar) y El rin rin rin (M. Hernández).

Con la Sonora Salomón, un elepé más, dedicado enteramente al bolero: Salud (Manzanero), Sin ti (Pepe Guízar), Hoy (Rosendo Montiel), El que pierde una mujer (Cortázar-Arcaraz), Niega (Indalecio Ramírez), Cuando te vuelva a encontrar (R. García), A la orilla del mar (Cortázar-Esperón), Llegas (R. García), Ven, guajira (Álex de Sosa), Vuélveme a querer (Mario Álvarez), De boca en boca (JJ Espinosa) y Mi indiferencia (Josefina Bardina). Con arreglos y dirección de Salomón Jiménez y Álex Sosa, vocalizó Por la cruz (Alberto Domínguez), Mujer (A. Lara), Ya (Carlos Quintana) Eres cabaretera (Acosta-Sánchez Mota), Llegaste tarde (Wello Rivas: versión Rodrigo de la Cadena), Un nuevo día (Federico Baena), Nosotros (Pedro Junco: versión de Tito Gómez con la Ponceña), Prisionero del mar (Arcaraz-Cortázar), Miseria (Miguel Á. Valladares: versión María Luisa Landín), Perfidia (A. Domínguez), Eres (Luis Demetrio) La cocaleca (Cavalli-Cajal). 

Un disco posterior tiene estos datos: interpreta a Salvador Veneito, con el conjunto Impacto, dirección Papi Peña. Allí vienen: Mi coquito (versión Celia Cruz), Imposible nuestro amor, Amor de fuego, Amargo llanto, Flor primaveral, Besos fieros, Chachachá en la playa, Mi chaparra, No sé por qué y Mi linda matancera.

Con Cuco y Ramón Orlando Valoy vocalizó: Así es la vida, Nelly, Dominicana, Romance bajo la luna (Carmen Delia Dipini, Si no vuelves), Un minuto, Si tú te vas, Desde que te fuiste, Para que lo oigas, Morena y Ven. De una grabación, sin mayores datos y con repertorio ya conocido, destacamos: Hay que gozar la vida (L. Kalaff), los merengues La escoba (Perucho Navarro) y El negro feliz (José Sosa), el afro María la O (E. Lecuona) y el bolero Bendito amor (Bienvenido Brens).

Grabó asimismo con Los Matecoco de Pancho Cataneo: un ciclista cubano, radicado en Méjico, que por una lesión se dedicó a la música. Formó con el pianista Alejandro Sosa el grupo Habana de sosa. Con Los Matecoco, hizo gira por Europa. Grabó una obra de Pacho Galán, Cara sucia, según la Discografía de Díaz Ayala.

El chipi chipi (Gabriel Rodríguez), con el conjunto Batey de Sosa, sirve para cerrar esta panorámica musical, con repertorio nacional.

Beltrán con la delantera del Conjunto Casino: son interesantes sus versiones
con ellos, pues lee textos más correctos.



El cantante.

Respecto de las cualidades vocales de Alberto Beltrán, esta es la opinión de Luis Fernando Ortega:

Todas las virtudes vocales sólidamente configuradas, gran brillo, excelente apoyo en toda la línea y rango de fraseo, gran cualidad tonal e intachable entonación y musicalidad, incluido su sentido del ritmo, dando como resultado un metal de voz característico y contundente que superaba en este sentido a muchos de sus contemporáneos. Y es en las notas largas y sostenidas, no solamente en la calidad de su timbre, donde podemos apreciar todas sus virtudes, dado el uso pleno de las posibilidades de la voz, lo que constituye un parámetro básico para lograr máxima excelencia en el sonido vocal. Luego un cantante así cuenta sobradamente con las herramientas imbatibles para enfrentar con la máxima calidad y fluidez desde un bolero a una guaracha. Y es lo que hace el gran Alberto Beltrán con todo el repertorio que nos ha dejado y que podríamos apreciar con temas que son referentes inolvidables en el dominio magistral del canto, como Aunque me cuesta la vida, Todo me gusta de ti, El negrito del batey, Mil cosas o Aida Huo, entre las más difundidas.
 

Un vistazo a la Dominicana de Beltrán.


La Romana, área campesina de trabajo de la caña.
Foto: Naranjo, 2010.



En la década de 1870, el país conoce una fiebre de los ingenios y la industria azucarera. En 1893, existían diecinueve grandes ingenios. En 1912, en un proceso de inversión extranjera, se instala el Central Romana, al este de la isla. Para cuando nace Alberto Beltrán, había cerca de dos millones de hectáreas dedicadas al cultivo, en todo el país. En 1929, las compañías norteamericanas controlaban el 92 % del negocio azucarero. La economía dominicana dependió del azúcar y otros productos agrícolas (café, cacao y tabaco) hasta el último cuarto del siglo veinte, cuando la balanza se inclinó hacia el turismo, las remesas y las zonas francas.


