domingo, 29 de octubre de 2017

La cocaína y la música, viejas amigas

En la música.

Para quienes crecimos ya en vigencia de la Guerra a las drogas de los gringos, el consumo de la cocaína puede parecer algo reciente.
Por eso llama la atención que el Trío Matamoros le dedique una canción, precisamente a La cocainómana. Un son de la autoría del propio Miguel, grabado en 1-8-1934. Tema que no perdía actualidad cuando Silvio Rodríguez la versionó. Del mismo tema es Maldita droga, (J. P. Miranda) bolero del conjunto de Arsenio. Si tal era la queja en las Antillas, lo mismo pasaba en tierra firme: la yerba fue legal en el Norte hasta 1937, luego era muy normal que, en 1928, Armstrong la llamara por uno de sus nombres en Muggles (Armstrong-Hines); a la cual corresponde este Cocaine Habit Blues, de 1930. El famoso trompetista fue uno de los primeros músicos en ser arrestado por consumo de drogas. De entonces data la idea de que el consumo mejora la ejecución de los músicos (Till).
Un consejo reciente para alejarse de las drogas lo vocalizaron Jossie Esteban y Vico C. Blanca es composición del rapero puertorriqueño.




En la vida.

La cocaína se conoció como producto legal en la segunda mitad del siglo diecinueve, etapa de dominio peruano de la producción. Cambia el siglo, presentándose dos hechos nuevos: una actitud hostil al químico y un desplazamiento de la producción al extremo Oriente. La cosa terminó de complicarse con la criminalización del producto. 
El tráfico de drogas está penalizado en Cuba desde 1919, en virtud de convenios  internacionales (Sáenz).
Sublette, citando a Cirules, registra el ingreso de los colombianos al negocio: en 1945, la isleña Aerovías Q principia la operación en aeropuertos militares, con permiso de Grau. La ruta era La Habana-Camagüey-Barranquilla-Bogotá, una vez a la semana. Yendo hacia arriba, la cocaína se cargaba en Medellín. Gootenberg vagamente cita, para 1943, el rumor de viajes de Aerolíneas Q a Los Andes, con el producto, claro.

Sáenz Rovner documenta el arresto de los hermanos Herrán Olózaga en La Habana. Año, 1956; producto, heroína. La cosa tenía antecedentes: en 1957, las autoridades les allanaron un laboratorio en Medellín que procesaba cocaína, al menos desde 1952. Ya desde 1939 había sospechas de ilegalidad respecto de la Farmacia Unión, de Rafael Herrán, en dicha ciudad. De la misma década datan algunos desvíos de la droga en varías partes del país. Dato interesante: en 1942, se detuvo al primer dueño de cabaret por vender estupefacientes en su local. En la rumba bogotana ya había, pues, cocaína, morfina y opio.


Eduardo Balarezo fue capturado en Nueva York, en 1949,
con la colaboración de la Policía peruana. Foto: Gootenberg.

En la Península hubo un escándalo que alcanzó la persona del dictador Primo de Rivera, quien tenía una protegida, ramera y vendedora de drogas.

Fuentes.

Cirules, Enrique. El imperio de La Habana. Letras Cubanas, 1999. 
Gootenberg, Paul.Andean Cocaine: The Making of a Global Drug. The University of North Carolina Press, 2008

Sáenz, Eduardo. La conexión cubana. Narcotráfico, contrabando y juego en Cuba entre los años 20 y comienzos de la Revolución. Universidad Nacional de Colombia, 2005.

Sáenz, Eduardo. Ensayo sobre la historia del tráfico de drogas psicoactivas en Colombia entre los años 30 y 50. Iberoamericana, IX, 35 (2009), 93-104.
Sublette, Ned. Cuba and Its MusicFrom de First Drums to the Mambo. Chicago Review Press, 2004.
Till, Rupert. Pop Cult: Religion and Popular Music. Continuum, 2010.

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