domingo, 11 de marzo de 2018

Paquito Guzmán canta boleros

Paquito Guzmán es una de las grandes voces del bolero salsero, pero poco se habla de él en este aspecto. De nombre de pila Frank y natural de Santurce (20-11-1939), se dio a conocer en el Conjunto Cachana (1957), de José Quijano. De esa época podemos citar Monterrey (J. Barreto), Hay que recordar (Piloto y Vera), Negrito (H. Urdaneta). 




La colaboración con Quijano y la estancia en Nueva York duraron un lustro, tras del cual vuelve a su tierra, nada menos que al estreno discográfico de la orquesta de Tommy Olivencia. En Tru-cu-tu oímos Este rencor (S. Suárez); luego vendrán Tus mejores horas, Mi desgracia, Verdad amarga (C. Velázquez), Borra mi nombre (A. Barroso), Eso no puede ser y Juré (Curet), Sin compromiso (P. Lango), Vida consentida (H. Parra), Pecador (R. Hernández), Alma con alma (J. Márquez), Amigo infiel, Una orquídea para ti (C. Carvajal), Psicología (J. Vázquez), Yo quiero darte un nombre (L. Neves), Qué hipócritas somos.
En 1975 decide grabar en solitario el trabajo Escucha mi canción (Inca), lleno de repertorio romántico entre boleros y baladas. Seguido de Mintiendo se gana más, donde repite Negrito. Vuelve a lo suyo con Olivencia, vocalizando Qué importa dónde (L. Neves), Elige, Me estoy imaginando, Amigo, Homenaje a Rafael Hernández, Medley de boleros, Aunque te cases de blanco (P. Lango). De sus discos independiente tenemos Me marcharé llorando, El viejo parquecito
Teniendo en cuenta estos antecedentes, resulta muy natural que, en 1986, apareciera con un elepé íntegro de baladas en salsa. 

La delantera de la orquesta de Olivencia.

Sin entrar en la polémica estéril de salsa dura contra romántica, lo cierto es que allí venían joyas como 25 rosas (J. Sebastian) y Ser amantes (Román-Cepero). Con la misma Champán y Ron Orquesta (nombre desafortunado, ¿no?) grabó otra tanda, donde sin duda es destacable Cinco noches (Escobar-Seijas). En 1990, vuelve a concentrarse en los boleros, acompañado de cuerdas: Diez lágrimas, Vuélvete a mí, Me marcharé llorando. Luego, una bonita versión bailable de Contigo (C. Estrada). RomantiCole es un repaso al repertorio del famoso crooner, principiando por Tres palabras (O. Farrés) y acompañado de su paisano Juan Manuel Lebrón; Acércate más (O. Farrés); Nadie me ama (Lobo-Maria), Vaya con Dios (Pepper-Russell-James), entre otras. De un casete de canciones de Tite Curet, Joe Quijano hizo un trabajo con lo inédito del compositor. Guzmán participa allí en Nube negra


lunes, 26 de febrero de 2018

Malanga, rumbero famoso


¿Y Malanga? Murió. Eso venimos repitiendo mecánicamente desde que conocemos la famosa columbia. Sabemos asimismo que Unión de Reyes lo llora, aunque allí hace rato su memoria se diluyó en mito: "No estaba en ninguna parte y estaba en todas".

Los Papines, una dinastía de rumberos.

Leonardo Padura se ha interesado en la crónica de este personaje, en la pila José Rosario Oviedo. Nació en 1885 en Sabanilla del Encomendador, un pueblito de la provincia de Matanzas. Con la gracia de los elegidos, según lo supo ver la comadrona interpretando los signos de los caracoles y las palomas. Vida que acabaría temprano por acción del veneno, conforme a la profecía de su madrina. 
Sus dos pasiones fueron el baile y las mujeres, no sabemos en qué orden. En todo caso, ambas determinaron su prematuro fin: envidia de los varones y celos de la mujer que lo protegía de sus enemigos. 

