Ocurre a menudo preguntarse sobre los giros raros del
idioma, pero no es corriente, o no debiera, que lo más trillado nos plantee
dudas, siendo moneda corriente. Pues preguntados sobre nuestro tradicional acomídase, nos quedamos casi que en blanco.
Primero fue comedirse
Arrancando desde atrás, en sentido lexicográfico, acudimos
al Tesoro covarrubiano (1611), donde hallamos solo la entrada comedido, que
no transcribimos para no privarlos de ver otros usos tipográficos (la ese
larga, la u consonántica, las abreviaturas), así como para molestar un poco a
los ortorrígidos. Hela pues aquí:
Los muchachos que escriben q' pueden aducir en su favor este venerable ancestro. |
El comedirse allí
asentado vale exactamente lo que nuestro acomedirse.
No hay devaluación ni falsificación de moneda.
Viene luego el académico Diccionario
de autoridades (1726-39). En un siglo, en la península ha cambiado el
sentido como aquí no lo ha hecho en cuatro. Veamos:
Ya no dan la etimología covarrubiana, pero sí sus equivalentes latinos. |
Pasando ahora al Diccionario
de construcción, tenemos lo siguiente. Asienta Cuervo una distinción
semántica, a saber, que el sentido fundamental de medir sirve de base a dos
metáforas, siendo la una que la moderación excluye el exceso, y la otra que el
pensamiento consiste en cotejar una cosa con la unidad. Además que las
construcciones reflejas son anteriores a las activas. Un ejemplo gracioso: ¿Pues qué hay en los calvos malo? / Tu
sinrazón se comida / y no los quieras culpar.
Cuervo principia su entrada estudiando el verbo, primero en
su construcción activa, luego en la refleja. Sigue con el participio, en el
sentido de "moderado, atento, cortés". Aquí preguntamos: si las reflejas son
anteriores a las activas, por qué no procedió en el orden histórico.
En este punto advierte Cuervo de una aplicación especial del
participio que ha dado origen a una acepción distinta, que no es otra que la
que ya traía Covarrubias, en el sentido de anticiparse a hacer algo. La cita
clásica, y medio pícara, es la siguiente: le vi en disposición, si acababa
antes que yo [su pan], se comediría a ayudarme a lo que me quedase.
No queda claro, habida cuenta de la existencia de la construcción
refleja, por qué Cuervo aduce el participio pasivo para explicar un cambio de
sentido.
Nada dice Cuervo allí de nuestro acomedirse, pero sí lo hará en sus Apuntaciones:
Trata Cuervo de los verbos con prefijo a- (latín ad), con valor intensivo, o ya equivalentes a los simples. En vida de Cuervo el DRAE no registró el uso común, americano y peninsular. |
La conclusión es que, según Cuervo, acomedirse vendría siendo un
americanismo reciente, posterior al siglo XVII.
Comedirse por aquí
Veamos, a propósito, cómo era el uso de comedirse en América.
Fernández de Oviedo, en 1535: Llevándole por su flaqueça en una silla
assentado algunos negros (…) é por le contentar é que los otros que le eran
inferiores se comidiesen á haçer lo mismo por su exemplo.
Un lugar de Sahagún (1576-7) es bien claro: La condición del buen sobrino es
comedirse a hazer lo que conviene sin que nadie se lo mande.
Ahora Garcilaso, en 1605: Guardando entre ellos este enojo de tanta
importancia, ni Sanjurge quiso llamar el cirugiano ni el cirugiano quiso comedirse a ir a le curar, aunque supo que estava herido.
El Tesoro guaraní de Ruiz de Montoya (jesuita limeño, publica en 1639) va más lejos, dándonos el régimen. Allí pone: comedirse, ofrecerse el mismo. Yo me comedía a hazerlo, etc.
Puede verse el esfuerzo que representaría la composición tipográfica del Tesoro. |
Improvisando algo de Dialectología, tendríamos: Fernández de Oviedo era
madrileño (1478), pasó a América en 1513; volvió a Europa en el 23, pero le
alcanzó la vida para darse cinco rodaditas por el Nuevo Mundo.
Sahagún era de un pueblito ídem en León (ca 1499). Pasó a América en 1529, donde se consagró a las cuestiones mejicanas. No volvió.
Garcilaso (1539) fue un mestizo hijo de un capitán español (extremeño).
Bilingüe, viajóa la Corte en el 60. Como el anterior, pero al contrario, tampocovolvió. Lo que importa es que su dialecto sería extremo-madrileño-cordobés.
Ruiz de Montoya era limeño (1585). Pasó por la Corte fugazmente, moviendo
un pleito. No es fácil precisar su dialecto español, pues su padre sevillano
murió tempranamente.
Todo esto para mostrar que comedirse, en el sentido que ha venido a llamars
americano, era ya parte del español peninsular; por lo menos en Madrid, León,Extremadura, Córdoba y puede que en Sevilla. El toledano Covarrubias (1539)
lo sabía y lo puso en su Tesoro. Los señores académicos lo sacaron de
circulación por dos siglos. Cada cual saque sus consecuencias.
Acomedirse en los diccionarios
En el DRAE aparece nuestro sentido del verbo, si bien en su forma ibérica,
apenas en la 14.a edición, en 1914. En la 15.a, del 25, ya aparece la forma yel sentido, con marca de americanismo. En la entrada comedir le da tambiénel sentido americano, en la última acepción.Como dato curioso, apuntamos que acomedirse aparece en el Diccionario valenciano-castellano, por José Escrig, en 1851. Seco, de manera inexplicable para una obra que presume de actual, no trae el americanismo, ni le da a comedirse la última acepción del DRAE.
¿Y entonces?
Repasando la entrada en Covarrubias, así como los pasajes aducidos,
podemos concluir que todo el americanismo de acomedirse consiste en la aprotética.
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