El central, escenario de tantas canciones de la
música antillana. Foto: Naranjo, 2010.


Fuentes.

*Pérez, F. El Negrito murió como soñó. El Tiempo, 6-2-1997.
Naranjo, C. dir. (2010). Historia de las Antillas. Vol. II: Historia de la República Dominicana. Frank Moya, coord. Madrid: Doce Calles. 

lunes, 6 de noviembre de 2023

Los 85 de Alci Acosta

Una edad venerable a la que ha llegado Alci Acosta, año que parece ser el de su retiro. Alcibiades Alfonso Acosta Cervantes nació en Soledad, el cinco de noviembre de 1938. Tuvo lecciones de piano con Ana Carrasquilla y, luego, en la Escuela de Bellas Artes de Barranquilla. Ya formado musicalmente, le faltaba conocer a un gran compositor. Ello ocurrió en 1965, cuando se encontró con Cristóbal Sanjuán, quien puso en sus manos el primer éxito: Odio gitano. Todas las canciones de álbum Son recuerdos pertenecen a Sanjuán, excepto una del propio Alci.


La dupla Acosta - Sanjuán, en el elepé Son recuerdos. Como siempre, la anécdota
va en el sentido de que Acosta terminó de cantante accidentalmente...


Las coordenadas de su obra son el despecho y la cantina, el refugio del que tiene sed material y espiritual*. Hay otro Alci, sin embargo: el del gran repertorio universal. En un rincón del alma (A. Cortez), No (A. Manzanero), Ole (L. Demetrio - versión de Celia), Yo soy aquel (M. Alejandro), Amor de pobre (P. Ávila), Enamorada de un amigo mío (R. Carlos), Cenizas (Wello Rivas), Dos rosas (Bernardo Ortiz - versión de Wilfrido), Se me olvidó otra vez (J. Gabriel), Rompamos el contrato (H. Nelson), Hola, Soledad (P. Ortega), El rey (JA Jiménez), incluso una composición optimista como Un mundo diferente (Ó. Arriagada). Alci grabó una composición de Lolita de la Colina, Quiero volver a ser tu amante. Hizo también la famosa Amor perdido (P. Flores), Lágrimas negras (M. Matamoros), Cien mil cosas (JD Quiñones - versión de Celio González), Mi barca (Portoles - Larrea), ¿Por qué ahora? (B. Capó - versión de Vitín Avilés), Para que no me olvides (Ray Girado - Versión de Rubby Pérez)

Grata sorpresa es la versión que hizo a dúo con Julio Jaramillo de Cuando salí de Cuba (L. Aguilé). Otra curiosidad notable es su versión de Periódico de ayer (T, Curet), arreglada por Naldo Campos.


Sing Sing

La famosa prisión gringa anduvo de boca en boca gracias a la canción de Bienvenido Brens, primero vocalizada por José Feliciano (el Ray Charles de Puerto Rico), en 1967; luego por Alci Acosta (parece que la primera versión es de Palmenia Pizarro, 1966). La prisión, de máxima seguridad, tuvo la cámara de ejecución del Estado de Nueva York hasta que se abolió la pena capital, en 1977. Hay planes de convertir parte del presidio en museo; en todo caso, Eddie Palmieri ya dio un concierto allí, en 1972.

Sanjuán, el descubridor de Alci.

*Muchos han visto en la cantina un espacio materno, acogedor y de evasión. Fernando Savater la definió como "un territorio en esencia materno, hospitalario". En la cantina (D. Santos) de Daniel Santos y Julio Jaramillo, hay una estrofa sintética: "La cantina es el oasis / del que tiene sed de besos, / del que tiene sed de abrazos, / del que tiene sed de amor". Moscoso. M. (1999). La canción de rocola. Quito: El Conejo.

sábado, 28 de octubre de 2023

Bugalú, primera entrega

En esta vereda tropical, tarde o temprano había que toparse con el bugalú: así, sin abundancia de oes, pues también es cosa hispana y la escribimos conforme a las normas de nuestro idioma.