Llegó pues a una fiesta en Ciego de Ávila, donde los rumberos invitados eran los no menos famosos Mulense y Chenche. El aparecido no vio problema en robarse el show, bailando con un vaso de aguardiente en la frente o haciendo piruetas entre botellas, sin derramar aquel ni estas (figuras llamadas "tratados"). Ahí fue Troya, porque los rumberos rivales se llenaron de envidia y parece que decidieron eliminarlo, ora envenenándolo ora dándole a comer vidrio molido en la comida. Mejor lo primero, para no estropear los vaticinios que hicieron a Malanga depender de que su mujer siempre le administrara la bebida.
La vinculación con el poblado matancero de Unión de Reyes dependió de sus actividades como director de la chambelona que allí tenía el Partido Liberal. A la memoria de Malanga se ha cantado y se seguirá cantando la composición de Israel Rodríguez: Machito, Orquesta Casino de la Playa, Mariano MercerónSenén Suárez y su Conjunto, Orquesta Cheo Belén Puig, Tito Puente, Tito RodríguezChico O'FarrillSierra Maestra, Orquesta Típica Ideal, Conjunto Libre, Rubén Blades, Estrellas de Areíto, Willie Rosario, Sonora Gloria Matancera,

El baile de la columbia es masculino y tendiente al virtuosismo del ejecutante. Sin embargo, re recuerdan unos cuantos nombres de columbianas: Andrea Baró, Chaní, Concepción y Aguedita. 
A otros rumberos o timberos (timba y rumba también suelen ser sinónimos) se ha cantado: Mulense, Rumberos de ayer,


Fuentes:

Leonardo Padura. La última rumba de José Rosario Oviedo, en El viaje más largo. Plaza Mayor, 2002.

Ned Sublette. Cuba and Its Music: From the First Drums to the Mambo. Chicago Review Press, 2004.

jueves, 8 de febrero de 2018

Sarita Herrera, pionera en Nueva York

Sarita Herrera Ripoll (5-5-1913) nació en Barranquilla pero vino a hacer la secundaria a la capital. Vuelta a su tierra, estudió comercio mientras participaba en programas de aficionados de La Voz de Barranquilla. Como el espacio lo patrocinara la Victor y su actuación fuera tan destacada, la casa grabadora le ofreció contratarla en Nueva York (1934).

Cubierta de La voz aquella de Sarita Herrera, RCA.

Sus grabaciones principian con Alfredo Cibelli, en 1935, y el bambuco Ausencia (E. Ortiz, arr.), la danza Despecho (Trespalacios), el pasillo Horas de soledad (E. Ortiz) y el torbellino Me mandaste el sombrerito (P. Valderrama). El primer bolero que registró fue Nostalgia, del mismo Ortiz; luego Mírame y Te amo en silencio (G. Escobar). Otras obras: A orillas del Magdalena (E. Perea), Triste despertar (G. Herrera, arr.), La negra (A. Flórez), Canoíta (E. Murillo), Ojos hechiceros (C. Colón), Balada del amor constante (J. Quintero), Tarde sabanera (Vásquez-Urdaneta), Por qué te apartas de mí (Cugat-Torre), Si te vas (Cugat-Olivieri). Esta es la época de tríos y estudiantinas, interpretando los aires nacionales y los ritmos de América. Sabemos que, en 1937, era una de las atracciones del Club Yumurí, alternando con la orquesta de Eliseo Grenet. Coincidió asimismo con Nano Rodrigo en el Havana Madrid y El Chico. En Miami, pasó por el Clover y el Five O'Clock.

La reseña la da por cubana. The Billboard, 9-1-1943.

En 1941, grabó con la orquesta de Enric Madriguera Calientito (Escobar), Adiós (Madriguera-Woods). Falta decir que se casó, en 1942, con el músico cubano Fernando Legido, quien la acompañó a Colombia en 1970. En su país adoptivo, murió en 1987.

The Billboard, 22-7-1944; 16-7-1944.

jueves, 1 de febrero de 2018

Nano Rodrigo, pionero en Nueva York

Nano Rodrigo (en la pila, Hernán Rodríguez; Tumaco, 7-1-1907) pasó joven a Nueva York, en 1928. Se abre camino rápidamente, como que pasa a grabar el año siguiente con Gilberto Ramos y con los Castillians: Ojitos negrosMariposa (J. Rubiano), La espina (C. Polo), Las campanas del olvido, Chatica linda (P. Martínez). Para 1934, graba con Emilio Ortiz, El rosal (Duosdebes-Cañar); Tus ojos negros (Cornejo); aparece entonces el primer número antillano: el bolero Penetración (Ortiz-Dousdebes; ¿bolero con clave?). Aparece en créditos de la orquesta de Nilo Menéndez como compositor y vocalista: Princesa (Menéndez-Rodrigo); El chicharronero (Menéndez); ambos de 9-5-34. 

Luego era cantante (también tiplista) de la Estudiantina Colombiana del argentino Terig Tucci, director de la orquesta que acompañaba a Gardel en las películas. 
Su conocimiento de los aires nacionales dependió de conocer a Rosa de Rocha y a Jorge Áñez, con quien grabó para la Victor. Con tan buen resultado que conservó su propia Estudiantina entre 1932 y 39. Así fue como un porteño resultó componiendo pasillos y bambucos. Agréguese que con otros paisanos nuestros, Adolfo Mejía y Antonio Francés, tuvo el trío instrumental Albéniz. De la Estudiantina se conoce Requiebros (F. García), Tus ojos (A. Camejo), Anita, la bogotanaEl dolor de la ausencia y Al morir de las tardes




Rodrigo, tomado de un fotograma de una soundie (1941).


