jueves, 22 de mayo de 2025

El sabor de Nacho Sanabria

One-hit wonder es una categoría musical para definir el artista que se recuerda por un gran éxito y prácticamente desaparece del radar... por lo menos de las emisoras musicales. Algo así podría caber con el desaparecido Nacho Sanabria, artista cuyo catálogo se agotaba en tres o cuatro canciones. Sea ocasión esta para revisar su obra y completar el cuadro de este interesante artista.


Estreno de Sanabria en la composición, con el guaguancó Mantequero.


El hombre de Cataño estaba próximo al centenario (1929). Su vida siempre fue cercana a la música, pero su carrera principió en Nueva York, como veterano de Corea y participando en las grandes orquestas. En 1965, se le presentó la oportunidad de remplazar a la Lupe en la orquesta de Mongo Santamaría, quien le grabó su composición Mantequero (versión de Cheo Feliciano). En ese álbum, El Bravo, también cantó Olé guajira y Lucky Mambo. Siguió colaborando con grandes como Cortijo, hasta que dio el paso definitivo de fundar su propia orquesta, El Sabor de Nacho.

Vuelto a Puerto Rico, contó con la colaboración en los arreglos de Bobby Valentín y las composiciones de Curet Alonso*. Cuatro obras suyas en el primer disco: Alma primitiva, Tiempo de ayer, Oro que brilla y Los buena gente. El éxito fue inmediato en Puerto Rico y Nueva York, según recordaba el propio Nacho. El segundo volumen de Nacho trae Mambo batiri (Antar Daly), Sabor (Henny Álvarez), la guaracha La muerte llegó (D.R.). Varios boleros, entre ellos uno de Curet Alonso que interpreta una mujer: Tan solo Dios. Bobby Valentín aportó la composición El tapón. En el tercer long-playing, Sanabria se hace eco de los éxitos de la balada: Amada amante, de Roberto y Erasmo Carlos, convertida en un bolero cha. Allí mismo están Trompo de juguete (P. Rigual, que ya había hecho Nelson Pinedo y la orquesta Sensación), La ruñidera y Romance guajiro (Celia Romero), el cásico de Portabales.


Sanabria triunfando, apenas en su tercer elepé.


Un número olvidado, es decir, recordado en la versión de Roberto Roena, Que se sepa, interesante asimismo en la de Sanabria. Siempre números cubanos, recordando tal vez la época de Mongo: El jamaiquino. Es constante el agradecimiento de Sanabria al público colombiano, por lo que no sorprende encontrarse una versión del popular Pachito Eché (A. Tovar). Recomendable Los guajiros son (Carlos Estrada), el bolero Señora, de tono moralista.

En el trabajo Su estilo y sus hijos (es difícil diferenciar en la foto quién es quién), vienen dos infaltables de su repertorio: Sansón Batalla (A. Daly) y Consuélate como yo (Gonzalo Ascencio Hernández: versión Celeste Mendoza). El bolero Dios me libre (Víctor Cordero: versión de Amalia Mendoza) En esa misma onda, la Rumba moderna (Justi Barreto). Otro acierto de Nacho fue su versión de la obra de Eduardo Sánchez de Fuentes, Pensamiento (versiones: Tito GómezOlga Guillot). Auténtica rareza: Con alma, de Gillespie.

En Return (1980), hallamos un compositor que echábamos de menos: Johnny Ortiz con su nostálgico Te añoro, Bardo puertorriqueño y María Matimbe. El bolero Privilegio (Gilberto Moreno) y el popular Canta fañoso (Sanabria). Llaman la atención las bombas No hablen de las mujeres (DR) y ¡Viva Loíza Aldea! (Raúl Marrero); así como un bolero de tema llamativo, ¿Extranjero por qué? (Tito Zubiaga); el bolero cha La cerveza (Luis Demetrio: versión Orquesta América del 55), ¡Díselo a él! (Raúl Díaz), Por la radio (Mario de Jesús), Un mundo raro (JA Jiménez), Sola y triste (Armando Valdespí: versión Lino Borges).

Cerramos con piezas de Sanabria dedicadas al país que lo acogió ampliamente: Colombiana (Epifanio Aguilar) y Pa Colombia (Sanabria). 


