Entre los jazzistas gringos, el primero que
parece interesarse por lo afrocubano es Dizzy Gillespie. En efecto, trabajaba
con Alberto Socarrás en 1938, no solo como trompetista, sino como maraquero. Allí
conoció la clave, según confesión propia.
Luego viene Bauzá, a quien Gillespie no
dejaba dormir con sus pesadillas, por la misma época. Por él ingresó a la
orquesta de Calloway, a tiempo que lo interesaba más en la importancia de la
música afrocubana.
Calloway grabó, a instancias de Bauzá, unos temas de
orientación latina (Chili con conga, fox-trot conga; Vuelva, bolero son; grabados
el 17 de octubre de 1939). Gillespie, el baterista Cozy Cole y Bauzá ensayaban
ritmos cubanos en sus ratos libros. Dizzy, pensando en el futuro, le confesaba
a su compañero que, cuando tuviera su banda, incorporaría percusión cubana.
El elemento cubano.
Uno no puede menos de pensar que la convivencia física de estos grandes músicos es una metáfora de la esencia del jazz afrocubano.
Uno no puede menos de pensar que la convivencia física de estos grandes músicos es una metáfora de la esencia del jazz afrocubano.
El propio Dizzy lo dijo: los negros gringos
fueron privados de sus tradiciones, hasta el punto de que se les prohibió tocar
sus tambores. Luego se les evangelizó y, en consecuencia, musicalmente
produjeron spirituals. Los cubanos no, y tuvieron que enseñarles a sus hermanos
del norte qué hacer con las “tom-tom things”, como Dizzy llamaba las congas.
Pues bien, cuando formó su banda, acudió a
Bauzá para que le recomendara un conguero. El elemento era Chano Pozo, como
todos saben. A principios de 1947, Chano llega a la escena de Nueva York, de la
mano de Miguelito Valdés y Bauzá.
Chano había tocado ya en La Habana con el
cuarteto de Jazz del pianista Mario Santana.
La discografía.
El 29 de septiembre de 1947, el Carnegie Hall de Nueva York ofrece un
concierto histórico. Dizzy Gillespie con Chano Pozo, junto con el bongosero
Lorenzo Salán, interpretan Cool Breeze,
Relaxin’ at Camarillo, One Bass Hit, Wearness, Salt Peanuts, Cubana Be-Cubana-Bop,
Hot House, Toccata for Trumpet, Oop-Pop-a-Da y Things to Come. Del repertorio, Cubano Be-Cubano-Bop se considera una de
las actas de nacimiento del jazz afrocubano. El 22 de diciembre, Gillespie y
Pozo graban Cool Breeze, Algo bueno y Cubano-Be Cubano-Bop, con la voz de
Chano. La pieza resulta de la colaboración entre Gillespie, Pozo y George
Russell.
Cubana Be
Manteca
Tin tin deo
Ya en 1948, de gira por Europa, se presentan en
París los días 20, 22 y 28 de febrero; siguiendo a Lyon y Marsella. Sábese, por la tapa de un disco,
que Chano salía de la penumbra, desnudo el torso, cargando su conga y empezaba
a cantar.
Cubana Be
El 27 de diciembre
de 1947, Chano y Diz estrenan juntos, en el Town Hall: Tin
tin deo (una rumba de Pozo llamada O-Tin-Tine-O) y Manteca, tema que se constituirá como tercer pilar de
la trilogía fundacional del jazz afrocubano, tras Tanga (Mario Bauzá) y Cubana Be-Cubana Bop.
Manteca
Tin tin deo
En el mismo mes, Stan Kenton graba cuatro números con ritmo completo: Carlos
Vidal (congas) Jack Costanzo (bongos) José Mangual (timbales) Machito (maracas):
Las tumbadoras de Chano aparecen en el tema Afro
Cuban Suite, un arreglo de Cubana Be Cubana Bop, con notoria parte
vocal afro.
Afro-Cuban Suite
De vuelta, reconocidos músicos como Fats
Navarro, Tadd Dameron, James Moody, Art Blakey, Ted Stewart y otros lo llaman para acompañarles en sus
actuaciones o para grabar.
Este número de Pozo, por alguna razón, no lo estrenó Gillespie. Apareció
en un disco de James Moody y los Modernistas, grabado el 25-10-1948.
Ya sin las vocales de Pozo, Gillespie lo ejecuta en 1951. En su remplazo
está Sabú Martínez, al parecer no por primera vez. Consultando las
discografías, la sesión de 29-12-1948 tuvo estas variantes: Joe Harris (congas) Sabu Martinez (bongos),
cinco piezas. Una de ellas, del propio Chano:
Rumbiando en Cuba, en su viaje del 88. |
Volviendo atrás, sabemos que Gillespie al fin forma su orquesta, hacia 1946, poniéndose al frente de la nueva onda del bebop. Por la época que graba los números afrocubanos, el bebop era ya tendencia, si bien de corta duración. Hacia 1950 deshizo el grupo, al parecer por cuestiones económicas.
Así termina la década del 40, clave para la historia de la música latina. Queda entonces por examinar qué pasó en la década siguiente, quiénes fueron los directores que siguieron la huella de Gillespie y quiénes los percusionistas continuadores de Pozo.
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