No podemos desaprovechar el habernos encontrado con la anécdota del nacimiento de uno de sus clásicos: Bang, Bang!*. The thing goes like that: Juan Flores principia su ensayo** sobre bugalú citando a Jaime (así le decían entonces) Sabater: "Let's just try it out, Sonny. If it doesn't work, I'll buy you a double". Sabater se refería a que el Sexteto estaba tocando su repertorio pero la gente permanecía sentada. Sonny, es decir, Joe, se mantenía fiel a las canciones del último disco pero, al final del segundo set, decidió hacerle caso al timbalero. Jaime fue con el pianista, Nick Jiménez, con las instrucciones de lo que tenía en mente. En su recuerdo, no alcanzó a volver a su puesto del timbal cuando la gente llenaba la pista, al grito de "bi-bi, ah". El éxito fue inmediato, así como la aparición en el listado de Billboard, superando incluso los registros de El pito, el año anterior.


Cuba y Sabater en la composición de estos números, muy onomatopéyicos:
al otro lado, Push, Push, Push.


Como afirma Flores, el bugalú fue el punto de encuentro de dos grupos que llevaban tiempo compartiendo el espacio físico. Afroamericanos y latinos compartían, además, el espacio de la fiesta y, por fin, encontraban una tierra común para el baile y la música. El ambiente de fiesta se siente claramente en las grabaciones. Culturalmente, coincide con el movimiento de los derechos civiles y con la madurez de la primera generación de nuyoricans. El éxito les llegó pronto a estos jóvenes: espacio en la radio, buenos contratos e, incluso, un comercial de gaseosa. Llegaron a compartir tarima con James Brown y a extender su influencia a los músicos de Puerto Rico.

Para Flores, los antecedentes del bugalú van de To Be With You, de Willie Torres, "the all-time classic Latin soul ballad", a Watermelon Man, de Mongo Santamaría. El Watusi asimismo tiene elementos que serán del bugalú, como el aplauso que acompaña la línea fija del bajo. La letra, según recuerda Willie Torres, se improvisaba in situ.


El bugalú colombiano fue un encargo. Las relaciones entre
jalajala y bugalú están por averiguar.


Otro artista de la onda, autoproclamado el rey, fue Pete Rodríguez, con sus dos clásicos: Micaela y I Like It Like That, composiciones de Pabón y Rodríguez. Colombia participó de esta corriente, cuando el genial Ricardo Rey le dedicó Colombia's Boogaloo.

De esta moda participó hasta su contradictor, Eddie Palmieri, con las piezas Ay, qué rico y The African Twist, cantada y compuesta por Cynthia Ellis. 


Llama la atención la descarga Son, cuero y boogaloo, de Fania (1968), composición de Ray Barreto, variante de su Son con cuero.


*Debe analizarse el hecho de que, en 1966, hay varias canciones con dicho nombre.

**Flores, J. (2000). From Bomba to Hip-hop: Puerto Rican Culture and Latino Identity. New York: CUP.


El bugalú en números.


El alcance de la fiebre del bugalú puede calibrarse por los registros que alcanzaron en las listas de Billboard.


Iniciando por Bang Bang, Efectivamente, el tema debutó en el # 94, el 22/10/1966, y logró su mejor momento, apenas tres semanas después, llegando al # 63, el 26/11, y ajustando ocho semanas en lista. En la otra Costa, el Sexteto llegó al tercer lugar de la KGFJ, radio de los Ángeles.

El pito no está registrado en Billboard, pero sí Oh Yeah!, que ingresó por el # 85, el 7/1/1967, y trepó al # 62, el 28/1/1967, manteniéndose cinco semanas en lista.

Pete Rodríguez, al parecer, no alcanzó a entrar en listas. Héctor Rivera debutó en el # 49, el 31/12/1966, con At The Party, alcanzando el # 26, el 11/2/1967.



Si este álbum está bien datado (1965), habría que revisar la cronología...


Ñapa. Entre las anécdotas interesantes de esa época, se refiere que la popularidad de Joe Cuba llegó al punto de compartir tarima con James Brown. Una vez, en el Madison Square Garden, repartieron cinco mil pitos entre el público, con el consiguiente despelote. Brown no volvió a invitarlos de teloneros.

La fiebre del bugalú pasó rápido: Joe Cuba apenas se dio cuenta, antes que llegara Pacheco a barrer con su pachanga...


domingo, 1 de octubre de 2023

¿Vamos a Maracangalha? Dorival Caymmi en las Antillas

Sabíamos hace tiempo que Héctor Lavoe cantó un número enigmático, de título Vo so, El voso, etc., en 1973. La cosa se iba aclarando al descubrir que se trataba de una canción brasileña, medio adaptada al español, Maracangalha, de don Dorival Caymmi.