*Sanabria afirma en varias entrevistas que en esta época Tite Curet no era conocido. Sin embargo, ya se había estrenado con Efectivamente, por Joe Quijano y el Cachana, en 1965; La tirana y Busamba, con la Lupe, en 1968. La discografía de Nacho principia en 1970.

lunes, 21 de abril de 2025

Rubby Pérez, en lo más alto

"Lo que me vayan a dar, que me lo den en vida", exige una popular canción. Siendo justo el reclamo, lo cierto es que seguimos cultivando la costumbre del obituario, tanto más cuando la vida de los artistas se cierra de manera abrupta, como acaba de ocurrirle al gran Rubby Pérez. Eso sí: no llamamos 'tragedia' lo que ocurre por sobredosis de negligencia.

En lo más alto del merengue.


En la delantera de la orquesta de Wilfrido Vargas. Foto: Instagram del artista.


Un azar, ese sí trágico, apartó al joven Rubby de una prometedora carrera de pelotero: fue arrollado, junto con otros caminantes, por un conductor que se dio a la fuga. Las múltiples fracturas lo alejaron del deporte y lo condujeron a la música. Repiten los obituarios que se formó en el Conservatorio Nacional de Santo Domingo, donde integró coros, conoció el piano y la guitarra. Parece que sus primeros registros discográficos se produjeron con Los Juveniles de Baní, de Luichy Herrera: La muñeca (A. Jorge*) y Adelita. 

Más testimonios quedan de su paso por Los Hijos del Rey**, orquesta de Wilfrido Vargas donde la estrella era Fernandito Villalona. No es clara la razón de que Rubby cantara números que habían salido en la voz de Raulín Rosendo. Que el lector compare las versiones de No me dejes solo: la grabada de Raulín y la en vivo de Rubby. También en directo, Soñar (Anoche soñé). Sorprende gratamente el tema El merecumbé, aunque no hallemos información sobre su procedencia. De las pasadas horas, composición de Confesor Rosario. Una especie de dueto con Villalona, haciendo el tema y Rubby las inspiraciones: Pato robao, la popular obra de don Fernando Echavarría.
Entonces se produce el batazo de El africano (Calixto Ochoa). Según recuerda el protagonista, estando en Barranquilla oyeron la canción que estaba pegada en carnavales. El instinto u olfato de Wilfrido Vargas dispuso todo para una grabación relámpago. El público correspondió como debía a la versión de Rubby Pérez. Éxito y ruptura se desencadenan en seguida. Alcanza a registrarse otro clásico, debido ahora a la visión del productor Bienvenido Rodríguez, que trajo la idea de grabar Volveré (Ignacio Román - Paco Cepero), del español Chiquetete.


Una excentricidad de Wilfrido, con arreglo de Dioni
Fernández y la interpretación de Rubby.



En solitario, y según la entrevista que dio a Junior Cabrera, deben tenerse en cuenta: El perro ajeno (Ramón Orlando), Tú vas a volar (Luis Egurrola: versión de Los Diablitos), Sobreviviré, Locamente enamorado (JC Centeno: versión Binomio de Oro de América), Fiesta para dos (Víctor Víctor), Amor de hembra (Rento Arias) y Buscando tus besos (José Luis Porras).

Pueden añadirse: Cuando estés con él (Moncada-Cepero), Cobarde, cobarde (Román-Cepero: versión Andy Montañez), ¡Saca la mano, Antonio! (Blas Eduardo), Enamorado de ella (José Cabezas-José Porras) y una de título algo extraño: Ella me vivía (Luis Díaz).


La genialidad, en este caso, se debió a Bienvenido Rodríguez,
dueño de Karen Records, y al gran Ramón Orlando.


Rubby Pérez fue un artista latino, caribe para ser más precisos: logró que lo tocaran en la radio en el mes del artista venezolano, sacó un merengue de una cumbia colombiana y la pegó en carnavales; para rematar, dejó por ahí una versión del bolero Cenizas, de Wello Rivas.


*Eladio Romero Santos la grabó, en 1970: un merengue con guitarra.
**Grupo que grababa composiciones de Tite Curet: Un brindis por Juan Lockward y Olé, olé; Boca Chica, en la voz de Sergio Hernández; Yo me dominicanizo, por el arubeño Robert Jeand'or. 

sábado, 5 de abril de 2025

Paulito FG con etiqueta

Registramos la desaparición de uno de los artistas más queridos por los cubanos, menos conocidos para nosotros y motivo suficiente para investigar su obra.