Promediando la década de 1930 le llega el turno de trabajar en el Havana-Madrid Show, en el club La Conga, de Nueva York, con una orquesta que dirigía el cubano Froilán Maya. Allí formaron los puertorriqueños Pepito López, vocales, y César Concepción, trompeta. Entre 1941-2 apareció en un puñado de soundies, es decir, películas musicales o videoclips; de ello queda Conga loca, Mi rumba, Parán pan pan y Cuban Pete. En la última aparecen Noro Morales y Tito Puente. 
 
Hallamos una mención a su orquesta, clasificada como "tango-rumba combo", que tocaba ritmos latinos y valses vieneses (Malnig). 




Reseña de su actuación en Miami, junto con Diosa Costello
y las Puppy Dancers. The Billboard,  21-2-1942.

   
Con su orquesta Havana Madrid lo tenemos en Begin the Beguin (C. Porter), los bambucos Ni de día ni de noche, Un puñao, de María Gréver. Linda mujer (canta Luis Rijos); Esos tus ojos negros (Cornejo; Pete Conde), su obra instrumental Poema, Último (F. Paredes), la guaracha La rueda (Camacho-Morales), Cachita (Hernández-Sancristóbal), Canto caribe (Lecuona), Ya olvidaste (A. Martel). En los años 1939-40, graba para Decca, principalmente tangos: Duelo criollo (Bazzano-Bayardo).

No tuvo Nano Rodrigo el final esperable para un músico. Desde 1938 había obtenido la ciudadanía y, por alguna razón, resultó alistándose de voluntario, en 1942. En Miami, lo doblegó un infarto mientras hacía curso de paracaidismo.

Rodrigo tocó, desde 1936, en el Rainbow Room de Manhattan, cuya descripción puede leerse aquí.
Sus grabaciones principiaron en 1934, cuyo registro puede leerse aquí.



Rodrigo, con la guitarra: un tumaqueño entre la élite antillana de NY.
Fuente: Herencia Latina.



Fuentes: 

Jairo Grijalba. Nano Rodrigo, El Zorzal del Pacífico

Julie Malnig. Dancing Till Dawn: A Century of Exhibition Ballroom Dance.

Jaime Rico SalazarLa canción colombiana: su historia, sus compositores, sus mejores intérpretes y sus canciones.



Rodrigo en el Rainbow Room. Gold-Heller. (2004).
Times Square Style: Graphics from the Great White Way.

lunes, 29 de enero de 2018

Wilfrido Vargas en su salsa

Hijo de músicos, Wilfrido Vargas principió sus andanzas musicales en 1972, al frente de los Beduinos. Si bien se le reconoce por el aporte al ritmo nacional de los dominicanos, su discografía comprende otros ritmos antillanos. Salsa y bolero es lo que les traemos a continuación. Recuérdese que Wilfrido participó en el concierto de Fania en La Habana, 1979. 


El grupo de Wilfrido trabajaba en La Casbah, club de ambiente árabe
a las afueras de Santo Domingo.

La relación amorosa de Wilfrido con Barranquilla la explicó el mismo en una entrevista: “En 1981, me entregué a este pueblo como ninguno. En 1982, el Congo de Oro me lo gané yo. Cada vez que vengo aumenta mi ilusión, porque en este pueblo he dejado el corazón”. Ese primer Congo se lo ganó en categoría salsa...
A continuación, pues, una serie de números en que Wilfrido se aparta del merengue:

