La obra de Rubén Blades da para varios capítulos de crónica
o, en este caso, para varias entradas de un blog. Una de sus joyas, acaso
opacada por otras más populares, es Tiburón, aparecida en Canciones del
solar de los aburridos (1981), título cuya factura es indudablemente del
panameño.
Época feliz en que ambos daban palo al Tiburón: luego Colón ha dado palo a Blades por varios motivos. |
Tiburón es una metáfora del imperialismo yanqui en el
Caribe y, siendo el primer corte del disco, hizo que el trabajo no sonara mucho
en la radio de Nueva York[1].
Según el propio compositor, es la canción que más problemas le ha traído,
haciéndolo sospechoso de comunismo y enemistándolo con la comunidad cubana de
Miami[2].
El álbum, sin embargo, no quedó enteramente censurado, como lo sugiere su
nominación al Grammy de 1983, en la categoría Mejor grabación latina[3].
La grabación del elepé ocurrió en junio y julio de 1981, en
Nueva York[4].
El tiburón seguía rondando las playas del Caribe, pues Juan Formell lo registró,
con Los Van Van, en su canción Qué palo es ese,
del álbum Qué pista (1983).
Palo son es la etiqueta que lleva la canción de Formell. |
Un verso de Blades dice "pa que no se coma nuestra hermana El Salvador", que andaba en los principios de una guerra civil y cuyo Gobierno contó con el apoyo de los Estados Unidos. Formell no es menos explícito cuando advierte: "mi palo, palo pa que aprenda a respetar a El Salvador".
Mas la metáfora no es propia de ninguno de los dos citados genios musicales, sino más bien de un doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, Juan José Arévalo, presidente de Guatemala (1945-51), que denunció el problema en su Fábula del tiburón y las sardinas: América latina estrangulada (1956).
Ñapa: en 2003, el argentino Vicentico nos sorprendió con su versión de Los caminos de la vida, mientras que poco o nada se dijo de su Tiburón.
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