Primero su nombre artístico: Paulito o Pablito, últimamente Paulo FG, correspondiente al de pila Pablo Fernández Gallo, del barrio de Marianao. Podemos empezar a valorarlo a partir de una controversia de soneros, en el programa Mi Salsa. Al lado del ya consagrado Cándido Fabré, aparece un jovencito, notoriamente distinto de sus compañeros de tarima, a quien comienzan a picar por pepillo, es decir, por joven guapo y elegante. Paulito FG, aunque azorado, no lo hace mal, teniendo en cuenta el tamaño de sus contendores: Improvisación de soneros - Mi Salsa. Ya que dijimos Fabré, nos vienen a la memoria dos alusiones suyas, antes oscuras y ahora muy claras, en su canción La Habana quiere guarachar contigo:


En La Habana sigue en pie Paulito el Sofocador,

arriba del cachumbambé, con todo bajo control.

Para andar La Habana, hay que ser especulador:

el que no especula, en La Habana, no tiene sabor.


Todo tiene que ver con el personaje, conocido por sus temas La especulación de  La Habana*, Sofocación y Cuidao en el cachumbambé**.


Pablito, el pepillo, iniciando una sólida carrera musical


Salsa cubana.

Interesa resaltar que, tratándose del artista, se usa sin mucho escrúpulo el término 'salsero'. Más allá de la conocida polémica por tal denominación, vale la pena destacar la afirmación de un estudioso: la salsa cubana habría iniciado por la buena impresión que causó Óscar de León en su concierto de Varadero, en 1983. El venezolano hizo lo que quiso con los temas tradicionales de la Isla y mostró un camino, una oportunidad para las propuestas de los músicos antillanos. Entonces nació, por ejemplo, Adalberto y su Son. La experimentación vendría a fraguar, ya en la década de 1990, lo que se conoció como timba***.

Entre los homenajes que se le han tributado, tenemos La especulación de La Habana, por el Diario de Cuba.


*Indica Tania Quintero que 'especular' aquí se debe entender como 'alardear', 'ostentar'.

**El sentido de los versos de Fabré y del título de FG queda claro sabiendo que 'cachumbambé' es, en Cuba, "especie de balancín que se usa para entretenimiento infantil". RAE, DLE.

***Armando Ledón Sánchez. La música popular en Cuba.

Óscar de León en Varadero, 1983: hasta donde alcance el cable

Con su llegada al a Isla, en 1983, Óscar de León estaba cumpliendo una cita obligada con esa tierra cuyo repertorio ya había versionado. Ya con la Dimensión Latina había hecho números cubanos*: la guaracha Tatalibabá, del sagüero Florencio Santana, el popular Pícolo, conocida de todos en la versión de Celia Cruz y la Sonora Matancera. Otro ejemplo sería Cienfuegos, que ya había hecho Monguito con la orquesta de Larry Harlow y que también Ibrahím Ferrer grabó con el Buena Vista Social Club como Cienfuegos tiene su guaguancó (Víctor Lay).


Óscar es el artista completo: talento, presencia en tarima y buena pinta.


Asimismo con La Crítica vocalizó números cubanos como Monta mi caballo (Matamoros) y Rumba, rumbero (M. Valdez)**. La misma tónica conservó con su Salsa Mayor, registrando en el acetato ¿Y tú qué has hecho? (Eusebio Delfín) y ¡Retorna, vida mía! (Sindo Garay), junto con El manisero (M. Simons) y Mata siguaraya (L. Frías). Así podríamos seguir citando lo cubano en su discografía, elemento bien significativo. 

Mas lo importante es llegar a la consagración de Varadero.

Los involucrados son Pedro Orlando Rodríguez, agente musical de Cubartista; Alberto Quintero, productor venezolano relacionado con Cuba y Lil Rodríguez, periodista invitada por el Gobierno de la Isla a cubrir el festival de Varadero. Cuenta la reportera que la recepción en el aeropuerto fue multitudinaria, con cámaras de televisión y todo.


Técnicos cubanos dándole cable al León de la salsa.
Foto: Jorge Collazo.


El festival de Varadero había iniciado el 24 de noviembre de 1983; a Óscar le correspondió el turno del día 26. El sonero venezolano no se conformaba con evolucionar por el escenario: también quería meterse entre el público y de ahí resultó el famoso "¡Dame cable!".

