Mostrando entradas con la etiqueta Conjunto Sonora Matancera. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Conjunto Sonora Matancera. Mostrar todas las entradas

viernes, 20 de diciembre de 2024

Aprender inglés, con guaracha

Simpática, como solían ser las guarachas, es la composición de Facundo Rivero Yo estoy aprendiendo inglés (1942). Las versiones son muchas, destacándose una novel cantante, una niña: Caridad Cuervo, con los veteranos de la Sonora Matancera. Según la Discografía de Díaz Ayala, la pieza no se registró en estudio, sino que viene en la compilación del conjunto en vivo, en distintas emisoras y países. Cuervo había nacido en 1946 y la toma fue en algún momento de la década de 1950, antes que la Sonora abandonara a Cuba. 


Facundo Rivero (centro) con su quinteto.



Contrasta con esta la segunda versión, también cubana pero de un veterano respaldado por una agrupación consagrada: Cascarita con la orquesta Hermanos Paláu. La grabación, al parecer, es anterior a la de Cuervo. Antes de ellas, parece estar la versión de Manuel López con la orquesta de Rafael Méndez (1946). 

Llama la atención el cóver de la Sonora Sonidera (fecha por establecer). Por el lado colombiano, hay una versión de Los Corraleros de Majagual. Del mismo tema, pero con letra diferente: Peñaranda y su Conjunto, Aprendiendo inglés (1974).



*Sobre Facundo Rivero: Díaz Ayala; RYM.

viernes, 29 de diciembre de 2023

Olga Chorens, in memoriam

Entre los personajes que se dieron el lujo de ponerse al frente de la Sonora Matancera, una pareja atractiva pero quizá poco recordada fue la de Olga y Tony. El matrimonio y pareja musical tenía su propio programa musical en la CMQ, El show de Olga y Tony, que también pasaba por televisión, donde contaban con el respaldo de una orquesta. En la década de 1950, recibieron el premio Miss y Míster Televisión. En la ciudad de Miami, se les concedió una estrella en el Camino de la Fama, así como una calle nombrada en su honor.


Más que "La pareja feliz", era la familia del espectáculo, que ponía en escena
a sus hijas, Lissette y Olguita, ambas con sus propias carreras.


Casi centenaria.

Olga Chorens había nacido en La Habana, el siete de febrero de 1924. Comenzó a cantar de niña, en Radio García Serra; luego triunfó en la Corte Suprema del Arte, pasando a competir con adultos. Por esa época Tony Álvarez, quien sería su esposo, conducía el programa Ritmos del Plata, dedicado a la música del Cono Sur. Los dos coincidieron en la orquesta Río la Plata y se casaron en 1945 [Díaz Ayala afirma lo contrario: se casaron en 1946 y salieron de gira en 1947].

Terminada la gira por Latinoamérica [su hija Lissette nació en Lima, 1948], inicia su carrera discográfica, en 1951, con los boleros Amémonos (Manuel M. Flores: versión Lucho Gatica) y Esto es felicidad

Dueña de un repertorio variado, donde hubo: Los ejes de mi carreta (A. Yupanqui), la guabina El pescador (Rocha-Díaz: versión Garzón y Collazos), el bolero zambra Y sin embargo te quiero (Quiroga-León: versión Conchita Piquer), la ronda El ratoncito Miguel (FB Caignet), el jingle Amor con publicidad, el pasodoble De Caiz al puerto (Lito Montes), la canción Arrivederci, Roma (Rascel-Garinei-Giovannini), la polka El chacachá del tren (García Cote), los valses Alma, corazón y vida (Adrián Flores: versión Lucía-Algeciras), La flor de la canela (Ch. Granda: versión La Lupe), Mi ofrenda (Granda) y Todos vuelven (César Miró: versión Rubén Blades). El fox canción Chinito, chinita (O. Farrés), el popular Frenesí (A. Domínguez: versión Carlos J. Ramírez), En mi viejo San Juan (Noel Estrada), Amarraditos (Durán-Pérez: versión Vicentico Valdés), La leyenda del beso (Soutullo-Vert: versión Chucho Avellanet) y algo de Agustín Lara, Regalo de viaje, asimismo Padam, padam (Contet-Glanzberg); Cuando tú te hayas ido (Sansores-Brito: versión Raphael). Una rareza: Por cuatro días locos (R. Sciammarella: versión Alberto Castillo).

Chorens también grabó balada, una bonita versión de Cuando estemos viejos (versión Jorge Falcón). Tampoco descuidó las fiestas de fin de año: Cantares de Navidad (B. de Jesús).


