Los números mencionados, como es notorio, comparten la característica de trascender el tema de la fiesta, refiriéndose a realidades muy sensibles.
La salsa llegó.
Cubierta, de estética muy discutible. Sentado, el cantante Humberto Muriel González, Huango. A su lado Tony, la mascota de Fruko. |
La década de 1970 fue fundamental para la aclimatación de la salsa en el país. Protagonista de dicha época es la orquesta Fruko y sus Tesos, que desde muy temprano venía cosechando éxitos. Principiando con el álbum Tesura (1970), de esos primeros discos se recuerdan números como A la memoria del muerto, La cara del payaso, Mosaico santero, El ausente, Tania y El caminante.
Tesura
Un clásico nacional.
Llega, pues, El grande (1975). La primera posición le correspondió al hoy clásico Manyoma; a El preso le tocó la B2. Grabada un 26 de febrero, en horas de la tarde, con el compositor a bordo.
Arroyo, Fruko y Saoko. La orquesta siempre tuvo vocalistas destacados. |
¿Cómo surgió la inspiración? Álvaro Velásquez (1946-2014) era antioqueño, como Fruko. En entrevista a César Pagano, el autor contó la anécdota. No tenía nombre, en principio. Gildardo Montoya, director artístico de Codiscos, sugirió El preso, como la de Daniel Santos. De Velásquez son dos estrofas; el coro y los pregones son de Luis Carlos Montoya, arreglista de Fuentes. Cuenta el compositor, simpáticamente, que como no sabía escribir música, le cantaba la idea de la canción con el mismo ritmo del paseo vallenato Río crecido. De paso, se queja de no haber recibido las regalías que esperaba, en vista del éxito universal de su obra.
¿Quién era el preso? Un amigo del compositor, condenado por traficar yerba, en los puros principios del narcotráfico.
El preso
Fruko la entiende como un mensaje de esperanza para los reclusos, incluso liberadora. Reconoce, asimismo, que allí pueden oírse partes del Jala jala, de Ricardo Ray, a quien admira.
También circuló en sencillo, junto con Los charcos. |
Otros presos.
Uno de los autores apócrifos del tema. |
La versión de Tommy Olivencia, vocalizada por Paquito Guzmán (1978):
El otro gran himno de los presidiarios, el de El Jefe:
Otro capítulo carcelario, en la voz de Alci Acosta:
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