El repertorio fue de conocidas piezas de Cuba. Llama la atención un número, Esa mujer***, porque al parecer se lo aprendió para esa ocasión y porque deliberadamente le cambió el autor: afirmó que era de Pedro Orlando, pero en realidad lo escribió uno de los Barbudos, Juan Almeida Bosque (1927-2009), prolífico compositor de piezas como La Lupe (Guadalupe), en la voz de Amelita Frades y varias obras que le interpretó Pacho Alonso, entre ellas Déjame mirarte, y No pareces igual, o la de Pachito Alonso Xiomara quiere un retrato.

El titular del diario Granma resume perfectamente la jornada: "Vino a bailar a casa del trompo, y bailó"****. La audición del concierto parece estar dividida en dos partes: la parte que va de Melao de caña hasta Mata siguaraya y la parte que hace con Barbarito Diez.

La presentación del venezolano motivó muchos talentos de la Isla, entre ellos el jovencito Reinerio Ruiz Santiago, más conocido por Rey Ruiz.


*O al revés, de un cubano a Venezuela: Puerto de la Cruz, de Tata Guerra en asocio con Víctor Mendoza.

**Larry Machado cantó Ya se peinó María (Pablo Cairo), clásico de las épocas de Daniel Santos con la Matancera.

***El número llegó a figurar en el variado El rumbón del año (Perú, 1984) y en El disco del año (Ecuador, 1984). 

****Rafael Muñoz. Un concierto para recordar. El Vigía de Cuba.

lunes, 10 de marzo de 2025

Roberto Ledesma, centenario

El pasado año 2024 se cumplieron dos centenarios en la música latina: un instrumentista y un cantante alcanzaron esa redonda cifra y han seguido, al parecer con buena salud. Willie Rosario, el timbalero puertorriqueño, y Roberto Ledesma, el cantante cubano que será tema de este homenaje. Ledesma nació el veinticuatro de junio de 1924, en La Habana, e hizo la mayor parte de su carrera fuera de la Isla. Veamos su trayectoria, a partir de sus propios recuerdos [John Cerón - El Tiempo]:


En la tapa, se promocionaba No como el gran éxito de Ledesma.


Yo tocaba la clave y bailaba, esto hacía que él siempre me tuviera presente en sus eventos. Empecé cantando en los coros de la iglesia y el colegio. En el barrio junto a Óscar González y José Antonio Méndez formamos un trío. Alegrábamos las reuniones y la gente ya nos trataba como profesionales. Grabamos en la emisora La Loma del Mazo en Cuba y nos pagaron 10 centavos.

Quedé huérfano de padre a los diecisiete años y tuve que responder por mis hermanos. Aunque era el segundo, siempre llevé la custodia, ya que era muy decidido. Recuerdo que el ciclón de 1944 tumbó la casa: quedamos sin dinero, sin ropa, en la calle. Gracias a los vecinos que eran como nuestros parientes nos levantamos hasta que yo me hice electricista, mecánico y plomero; sin embargo, nunca fui profesional: tenía que trabajar y salir adelante como lo hice con la música.

El huracán de 1944 fue una emergencia que se presentó los días 17 y 18 de octubre [Delfín Xiqués Cutiño, Granma - Ochenta años del terrible huracán de 1944]. 

"Entre las nueve y las once de la mañana del día 18 de octubre, La Habana sufrió los vientos más fuertes del huracán, con rachas estimadas de 200 a 240 km/h. Incluso, durante alrededor de 75 minutos se mantuvieron por encima de los 224 km/h, mientras vientos sostenidos en el orden de los 90 km/h, persistieron a lo largo de 18 horas, de acuerdo con un estudio posterior realizado por los meteorólogos cubanos José Carlos Millás y Roberto Ortiz. Según informes oficiales, al paso del fortísimo huracán hubo que lamentar la muerte de 319 personas, en tanto los daños materiales fueron cuantiosos y ascendieron a unos 40 millones de pesos de la época".

Semejantes catástrofes no pasaban inadvertidas a la pluma de don Miguel Matamoros, sobreviviente de una y que nos dejó El Trío y el ciclón [grabado el 24-2-1931, como cuarteto], con referencia al ciclón San Zenón, una especie de recibimiento de la Naturaleza al gobierno de Rafael Leonidas Trujillo, el tres de septiembre de 1930**.