La pareja ideal. Fuente: nostalgiacuba.com


Olga Chorens es familiar a los cultores de la vieja guardia por un gran bolero: Mis noches sin ti (Ortiz-Márquez: versión José Feliciano). En esta cuerda, también hizo La tristeza mata gente (Cunheiro-Álvarez), Tu cariño (M. Maurano), Canta lo sentimental (Fuente-Montiel: versión Issac Delgado), Adios, Felicidad (Ela O'Farrill: versión Bola de Nieve) y Besos de fuego (Discépolo: versión Blanca Rosa Gil).

Lugar aparte merece la composición de Lucho Bermúdez, Linda caleñita, (versión Matilde Díaz), con el respaldo de la Sonora Matancera, el dieciséis de septiembre de 1954, misma sesión en que grabó Yo soy esa (Quintero-León-Quiroga: versión Concha Piquer). Entre las interpretaciones que quedaron grabadas en televisión, debe destacarse el tango Sueño de amor (Rosemberg-Comilla-Biettti).

Se dijo al principio que la pareja hacía un show televisado. Una canción infantil alcanzó considerable fama. La propia Olga dijo en entrevista que la criatura la persiguió toda la vida: El ratoncito Miguel (FB Caignet). Otra faceta de su vida fue el exilio, como quedó plasmado en Cuba.

Olga Chorens murió el veintidós de septiembre de 2023.


Linda caleñita, un porro a la cubana, interpretado por Olga y Tony.


*Tony, por su parte, vocalizó El vapor, de Nelson Navarro. Un porro-guaracha, que también aparece atribuido a Edmundo Arias. El caso es interesante, Pues Navarro fue un cantautor cubano que, tras la Revolución, pasó por varios países de Suramérica, incluida Colombia.

**Olguita entrevista a Olga Chorens.

Fuentes: 

Olga Chorens y Tony Álvarez, en nostalgiacuba.com

Olga Chorens, en Ecured

martes, 12 de diciembre de 2017

Myrta Silva, la Tremenduca

No hay acuerdo sobre la fecha de nacimiento de Myrta (¿1923? -1987), gran cantante, compositora y percusionista. En todo caso, su vida artística principia en la década de 1940. 


Con Rafael Hernández. Fuente: Pinterest.

Primeras composiciones: Cuando vuelvas y En mi soledad. En el 42 la tenemos cantando para el circuito CMQ de La Habana y luego estrenando su Así es la vida y Fácil de recordar. Del mismo año, Tu pito no suena ya (C. Puebla), una parodia de Ahora seremos felices.
De la época del Cuarteto Victoria queda La tartamuda. Con el fin de la década llega a la cima de la popularidad: la RCA Victor argentina la premia por sus ventas 1947-9 y en Cuba será la artista extranjera más popular. Su triunfo isleño se debe, claro, a las grabaciones con el conjunto Sonora Matancera: tres guarachas y un montuno de su propia inspiración, Qué corto es el amor. Entre los registros en vivo también hay números de ella: No me toques, que te quemas; No sé por qué; Por algo será; Yo me voy contigo y La tremenduca.  


En Caracas, 1945. Hemeroteca de la música popular en Venezuela.
  
Canta con la orquesta del violinista colombiano Carlos Molina (pionero de las orquestas de tango en USA) Sí, mi hijita linda. Se le tiene por la primera mujer inscrita como percusionista en la Federación de Músicos (de Puerto Rico o de Estados Unidos, según la fuente). 


En Ferrocarriles Unidos de Cuba, 1950.

Con otras orquestas: Mi delitoMis tres noviosLa vida es un problema, su composición Quiero volver a La HabanaLos hijos de Buda¡A callarse!El bombón de Myrta, Rumba desaforá, ¡Échale tierra y tápalo!. No pueden faltar Camina como Chencha (Saquito), Esos no son de aquí y Buche y pluma na ma (Hernández), Nada. Luego hizo televisión, haciendo su rutina o invitando músicos.       


Reseña de Myrta Silva en un club de San Francisco. Nótese que cantaba y hacía
una rutina cómica. The Billboard, 6-2-1943.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Nelson Pinedo, abanderado del folclor

De locutor a cantante.

Nelson Pinedo no nació llamándose así, sino Napoleón. Nombre que llevó veinte años, cuando Miguel Ruiz, propietario de la Emisora Variedades –cuyo programa de aficionados llevaba el llamativo título de El Palacio del Aire– le sugirió tomar el artístico con que lo conoció Latinoamérica.
Mas Nelson no había principiado como cantante, sino como locutor de radio. El estilo se lo sugirió Clemente Vasallo, dueño de La Voz de la Patria, quien le dijo, luego de oírlo, que no debía gritar, sino cantar como crooner. Concepto que el Merriam-Webster define como “a male singer who sings slow, romantic songs in a soft, smooth voice”. Para encarnar dicha definición, piensen nada más en Frank Sinatra.