Maracangalha es un samba de Dorival Caymmi, cuya letra dice: 


Eu vou prá Maracangalha / eu vou! (...) / Eu vou convidar Anália / eu vou! / Se Anália não quiser ir eu vou só! 


Maracangalha, en un 78 de Odeón.


De esta última frase sale el título de la canción. En los discos de Willie Colón, llama la atención que se atribuya la canción, sin mencionar a Caymmi. Maracanlgalha era un lugar con fábrica de azúcar, donde tenía negocios un amigo del compositor. La obra se grabó en la Odeón, con buen éxito en la radio y luego en el carnaval de 1957*.  


Una grata sorpresa fue encontrarse otra versión del samba, esta vez por el Combo de Cortijo. En el elepé Fiesta boricua (1960), viene al cierre Me voy a Maracangaya, tan bien adaptada al español que el nombre de la población va con ye.

Desde 1957, circuló en el Cono Sur la partitura y versión castellana de Rafaelmo, de Maracangalha, "éxito brasileño - samba alegre".

La versión de Rafaelmo no la usaron ni Rivera ni Lavoe.
El PDF está disponible en jobim.org


Caymmi con Tom Jobim interpretando Maracangalha.

Dicionário Cravo-Albin, s. v. Dorival Caymmi.


lunes, 19 de junio de 2023

Astrud Gilberto, The Girl from Ipanema

La primera cosa que llama la atención de la biografía de Astrud Gilberto es que, como el refrán, no fue profeta en su tierra. Tampoco era Gilberto su apellido, sino de su esposo: Joao Gilberto. Como esposa de un reconocido músico estaba en el estudio de grabación donde se estaba produciendo un disco. Y resultaba que la señora del músico cantaba...


Astrud Gilberto. Foto: Wolynski. Ipanema es palabra tupí
que casi se pierde en la versión inglesa de la canción.


Miedo de palco

Astrud Evangelina Weinert (Salvador, Bahía: 29 de marzo de 1940) era hija de un alemán, profesor de idiomas, y se expresaba en varios, entre ellos el inglés. Lo musical le venía por su madre, aficionada a la música e intérprete de mandolina. Astrud cantaba, pero era muy tímida y sufría de pánico escénico. Sin embargo, debutó en el primer concierto de bossa nova: Noite do Amor, do Sorriso e da Floren 1960, acompañada por su esposo. A pesar de eso, Astrud se consideraba "la esposa que canta", sin tomarse en serio la premonición de Stan Getz sobre su brillante futuro*, luego de poner su voz en dos temas del elepé Getz/Gilberto, en 1963. En la grabación, Joao y Astrud hicieron dueto pero, comercialmente, se decidió lanzar un sencillo con la sola voz y versión inglesa de The Girl from Ipanema**. A ella le pagaron la tarifa corriente de músico de sesión. Como en el disco, el matrimonio se separó un par de años después.

En todo caso, Astrud inició su carrera con un clásico y no podía menos de seguir su carrera musical en solitario. No era poca cosa estar nominada al premio de nuevo artista, en 1964, y perderlo ante The Beatles; aunque ganaran el Grammy por la mejor grabación. Ni era poco que figuraran, con Stan Getz, en el musical Get Yourself a College Girl (1964) y en The Hanged Man (1964). En 1965, ya era corriente verla en la televisión norteamericana y europea. Sin embargo, se quejaba la artista de que en su Brasil brasileiro la ignoraban, ya en 1969. El título de la entrevista en que se quejó no requiere traducción: O Brasil não me aceita***. En todo caso, Astrud hizo gira nacional con Getz, quien la invitó a grabar el disco Getz Au Go Go (1964), antesala del primer trabajo independiente, The Astrud Gilberto Album (1965). Álbum bilingüe, donde cantó en portugués: Água de beber (Jobim-Moraes), O morro (Jobim-Moraes), Fotografia (Jobim-Moraes) y Só tinha de ser com você (Jobim-Oliveira).


Carátula del EP, con nombre que reúnen
buena parte de la historia de la bossa nova.


En 1969, Gilberto parece dejar un poco la bossa para ensayar el pop, versionando Light My Fire. En 1972, el elepé Now trae dos canciones suyas: Zigy Zigy Za y Gingele.
En 1989, la artista Ana Caram grabó una composición de Paulo Jobim, La cumbia. Canción que grabó Astrud Gilberto, en 1996, en su Live in New York. En la canción sí que está el Magdalena, pero poco de cumbia. El mismo año grabó, en dueto con George Michael, Desafinado (Jobim-Moraes), parte de “Red Hot + Rio”.