Pambiche lento (Ch. Vásquez), La empalizáSalsa nupcialBeethoven en mi menteBalada de otoñoHipocresía (S. Ovalle), Para ellos dos (S. Ovalle), Lola (M. Santana; canta Víctor Waill), No matarás (B. Cepeda; canta Vicente Pacheco). A título de curiosidad, Víctor Waill grabó baladas.
Descripción de un sueño (Hierrezuelo), Preparen candela (J. Blez), Cachita (Hernández), Sansón Batalla (A. Daly; versión anterior a la de Sanabria), De repente (A. Romero), Envidia na ma (R. Labasta), Pal campo (Neftyn), Amor perdido (P. Flores), Perdido en mi pensamientoEnsillando mi caballo, Cumbanchero de GualeyDon Andrés, La hiedra (Serafino), Riski (A. Barroso, 1952: en portugués, Risque; la forma española es la pronunciación aproximada de este; versión de Graciela), Pale paleSimplemente una ilusión, la danza Bajo la sombra de un pino (Acosta), A ti, Mosaico n. 1Somos de tierra (Villarman-Vargas), Ya no me quieras tanto (R. Hernández), Flores, flores (A. Cabán), El comandante (Díaz-Vargas-Rodríguez: homenaje a Francisco Caamaño), Lo que yo quiero ser (R. Escudero), Somos (Rodríguez-Víctor), Bota la bata (I. Villanueva), Sambunango Teleño (A. Flores), Austrialina (W. Vargas), Socaribe (O. Girón), Amor casual (M. Jiménez), Dame un beso (L. Rosario), El negro elegante (W. Vargas), Apriétame (D. Choy), Mi mejor momento (S. Ramírez), Obsceno (Wando et al), Suite de amor #1 (P. Flores), Nervioso (Y. Núñez).




Otra parte de la obra de Wilfrido se compone de canciones colombianas, entre ellas los vallenatos Dime pajarito (O. Daza), Drama provinciano (L. Bueno), Todo es para ti (C. Ochoa), Bonita (D. Díaz), Porque no te tengo (M. Díaz), Te necesito (D. Díaz). Con el Binomio de Oro hizo Linda melodía. Además, 
El machete (G. Romero), El polvorete (M. González), El africano, Las mellizas (C. Ochoa), Ron pa to el mundo (F. Solano), El vampiro (E. Herrera).

jueves, 18 de enero de 2018

Manengue: un mítico percusionista cubano

Manengue: un apodo desconocido, aunque muy cercano al de dos percusionistas puertorriqueños, distinguió al percusionista cubano Antonio Orta (1881-1967). Su historia es de principios del siglo pasado, según la cuenta Padura, cuando trabajaba para Tata Alfonso y, en un arranque de espontaneidad alcohólica, cogió un cencerro que le habían encargado para una vaca y se puso a percutirlo, seguramente en pleno montuno. La campana sonó y se quedó adosada a los timbales, hallazgo de Manengue, de Ulpiano Díaz o de Guillermo García, como quieren otros. 


Foto: Quintana-Silverman.


Esa innovación, fechada en 1912, le dio una nueva vida al danzón, incorporando en la última parte los trucos del timbalero ñáñigo y rumbero. También se le atribuye la adopción de la cajita china, en una época en que el timbal era la única percusión del grupo; así como inaugurar los solos de timbal.
Contra su notoria habilidad militó una singular afición a la bebida, cuya consecuencia fue una merecida fama de informalidad (incumplimiento). Ello y la edad lo fueron haciendo a un lado, de suerte que volvió a ser músico ambulante en su natal Regla. Como eso no daba para vivir, tenía que rebuscarse pasando la jornada en el agua, en procura de calandraca (alimento para peces). De aquí le resultó la reuma que, unida a la ceguera, acabaron por matar de tristeza al hombre que le cambió el aspecto rítmico a la música cubana.

Foto: Padura.


Fuentes:

Leonardo Padura. Réquiem por Manengue, en El viaje más largo. Plaza Mayor, 2002.

José Luis Quintana y Chuck Silverman. Changuito: A Master's Approach to Timbales. Alfred Music Publishing, 1998.



Cerro de Murillo: fantasía vallenata de Santander Durán

Santander Durán Escalona (Valledupar, 1944) es un compositor premiado varias veces en el Festival Vallenato, pero no por el paseo que es objeto de esta nota, Cerro de Murillo

Compositor e intérprete, a la vieja usanza.

Suelen definirlo como romántico y costumbrista, sin dejar por ello el asunto social o histórico. Así lo prueban sus canciones Lamento arhuaco, Las bananeras, El último embaucador. Su primera composición, Añoranzas del Cesar, tiene su anécdota histórica. Enviado a estudiar a Barranquilla en 1960, hizo este lamento que había de convertirse en el himno del futuro departamento, escindido del Magdalena. 
El tema viene en el noveno y último álbum de Jorge Oñate con los hermanos López, Canto a mi tierra (1975). Allí hay de todo: los conquistadores de Valledupar, fantasía de leyendas y apariciones, serenatas y amores, el del cantor no correspondido y, por tanto, en pena por esas soledades. Tobías Gutiérrez, ganadero y compositor (de pronto al contrario), murió en la región de Murillo y por allí anda penando, jinete a caballo blanco. Durán amenaza a la dueña de sus pensamientos en coger camino a la Sierra, errando como Gutiérrez, si ella no lo remedia. 

Foto: Wikipedia.