Morales y Zuleta, protagonistas de la más famosa piqueria. Foto: El Heraldo. |
Glosando los elementos constitutivos del vallenato, Egberto
Bermúdez[1]
señala la canción tópica y los cantos de escarnio, documentados universalmente,
pero de importancia en ciertas partes de África, donde sirven para el control
social. Es natural, por ello, su existencia en géneros musicales
afroamericanos. El vallenato no es la excepción. Ahora bien, Bermúdez supone
que la tradición llegó a la Costa atlántica de la mano de los trabajadores
antillanos, entre ellos jamaiquinos, en la época de la explotación bananera. La prueba está a la mano,
para cualquier conocedor del vallenato: en La gota fría, la más conocida de las piquerías vallenatas, Emiliano Zuleta llama
“negro yumeca” a Lorenzo Morales. "Yumeca" era la forma local de decir jamaican.
Bermúdez ubica los duelos musicales cantados en varios estilos musicales del Caribe. En Trinidad, por ejemplo, se llaman picong (del francés piquant). En las canciones del piké, baile del big drum de Carriacou (Granada), también existen estos textos de escarnio y control social. Sugiere allí el parentesco lingüístico con la piqueria vallenata.
En fin, las pruebas de la africanía de la piqueria parecen concluyentes,
pero no está de más pensar en un desarrollo propio, habida cuenta de la
presencia africana aquí.
Los estudiosos de la décima, sin embargo, van por otro lado. Para Maximiano Trapero, la décima es una forma culta española
que se hizo popular, reservándose la exclusividad casi en los duelos poéticos de
cantores. Dichos desafíos se llaman generalmente piques y porfías;
particularmente piquerías [con hiato], en Colombia[3]. No se olvide que “pique” también está documentado en los cantos vallenatos: en Rumores, Lorenzo Morales afirma “no conozco el pique que me tiene Emilianito”.
La teoría puede resumirse en una décima del poeta cubano
Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí:
Viajera
peninsular,
¡cómo te has
aplatanado!
¿qué
sinsonte enamorado
te dio cita
en el palmar?
(estribillo)
Que ya me
voy de tu pradera
que llorando
me voy por ti,
tú no te
olvides de mi
aunque
mañana me muera.
Dejaste viña
y pomar
soñando caña
y café
y tu alma
española fue
canción de
arado y guataca
cuando al
vaivén de una hamaca
te diste a
El Cucalambé.
(estribillo).
La primera
cuarteta del texto seguro nos suena de otra parte, pues la aprendimos de boca
de Albita Rodríguez, en La
parranda se canta.
En guajiras cubanas o en paseos vallenatos, la décima es recurso común. |
Ñapa. En el Diccionario francés, hallamos la entrada pique, cuyas acepciones son: “Pelea, desacuerdo entre personas que se han ofendido. Lesión de la autoestima, manifestación de susceptibilidad. Palabra cáustica, pronunciada para herir, para pinchar vivamente”. Además, ponen dos sinónimos:
[1] Bermúdez,
E. (2004). ¿Qué es el vallenato? Una aproximación musicológica. Ens.: Hist.
Teor. Arte, Volumen 9, Número 9, p. 11-62.
[3]
Trapero, M. (1996). El libro de la décima. La poesía improvisada en el mundo
hispánico. Universidad de las Palmas de Gran Canaria.
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