"Cántalo como colombiano, que nosotros te acompañamos como cubanos", se supone que
le decían los muchachos de la Matancera, cuando Nelson les mostraba música nacional.

Con la orquesta de Lucho Rodríguez Moreno, sale por primera vez de gira. En la emisora Ondas de Maracaibo graba su primer bolero, Mucho, mucho, mucho, de Andy Russell. Estamos rondando 1949, y Nelson ya había trabajado con Pacho Galán y Antonio María Peñaloza. Le faltaba, sin embargo, conquistar el interior.
A eso vino con Peñaloza, en 1951. Aquí conoce a Américo Belloto, con quien graba dos números: ¿Qué es la cosa?, un porro, y Cumbia del Caribe, composiciones del maestro Álex Tovar, más conocido por su clásico Pachito Eché

Los trajes distintos indican que no eran de la plantilla de la Matancera.

Aquí también compartió tarima con los españoles de la Casino de Sevilla, sin sospechar que meses después lo llamarían a que se les reuniera en Cuba. En enero del 53, entonces, debuta en La Habana con la Orquesta Serenata Española, pues habían cambiado de razón social. En la Isla, pegan un tema y alcanzan a grabar para la Panart. Los españoles siguen rumbo a casa, pero Nelson decide quedarse en “la esquina del movimiento” de la música tropical. Vuelve a los estudios de la Panart, esta vez con el conjunto de Luis Santí, para registrar Entre verdes palmeras, un porro del colombiano Rafael Campo Miranda (versión de Pacho Galán, Nelson Pinedo con la Sonora Matancera) y De ti no quiero nada, un bolero de su autoría.

Almirante del Ritmo y embajador del folclor.

Ojo al anterior detalle, porque Nelson Pinedo podía simplemente integrarse a una agrupación cubana, vocalizando el repertorio local. Mas el barranquillero tuvo la inquietud de llevar en sus baúles partituras colombianas, pronto a usarlas a la primera oportunidad. Hablando de oportunidades, esta vez es Daniel Santos quien la propicia. El Jefe trabajaba con la Sonora Matancera y, de repente, escapa a Méjico a cumplir un contrato propio. El empresario Tito Garrote lo relaciona con la gente de Radio Progreso, en principio para la suplencia. 

El conjunto en un radioteatro.

El éxito inmediato, sin embargo, vinculó la carrera del Pollo barranquillero con el Decano de los Conjuntos Cubanos por una temporada más larga. Los frutos de esa feliz unión no tardaron:





Estas tres, de José Barros. 

Luego: Me voy pa La Habana (pa Cataca, en el original de J. M. Peñaranda), donde se luce Lino Frías, y el garabato Te olvidé, de Peñaloza y San Ildefonso; El gavilán, de Crescencio Salcedo; Mujer celosa, de Pacho Galán; El mochilón, de Efraín Orozco; Trópico, de Luis Carlos Meyer; Mi barquito marinero, de Juan Bautista Galán (porro), y Mi casita linda, de Juan Ospino (rotulado como guaracha-porro). Un pregón, no tan famoso como el de Simons, autoría de Antonio Saladén: El pregón del enyucao

Meyer, el Rey del Porro y quillero también,
antecedió a Pinedo como difusor cultural, en el Méjico de la década de 1940.

No solo música costeña: también versionó Bésame, morenita, un bambuco de Álvaro Dalmar. Los arreglos, en fin, de Severino Ramos y el resto del repertorio que le escogió Rogelio Martínez sellaron la suerte del hombre de Rebolo. Hubo asimismo temas que no se registraron en disco, sino que se ejecutaron en programas radiales, como el ya citado Entre palmeras.

Luego vienen los premios, las películas, las giras… Pero esta parte de la carrera de El Almirante del Ritmo es muy conocida. Resumiendo: Graba con Cortijo (coros de Ismael Rivera), con la orquesta de Tito Rodríguez (quien lo admiraba). Prueba de ello es el elepé, donde Pinedo vuelve a poner la cuota nacional con Kalamarí, de Lucho Bermúdez, y el bolero Corazón, de Rafael Roncallo Vilar.
Muchos viajes: Venezuela, Argentina, Perú, Nueva York, etc. 