En 2002, lanzó Jungle, coproducido por el guitarrista Mark Lambert, donde aparecen sus composiciones. Figura allí el bolero clásico Cómo fue (E. Duarte). Por esta época se retira de los escenarios, explorando la pintura al óleo, interés que le venía del padre y que compartió con sus hermanas. Gilberto fue la gran embajadora de la cultura musical brasileña, poniendo en inglés su repertorio fundamental. Siendo ya famosa, se presentó una vez en el Brasil. Prometió no volver a hacerlo y mantuvo su palabra. 

Reconocimientos. Gilberto ganó, en 1992, el premio Latin Jazz USA por su vida musical.  En 2002, se le recibió en el Latin Music Hall of FameEn 2005, The Girl from Ipanema fue escogida entre las cincuenta grandes obras musicales de la Humanidad, por la Biblioteca del Congreso.

Astrud, con Getz y Jobim, en la guitarra. Foto: IMDB.


Revisando su discografía, hallamos algunas piezas en español (además de La cumbia, en portuñol): Tú, mi delirio (César Portillo); Solo el fin (For All We Know: Wilson-James), Historia de amor (Love Story: Sigman-Lai), con Turrentine; En tu piel (Morricone).


Notas.

*Ella misma aclara que no fue Getz quien la descubrió: fue idea de su esposo que ella cantara las versiones en inglés.

**Alguien notó el hecho de que Astrud cometió un error al decir he, en vez de me.

***Del obituario escrito por Marcelo Orozco. Ruy Castro, en Bossa nova, la historia y las historias, afirma que la propia Astrud tomó la iniciativa de cantar, a lo que accedieron Gilberto y Getz. 

****Los nominados al Grammy a mejor artista de 1964 fueron: The Beatles, Petula Clark, Astrud Gilberto, Antonio Carlos Jobim y Morgana King. Billboard, 20-3-1965; p. 6.


Fuentes.

Billboard. Astrud Gilberto, ‘The Girl From Ipanema’ Singer, Dies at 83.

Chilton, M. (2023). Why Astrud Gilberto Is So Much More Than ‘The Girl From Ipanema’.

Dicionário Cravo Albin da música popular brasileira. Astrud Gilberto.


Documento del Instituto Antonio Carlos Jobim, disponible aquí.

martes, 14 de marzo de 2023

Lolita de la Colina: romántica y bailable

Para quienes pensábamos que los grandes compositores de la salsa eran Tite Curet, Rubén Blades y Ómar Alfanno, es una grata sorpresa la figura de Lolita de la Colina, una mejicana dueña de su propia obra como intérprete y autora de uno de los clásicos de la salsa romántica: La noche más linda (1989), vocalizada por Adalberto Santiago. Otra voz masculina, Tito Rojas, le grabó Señora de madrugada (1993). Una canción poco conocida de Cano Estremera también es de su autoría: A mí (1989). Poco divulgado asimismo es el número Un cuarto de hotel, de Frankie Hernández.


La composición de Lolita va muy bien en un elepé titulado Sex Symbol.


Una tampiqueña precoz, como que consiguió que su primera composición se la grabara Olga Guillot, Qué manera de querer (1959). Otra gran intérprete de su obra fue La Lupe, quien le grabó Cualquiera, Todo aquel, Por accidente y La Lupe se ha enamorado. Hallamos también un curioso merengue, cantado por Rolando La Serie: Después te explico. Un bolero, vocalizado por Alci Acosta: Quiero volver a ser tu amante. En este punto, aportó al repertorio de Tito Rodríguez la pieza Voy a inventar (1973). La voz femenina de Blanca Rosa Gil le registró Camas gemelas (1974). Fabby y su Silueta le grabó Ave, María (1993). 


Poco convencional en entrevistas, letras y atuendo personal,
Lolita es lo que debe ser un artista: singular.


Curro Vargas, con el Combo la Revelación de Monchy Lucca, vocalizó Ya no regreso contigo (versión de Lupita D'Alessio). El Conjunto Son 14 le grabó el bolero Dos amores (1987). Llama la atención, por su forma de guaguancó, la interpretación del Grupo Folklórico y Experimental Nuevayorquino de Se me olvidó que te olvidé (1976).


Haciendo honor a su nombre, el Experimental Nuevayorquino
hizo un guagancó sobre la letra romántica de Lolita.


Asegura Lolita que todo lo que ha escrito es autobiográfico, que ha vivido mucho y solo ha requerido pasarlo al papel pautado. Fue censurada en Méjico, por lo que exploró otras plazas, como Puerto Rico, donde su obra llamó la atención de los artistas del género bailable. Todo esto lo cuenta José Arteaga, en La hora faniática