Dos descubrimientos musicales simultáneos: la Súper Típica de Pancho Cristal y la dirección musical de Gonzalo Fernández.
El cuento lo cuenta Cristal en las notas del álbum de 1976. Dos décadas atrás, Cristal armó su primera orquesta cubana en NY, bajo la batuta de Gilberto Valdés y Antar Dali. La agrupación tocaba en el hotel Belvedere y en el Ateneo Cubano. Cristal ya estaba cuando la fiebre de las charangas en el Palladium: Pacheco, Barretto y Palmieri. Se acabó el Palladium, pero el sonido de las típicas siguió en el ambiente y entonces (cuando escribe Cristal) había unas diez agrupaciones de dicho formato. Ahí se le ocurre hacer lo que había hecho Pacheco con Fania: una selección de músicos para grabación. Todo cuajó cuando Pupi Legarreta llevó a Fernández a las oficinas de Cristal. Gonzalo Fernández era nativo de Las Villas (Cuba) y había recorrido la ruta de los exiliados: Méjico y Europa, pero también África, para venir a medirse a la plaza donde estaban los durísimos, los "comecandela". Fernández supo abrirse camino en la Gran Ciudad. Don Gonzalo hizo todos los arreglos, excepto los de Recuerdos de Borinquen, a cargo de Paquito Pastor.
Bajo su dirección estuvieron: Chombo Silva, Pupi Legarreta, Eddie Drennon, Carlos Quian, Alfredo de la Fe, Aurelio Parada, George Brown, Noel DaCosta, Jonathan Abramowitz, Abraham Norman, Gail Clay, Lewis Kahn, Pat Dixon, Nina Simone, Carl Ector, Deena Leff, Juan Vivar, David Pérez y Víctor Venegas, sección de cuerdas. Rolando Valdés y Oswaldo Martínez, güiro; Gil Suárez y Elio Osacar (Sonny Bravo), piano; Cándido Camero y Nelson González, tres; Orestes Vilató y Nicky Marrero, timbales; Julito Collazo, Julián Cabrera y Patato Valdés, tumbadora; don Gonzalo, flauta; Roberto Torres, Víctor Velázquez, Vicente Consuegra, Chico Álvarez, Willy el Baby, Adalberto Santiago, Raúl Alfonso, Roberto Rodríguez y Ronnie Baro, voces.
José Arteaga se topó a don Gonzalo en 2016. Lo había oído antes en Picunina (Carlos Zulueta), Estoy a mil (Legarreta), Lo saen (Carlos Valdez) y Cara de Llanta (Yoyo Bastidas). La investigación de Arteaga lo pone a nacer en Sagua la Grande, 1930. Según cuenta Legarreta ,lo recomendó para la América, de Ninón Mondéjar. Luego se fue a París. Se quedó allí, más bien: Fernández sería uno de los primeros desertores de la Revolución, ese verano de 1959. París pintaba mejor que La Habana y don Gonzalo aprovechó la demanda, trabajando incluso con un grupo de origen colombiano, Los Merecumbé Boys. Dirigió la orquesta Keur Samba en la película Les ennemies (1962: hacen Vaya pa ti en 17:05).
Don Gonzalo en su salsa, literalmente.
Los contactos africanos de Arteaga ubicaron a Don Gonzalo trabajando con Le Grand Kallé y Manu Dibango en L'African Jazz, luego Team. Del All Stars afrocubano tenemos el disco con los nombres de los músicos: Kallé-Don Gonzalo- Dibango.Grabó un disco, Don Gonzalo y sus Guajiros, donde aportó la composición El montunito. Acudiendo al llamado de sus colegas para aprovechar la bonanza de NY, don Gonzalo participó en un interesante proyecto del percusionista martiniqués Henri Guédon*, Cosmozouk Percussion (1974).
Guédon en la vanguardia y, allí, don Gonzalo.
Dejó pues a París y en NY lo pusieron en contacto con Pancho Cristal. Aparte de su trabajo con la Súper Típica, participó en el estreno de Mike Pérez y su Típica New York (donde Eddie Martínez arregló Ni la sombra, de Félix Reyna). En la onda experimental de Guédon, don Gonzalo vino a reforzar el conjunto de los hermanos González, grabando con el Nuevayorquino el doble Concepts in Unity** (1975). Arteaga sospechaba que C'est la vie, mon cher era aportación de don Gonzalo a la orquesta de Larry Harlow. Pero no hace falta: ese número, de Martha Jean Claude, ya lo había hecho la Aragón, en 1970, y Luisín Landáez, en 1972. La lista del "free lancing" de don Gonzalo ya la hizo Arteaga, de la cual entresacamos el elepé Los dos mosqueteros, donde la flauta lleva el papel protagónico. En tarima, destaca el concierto Lo dice todo, celebrado en el Avery Fisher Hall (7-3-1977), donde se dejó ver con una decena de violinistas, Charlie Palmieri y Cachao. El fin de don Gonzalo no está muy claro: algo que va de un problema muscular propio de los instrumentistas de boquilla hasta el abuso de drogas, terminando en opaco músico de iglesia.
Don Gonzalo y Ramón Cabrera, dos cubanos homenajean a Cartagena.
*Al personaje se le atribuyen dos aportes considerables a la escena latina de París: llevar los ritmos afrocubanos y, luego, la salsa.
**Allí se le acredita flauta y saxofón. Datos clave: tocó en Méjico con la América hasta 1958; fue a París por dieciséis años, donde también tocó con la orquesta Típica Palmera (que no aparece en el buscador de Gladys Palmera). Al final, "Currently free lancing in New York".
***Es una lástima que el cine francés no usara la música como el mejicano: la fracción musical que apenas se escucha en la película apareció también en el sencillo Starway - 1005, titulada Vaya pa ti.