Volvamos al inicio de la carrera profesional de Ledesma:

A comienzos de los años cincuenta, el compositor cubano José Antonio Méndez me buscó, por petición de los hermanos Ernesto y Eugenio Orta, para que cantara en el Trío Martino. Me gustó la idea y me fui para México. 

(...) En esa gira incluimos a Colombia. A la primera ciudad a la que llegamos fue a Medellín; luego siguió Bogotá, allá sentimos un frío de bárbaros. En el hotel pedimos calefacción y nos dijeron que no había; en remplazo nos dieron unas colchas. Cuando me cobijé me dio un sarpullido del calor que levantaban. Allá tocamos en varios lugares, era el año 1952.


El Tiempo, 24-4-1952. El dato importa, pues es unánime
la versión de que el estreno de Ledesma con el trío fue en el 53.


Éramos un trío romántico y bailable. En los shows solo teníamos un micrófono para todos, pero hacíamos un escándalo terrible y gracias a ese escándalo el público nos admiraba y decía: ‘¡Qué alegres! y ¡qué bien que suenan!’ Fuimos los primeros en bailar en el escenario. Hoy en día todos lo hacen. Grabamos La gloria eres tú, Nosotros, La fiesta de los ratones.

A propósito del Martino, hay varias curiosidades. La primera, un caso de homonimia que explica así Díaz Ayala [Cuba canta y baila, vol. II]:

Existieron dos tríos Martino: uno compuesto por tres colombianos de Nariño, Hugo Ordóñez, Luis Criollo y Sixto Insuasty. Posiblemente las grabaciones Odeón que siguen corresponden a ellos.  Y otro Trío Martino de los hermanos Ernesto y Eugenio Orta, en el que participó un tiempo Roberto Ledesma, al que deben pertenecer las demás grabaciones (Rico, obra citada, pág. 533).

Entre "las grabaciones que siguen" no están las mencionadas por Ledesma. Falta ver cuánto sabía Rico Salazar de los dos tríos homónimos...***

Lo único familiar es una grabación en la Odeón argentina de Mira que eres linda [Julio Brito: Od-55814], uno de los posteriores éxitos de Ledesma. Veamos qué pasó entonces:.533

)

Después de ocho años de estar con el Trío Martino, me lancé como solista. Esa decisión se la consulté a mi amigo Pepe Fernández, que en paz descanse. Él era el dueño del restaurante La Barraca, donde yo trabajaba. Le dije: "Yo me quiero hacer un nombre internacionalmente y que la gente me reconozca como Roberto Ledesma". Me respondió: ‘Yo no quiero que te vayas del trío, pero sí tú piensas que vas a triunfar solo y pasando trabajo: ¡hazlo!’. Ahí empezó mi vida como solista. Me quedé en Nueva York y toqué con la agrupación de José Fajardo y estuve en algunas presentaciones con las orquestas más grandes que había en ese momento, la de Tito Puente y Machito; no fue nada fácil abrirme camino.


El Tiempo, 27-4-1952. El Trío también anduvo por la plaza de toros.

Arranca pues el Ledesma solista, en los Estados Unidos.

Cuando llegamos a Nueva York, en 1957, caminamos por Broadway y en un local escuchamos y sentimos música rítmica. Era una guaracha bien tocada. Si la memoria no me falla era un miércoles y nos acercamos. La sorpresa fue mayor cuando en el escenario estaban Tito Puente, Machito y Tito Rodríguez. Para entrar pagamos dos dólares. Vimos americanos y judíos bailando. Al Palladium le cabían más de 500 personas.

Reparaba Cerón en el hecho de que, para nosotros Ledesma, es bolerista casi exclusivamente:

Es cierto, la gente me conoce como bolerista, pero yo canté todos los ritmos cubanos cuando no se conocía el término salsa. Si en Cuba tú no cantabas boleros y guarachas no te contrataban y yo siempre he tenido esa facultad.

Hay un número con qué Ledesma se consagra en la escena: Con mi corazón te espero. Así es la historia:

La primera vez que la canté y la grabé fue con José Fajardo, en 1961, en Nueva York. Eso fue para la casa disquera Columbia. Después la grabé cinco veces más en diferentes sellos musicales, pero fue con el sello Gema, de mi amigo Guillermo Álvarez Guedes****, que en paz descanse, cuando se dio a conocer por el mundo. Esa fue mi primera grabación como solista. Mi amigo Luis García, que en paz descanse, luego de escucharla me dijo que él ya la había grabado en ‘el tiempo de la nana’, ¡Imagínate cuánto tiempo pasó! Pero mi versión es la que más ha gustado.


