miércoles, 24 de junio de 2020

La verdad de Joe Arroyo

El genial Joe Arroyo es fuente de anécdotas musicales muy singulares. La presente demuestra que segundas partes sí pueden ser buenas, aquí entendido como versiones. Vamos a ver. Rebelión, el número insignia de Joe, en verdad es la refundición de El mulato, que estrenó su tocayo Joe Urquijo, en 1978. El cuento es interesante y lo echó el propio Urquijo, cuando murió Arroyo.



Arroyo y Urquijo coincidieron no solo en el nombre artístico

Arroyo tenía guardadas tres composiciones (El mulato, María y Mi cariño no espera), sin visos de usarlas por cuanto no cuadraban bien con el formato de la orquesta de Fruko, su patrón. Se las pasó a Urquijo, con la condición de que, por cuestiones contractuales, figuraran a nombre de la entonces compañera del compositor, Adela Martelo.


En Soy la ley, Urquijo se saltaba las leyes que atan los artistas a una disquera.

En todo caso, Urquijo pegó su versión en el Perú y Arroyo se antojó de hacer lo propio en Colombia. Algo pasó, porque Arroyo se demoró ocho años en batear con su propia Rebelión.
Pero este cuento tiene otra derivación: Jaime Andrés Monsalve señala que el arreglo de Enrique Aguilar, que grabó Urquijo, recuerde el de Plantación adentro. Lo cual reconoce Urquijo, admitiendo que incluso metió un indio en la historia de El mulato.

En fin, dos versiones de una misma inspiración. Pero no pasó solo el tiempo: en la segunda toma, intervino toda la magia creadora de Arroyo, traducida inigualablemente en el arreglo de ese otro grande que es Chelito de Castro.

Ñapa. Esta historia es bien conocida. El añadido es un dato curioso. Hay quienes dicen que Rebelión fue censurada, mochándole las partes que hablan mal de los españoles, supuestamente por orden real. Sería una anécdota maravillosa de esta canción clásica. Sea como fuere, hay que dar vueltas en internet para hallar la versión íntegra, de 6:14. 

Fuente. Cultura, contracultura y recontracultura: Urquijo, el otro Joe

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