Aunque cantante invitado, Tito le cedió la carátula;
cosa que no hizo don Rogelio Martínez

En Puerto Rico, con Tommy Olivencia intenta algo que pocas veces ha funcionado: convertir paseos vallenatos en salsa. Se trata de Mi salvación, de Poncho Zuleta, y Déjenme quererla, de Marcos Díaz. Mejor le fue, sin embargo, como cantante de salsa: el elepé trae un número que hizo también la Sonora Ponceña: Yaré
En esa misma línea, pero mucho antes, cantó nada menos que con Cortijo: Micaela. Un caso curioso es el del cóver Enamorada de un amigo mío. Canción original de Roberto Carlos, cuya versión bailable salió con la Sonora Magtancera (Perú, 1967); mas al parecer no pegó, sino décadas después, a propósito de un homenaje al cantante barranquillero. Enamorada de un amigo mío.


En fin, bastaría el capítulo matancero (13 números nacionales, de un total de 49 grabados más 5 en vivo) para considerar a Nelson Pinedo el cantante más trascendental que hemos tenido. Mas su nombre se unió al de otros artistas, a su vez imprescindibles en el ámbito de la música latina.

lunes, 8 de agosto de 2016

Ya tú ves, Patricia: boleros judiciales

Foto artística, por BurlyQNel.

En el centenario del Inquieto Anacobero, vale la pena recordar una escandalosa historia que tuvo relación con él, aunque no protagónica.


Mee en sus años de la Armada, con la esposa, Mary Dixon,
quien no ignoraba que andaba con un mujeriego. Life, 5-5-1947.

Habana, años cuarenta.

Los elementos de la historia son muy prometedores: un veterano de la armada en la Segunda Guerra (33 años) y una bailarina exótica (Toledo, Ohio; 22 años), romance y yate particular. John Lester Mee, neurótico y fantasioso, según Life; y Patricia Schmidt, artísticamente "La Sátira". Mee tenía domicilio en Chicago y afición por las bailarinas, pues su esposa era una rubia colega de Patricia, lo mismo que otra de sus preferidas: Lorraine De Wood, alias "La Tirana Diabla". En la Ciudad de los Vientos se conocieron, Mee le prometió matrimonio y le facilitó su ida al Caribe.

Pues bien, en enero del 47 están en La Habana. Patricia no ahorra en gastos, confiada en el respaldo de John. A él no le funcionaba el negocio de pasajeros que había montado con el bote, de modo que la relación no iba mejor.


Patricia en el juicio. Foto de Juan Manuel Miralles,
ganadora de premio en 1947. 

La cosa desembocó en su trágico fin el 8 de abril. Patricia, por las peleas, tenía a mano una Derringer 22, con que hirió a John en el cuello*. Cinco días después murió. Vino el juicio, en noviembre; la condena a prisión, que alcanzó a durar dieciocho meses, cuando el mismo presidente Grau San Martín la perdonó, con indulto de octubre de 1948.

La suerte de las mujeres de Mee fue paradójica. Según una fuente, Patricia volvió a Chicago, ganándose la bicoca de $ 3000 mensuales; mientras que la viuda ganaba... la quinta parte. La Tirana también cosechó, pasando de los clubes de Milwaukee.


Sin el patetismo de la toma cubana,
esta es la imagen que dio Life de Patricia.

Ecos de un crimen.

Luego del hecho lamentable, el caso excitó el sensacionalismo de los medios cubanos y gringos; con una diferencia, al parecer: los locales eran benévolos con Patricia, mientras que los extranjeros hurgaban sin escrúpulos. Hubo reportaje en Bohemia; incluso una adaptación de Guantanamera, donde se narraba la historia de Sátira, cantaba por el propio compositor en su programa radial.

En casa, el 8 de octubre, luego del problemita.

Bueno, ¿y Daniel?

Ya vimos la interesante aportación de un bandoneón al conjunto matancero: 

Patricia 

Santos la absuelve, concediéndole la legítima defensa. El tema va muy bien con el ambiente tanguero de la pieza.
Hay una segunda parte, no tan buena, esta vez con el respaldo del Conjunto Casino: 

Ya tú ves, Patricia


Es un canto de victoria sobre la adversidad. Una despedida. Las dos composiciones de El Jefe cubren la escandalosa fama de la bailarina, que luego volvería al anonimato en su país. Todo muy periodístico...

Ñapa. En el mismo sencillo, por la otra cara, repite Santos con una obrita suya. El mismo tema: de abogado de los caídos, esta vez en beneficio de una Elvira, manzanillera:

Elvira, la manzanillera

El número es un apóstrofe al presidente, de modo que uno puede imaginarse al Anacobero en un tribunal, encargándose de la defensa rítmica de su cliente.

*Una versión distinta.