Primera grabación de Con mi corazón te espero: Ledesma respaldado por Fajardo.



Hagamos, pues, un paréntesis para hablar de la composición de Humberto Suárez. Efectivamente, en el álbum Mister Pachanga, de José Fajardo, aparece el bolero. Díaz Ayala identifica al cantante con la sigla RL [en realidad, un dueto que alterna con Ledesma solista], pero cree que el trabajo es de 1963
Parece que la primera versión fue la de Panchito Calimano y su Combo, en 1961, álbum Báilame el dengue. En 1963, tendríamos la que hizo con José Fajardo y otra, la de Gema, con las orquesta de Julio Gutiérrez y Pepé Delgado. En 1964, Carmita Jiménez y Lucho Gatica ofrecen sus versiones. En el Perú, hubo la de Alfredo Valdez, en 1965. En la escena mejicana, tenemos versiones por la Sonora Santanera y Javier Solís, en el bolero ranchero.
Hasta donde permiten saber los datos de internet, el primer registro del bolero le correspondería al también cubano Raúl Ferrero, en 1958.

Entre las rarezas, presentamos una grabación del Uruguay: el Grupo Latino, a secas, versionó Con mi corazón te espero, en 1968; voz de Artiguitas, el encargado de los boleros. La composición de Suárez se llevó al campo de la rumba flamenca: La Cañeta de MálagaBambino.

Antes de pasar a proponer una antología de Ledesma, conviene dejar sentado que en Colombia hizo muy buenas versiones en vivo, con músicos locales, como esta. Creemos que debe ponerse al lado de esta obra maestra una joya de los mismo quilates: Camino del puente (en vivo, Bogotá), de Pedro Rigual. Luego tiene que estar La pared (en vivo, Bogotá), de Roberto Angleró, que le mereció disco de oro. Siguen ¿Dónde estás, corazón?, de Luis Martínez Serrano; Se me olvidó tu nombre, de Raúl Rosado; Noche de ronda, de Agustín Lara; Nosotros, de Pedro Junco; El malquerido, de Soriano - Gonçalves - Quiroz. Emulando con el gran Fernando Álvarez, Humo y espuma (Rolando Solórzano).

Antes de pasar a la obra de Manzanero, conviene destacar un número que al parecer Ledesma no grabó: está registrado en su presentación en vivo en Bogotá, obra del dominicano Rafael Solano, Y si mañana [desde 24:18], que ha cantado Francis Santana

Sobre la era Manzanero, Ledesma afirma haber sido el primero en grabarle al mejicano. La primera canción fue ¿Qué vas a hacer? De esta parte del repertorio hay que tener en cuenta No, Parece que fue ayer, Adoro, Contigo aprendí, Yo no soy tu amigo, Esta tarde vi llover, TodavíaTe extraño y Somos novios.

Ledesma en Colombia.

Ya vimos, hay que repetirlo, que Ledesma vino con el Martino en 1952. En entrevista a Miguel Ayuso, indicó que su primera venida como solista fue en 1966. Entonces, venía a estrenar Muchísimo (Elena Casals), época en que también vocalizó una composición de Mirta Silva, ¡Muchas gracias, mi amor! Para 1982, cuando se presentó en Espectaculares JES, ya ajustaba catorce venidas al país. Siempre, en las entrevistas, hacía mención especial de este público.


Notas.

*Parece ser la 2LC, luego CMCQ, de Luis Casas Romero. Cf. La radio habanera: hitos culturales de los años treinta.
***Datos del enigmático trío: Lucho Gatica les oyó una versión de Contigo en la distancia, en 1952, que lo inspiró a grabar la suya propia, con Los Peregrinos, y volverse una estrella. El trío "cubano-mexicano" lo interpretó en la santiaguera Radio Minería y Gatica lo registró en su grabadora personal. Márquez, P. (2013). El Rey Lucho cantaba boleros.
****Sobre el sello Gema, recomendamos la crónica de Rosa Marquetti.

domingo, 23 de febrero de 2025

Boleros agramaticales

"Irregularidad o inconsistencia de una expresión lingüística cuya estructura infringe alguna regla o algún principio gramatical, de acuerdo con el sentimiento lingüístico de los hablantes nativos de una determinada variedad"* es la definición de 'agramaticalidad'. Todo esto viene a cuento por un comentario de Hernán Peláez sobre la frase de un bolero: "yo no me gusta rogar". Habíamos oído la canción varias veces, pasando por encima del escollo, pero tiene razón Peláez cuando subraya la extrañeza de la expresión. Cualquier hispanohablante enmendaría la plana diciendo "a mí no me gusta rogar".


