jueves, 15 de marzo de 2018

Borra (Risque), clásico brasileño en tiempo de bolero

No es nuevo estudiar los temas brasileños que han resultado divinamente versionados para la música antillana. Willie Colón benefició mucho esa mina e Ismael nos ha dejado ese clásico con que suelen cerrar labores los bares del Caribe. Hoy nos ocupa una joya de Ary Barroso (1903-64), quien compuso este samba canção, en 1952. El año siguiente, ya aparecía en disco vocalizado por Orlando Silva



De las versiones en nuestra lengua, puede ser la de Graciela la mejor. Es de la década de 1960 y consta que la adaptación es del uruguayo Horacio Sanguinetti. Sigue en preferencia, y a corta distancia temporal, la de Paquito Guzmán. Anterior a todas parece ser la de Miguelito Valdés, correcta pero que no atrae. 
Grata sorpresa la que nos da Wilfrido Vargas, fuera de sus dominios merengueros. Especial resulta la de Libre, por ser arreglo de nuestro Eddie Martínez (canta Héctor Alomar). No estaría mal cerrar con el siempre correcto Leo Marini y con la rareza biligüe de Lucho Gatica. El capítulo colombiano corre por cuenta de Alberto Granados, Billy Pontoni y una instrumental de Jaime Llano González.

La letra, en portugués, es como sigue:

Risque meu nome do seu caderno Pois não suporto o inferno Do nosso amor fracassado Deixe que eu siga novos caminhos Em busca de outros carinhos Matemos nosso passado Mas se algum dia, talvez A saudade apertar Não se perturbe Afogue a saudade Nos copos de um bar Creia Toda quimera se esfuma Como a beleza da espuma Que se desmancha na areia

Versión muy ceñida, que acierta cuando dice "mas si algún día la angustia me hiciera llorar" (Mas se algum dia, talvez a saudade apertar), pues la nostalgia que aprieta bien puede resumirse en angustia. Sin embargo, el angustiado no es quien habla, sino a quien se habla. El final no tiene sentido, pues no hay quimera de espuma, sino un símil entre una y otra. Espuma que no se desborda, sino que se deshace (se desmancha, en portugués). En fin, elección que destruye el símil, pues en ninguna cabeza cabe que lo que se esfuma se parezca a lo que se desborda. 
Lo curioso es que Graciela sí canta bien al repetir la estrofra "toda quimera se esfuma".
El caso de Wilfrido es paradójico: apegándose a la literalidad del texto, no incurre en los errores que afean las magníficas interpretaciones de Graciela y Paquito. Sin embargo, sacrifica el ritmo y el patetismo de sus predecesores cuando dice: "mas si algún día, tal vez, la nostalgia llegara, no te atormentes, ahoga tus penas en las copas del bar". Copas que están en el original pero que desde Graciela habíamos omitido sin perjuicio del sentido. El "créeme" también es del original y arregla el sinsentido que apuntábamos arriba. Luego, después de tan buena comprensión del texto, resulta insólito que nos salgan con que "la blancura de espumas (...) se desmaya en la arena". Desmayo que comparten la versión correcta pero insípida de Leo Marini, la bilingüe de Lucho Gatica, al de Miguelito Valdés y la de Alberto Granados. El único que dio en el clavo de que la espuma se deshace en la arena fue Arturo Gatica, mérito que echa por la borda al final, con la ocurrencia de que se... desangra. 
Ñapa: una versión sambeada de Encarnita Polo.

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