Acudiendo
tarde a la lectura de Lolita, encuentro una frase latina que parece haber hecho
zancadilla a un traductor.
Nabokov,
ya en su aristocrática infancia, poseía el inglés y el francés, a más de su
lengua materna. Exiliado con su familia en Inglaterra, estudió en el
cantabrigense Trinity College, primero Zoología y luego Eslavística y Romanística.
A pesar de dicha formación, no menudean las citas clásicas en la novela.
Pues
bien, el pasaje que vamos a comentar ocurre en la segunda parte, capítulo 18: O lente currite noctis equi! O softly
run, nightmares!.
Veamos
primero la frase latina. Es propia de Ovidio, Amores I XIII 37-40, si bien el
original no contiene la interjección.
illum dum refugis, longo quia grandior aevo,
surgis ad invisas a sene mane rotas.
at si, quem mavis, Cephalum conplexa teneres,
clamares: "lente currite, noctis equi!"
surgis ad invisas a sene mane rotas.
at si, quem mavis, Cephalum conplexa teneres,
clamares: "lente currite, noctis equi!"
Refiérese
a una dama que se le escabulle a su valetudinario consorte, tomando el carro
tempranito; pero que, de estar con su amante, rogaría a los caballos de la
noche que moderaran el paso.
Por
muy diverso motivo, HH clama por que los caballos del carro de CQ, que lleva
tiempo persiguiéndolo, vayan más despacio. De ahí que insista en la idea de que sus ‘pesadillas’
corran lentamente. Se ha notado, además, el juego de palabras nabokoviano noctis equi y night mares.
Erudición
aparte, veamos cómo traducen la frase inglesa en las dos traducciones
castellanas que conocemos. Principiemos por la de Tejedor: ¡Oh corred
suavemente pesadillas!. No se complica para nada, ni siquiera en ponerle la
forzosa coma del vocativo. Ahora pasemos a la de Roca: ¡Oh con qué lentitud
corren las pesadillas!. A más de la amplificación, nos aclara en nota al pie:
Frase latina que significa “¡Oh, con qué lentitud corren las yeguas de la noche!”.
Juego de palabras con las expresiones inglesas night mares, “yeguas de la noche”, y nightmares, “pesadillas”. (N.
del T.)
Permítasenos
aquí romper un florero por la lesa latinidad, con aditamento de ciertas
licencias intestinales de que da cuenta la Historia Patria. Principiemos por
que con semejante traducción de la frase latina lo hubiéramos rajado en latín
básico. Se supone que cualquier escolar europeo, más si da en traductor, conoce
la diferencia entre el imperativo y el indicativo latinos. Ahora bien, ¿de
dónde yeguas, señor traductor?. Eso le pasa por seguirle el juego a Nabokov con
sus night mares.
Que
el traductor no sepa latín puede ser muy normal en los tiempos que corren (currunt, currite, y ya casi conjugamos todo el plural…), pero esa traducción
amplificada de la frase inglesa no creemos que deba pasarse, precisamente
cuando alguien traduce del inglés. En este caso, el desconocimiento del latín
le hacen forzar una frase inglesa y destruir el juego del original.
Hay
más sobre la tradición de los noctis equi,
pero se dirá luego. Por ahora recomendamos estar pendientes de que no nos
ocurra lo del traductor citado, que sin duda aliquando dormitat.
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