Tito, el Ciclón del Pacífico.



Se trata de Si te vas, composición del tumaqueño Luis Alberto Cortés Bonnet, Tito Cortés, bolerista aquilatado en las interpretaciones de Carnaval y Tarde de julio, de José Barros, destacado con Alma tumaqueña (Manuel Benítez - Faustino Arias). En el campo de las versiones, aquí no podemos pasar por alto su Vereda tropical (G. Curiel).

Mira, no te digo que te quedes;
nunca digo a las mujeres
que me quieran, que se queden:
*yo no me gusta rogar.

El * es la convención lingüística para señalar la agramaticalidad.

No es la primera vez que se cuela un yerro en un bolero, ni más faltaba. Recordamos asimismo haberle oído a César Pagano una censura semejante: "nos engañamos a sí mismos", reconoce olímpicamente otro bolero. Se trata del Decano de los conjuntos cubanos, respaldando al vocalista Máximo Barrientos en Así es mejor, de José R. Rodríguez:

Este es un juego en que participamos dos,
sé que me gustas que también te gusto yo:
pero ya ves, *nos engañamos a sí mismos
aumentando este egoísmo
que hay presente en el amor.

Parece haber un paralelismo en los yerros o gazapos. En primer término, se trata de estructuras gramaticales complejas en que el hablante tiene que hacer concordancia, dependiendo del objeto. Veamos:

El rogar viene siendo sujeto que gusta o no a alguien. Quien habla en primera persona deberá decir A mí no me gusta; la segunda persona, A ti no te gusta; etcétera.
Del propio modo, cuando el objeto del engañar envuelve reflexividad, la primera persona deberá decir Me engaño a mí mismo; para el caso del bolero, Nos engañamos a nosotros mismos.


*REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA: «Glosario de términos gramaticales», [versión 1.0 en línea]. <https://www.rae.es/gtg/agramaticalidad> [2025-02-20].

miércoles, 8 de enero de 2025

Jack, Jack, Jack!: de Ninón Sevilla a Héctor Lavoe

Hace años, hablábamos de Ninón Sevilla y el mamboAhora, se trata de otra parte de su repertorio, no tan famoso: Jack, Jack, Jack!, que suena en la película Revancha, de 1948. El acompañamiento, según los créditos de la película, correspondería al conjunto de Silvestre Méndez. Parece que se trataba de algo fresquito, pues el año anterior la habían grabado Xavier Cugat, Jack Smith and The Clark Sisters, las Andrews Sisters, Enric Madriguera, Noro Morales y nuestro ya conocido Froilán Maya.


Cartel de Revancha, con un elenco musical de lujo.



La composición se atribuye al binomio Joe Davis-Armando Castro, que también firmaron Mary Ann. (versión Castro). Otra cosa es su título primario: Cu-tu-gu-ru. Parece que estuvo en boga corto tiempo, en la época de la rumba (con o sin hache). Lo llamativo es encontrarse con versiones recientes de esta antigualla: una por Alberto Naranjo y su Jazz Band (1998) y antes por Bobby Rodríguez y La Nueva Compañía (1987: vocales de Junior Córdoba), quien reincide con un invitado notable: Héctor Lavoe.

Veamos lo que trae Díaz Ayala sobre el compositor:

Armando Castro, saxofonista puertorriqueño que a fines de los 30 tenía su propia orquesta en Nueva York.  A principios  de  la  siguiente  década es invitado  a  organizar  la  orquesta  de  un  nuevo  night  Club  que se  abría  en San Juan, el Jack’s Club.  Su banda fue un gran éxito y Armando además compuso entre otros un número que alcanzó  gran  popularidad, Jack,  Jack,  Jack,  primera  canción  compuesta  por  un  boricua  que  ocupó  lugar  de importancia en el Hit Parade de Estados Unidos.

*De esa orquesta, hallamos en la red Valli (Castro-Gari) y Ámbar (Toni Gari).